Problemas funcionales del intestino

Los trastornos funcionales del intestino (TFI), la afección intestinal más frecuente, son un conjunto de síntomas digestivos crónicos que no están asociados a ninguna anomalía anatómica detectable.

Fecha de publicación 13 Octubre 2020
Fecha de actualización 04 Abril 2024

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 13 Octubre 2020
Fecha de actualización 04 Abril 2024

El síndrome del intestino irritable (SII) es el TFI más frecuente.

Los TFI engloban un conjunto de síndromes como el SII, estreñimiento, diarrea, hinchazón funcional y los TFI inespecíficos.

Sólo el SII afecta al 10 % de la población y se diferencia de los otros TFI por la presencia de dolor abdominal relacionado con estreñimiento, diarrea o una combinación de ambos. A menudo, viene acompañado por hinchazón abdominal y un nivel de estrés más elevado que el de la población general.

52% Solo 1 persona de cada 2 que ha padecido una enfermedad digestiva que implique a la microbiota establece la relación entre las dos

El Síndrome del intestino irritable (SII)

El Síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional gastrointestinal caracterizado por un dolor abdominal recurrente, asociado a cambios en la frecuencia o en la forma de las deposiciones, en ausencia de otros trastornos orgánicos. Según los criterios de Roma IV, el SII se clasifica en cuatro subtipos:

  • SII con estreñimiento predominante (SII-C),
  • SII con diarrea predominante (SII-D), - SII de hábito deposicional de tipo mixto (SII-M),
  • SII indeterminada (SII-I), es decir, que no se puede clasificar en los criterios de SII-C, D o M2.

Varias enfermedades psiquiátricas concomitantes, como la ansiedad, la depresión y la somatización son habituales en pacientes con SII.

El síndrome del intestino irritable (SII) es el más frecuente de los trastornos de la interacción intestino-cerebro, antaño llamados «trastornos funcionales intestinales».

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Los niños no están a salvo de los TFI

En los más pequeños, los TFI representan la causa más frecuente de consulta en los servicios de gastroenterología pediátrica. Se presentan cólicos del lactante, con problemas de regurgitaciones y estreñimiento, SII, así como otros trastornos funcionales menos caracterizados. Los dolores de barriga, las hinchazones, las diarreas o el estreñimiento a menudo están asociados con los TFI y pueden tener consecuencias importantes en la vida cotidiana del niño. El estrés y la ansiedad pueden impulsar o mantener determinados síntomas, especialmente los dolores.

Alteración de la comunicación entre el intestino y el cerebro

Todavía se desconocen las causas del SII. El riesgo de desarrollar SII puede multiplicarse por cinco después de una infección bacteriana que provoque diarrea aguda. Se evoca una disfunción en la comunicación entre el cerebro y el intestino relacionada con un desequilibrio de la flora intestinal. En la mayoría de los casos, se ha observado una (sidenote: Disbiosis La disbiosis no es un fenómeno homogéneo ya que varía en función del estado de salud de cada individuo. Se define generalmente como una alteración de la composición y funcionamiento de la microbiota, provocada por un conjunto de factores ambientales y relacionados con el individuo, que alteran el ecosistema microbiano. Levy M, Kolodziejczyk AA, Thaiss CA, et al. Dysbiosis and the immune system. Nat Rev Immunol. 2017;17(4):219-232. ) de las especies bacterianas que componen la microbiota, con menos bacterias favorables y más bacterias perjudiciales. Estas disfunciones serían las causantes de trastornos motrices del intestino: el tránsito se vuelve lento, se modifica la barrera intestinal y se desarrolla una ligera inflamación. Provocan una hipersensibilidad de la mucosa que hace que fenómenos habitualmente normales como el movimiento de los gases intestinales se vuelvan dolorosos.

¿Ha oído hablar de la «disbiosis»?

Consiste en la ruptura del delicado equilibro entre los miles de organismos de la microbiota y su relación con nuestro organismo.

Datos prometedores para los probióticos

En el caso de los adultos, las opciones de tratamiento incluyen, además de una alimentación controlada, la ingesta de antiespasmódicos, laxantes o antidiarreicos. En el caso de los niños, se eligen técnicas de relajación y de hipnosis que pueden aliviar los dolores. En ciertas ocasiones, también pueden recetarse antiespasmódicos. Para actuar sobre la microbiota, existen actualmente datos prometedores sobre probióticos, especialmente las (sidenote: Bifidobacterias Bacterias en forma de bastoncillo, en Y. La mayoría de las especies son beneficiosas para el ser humano. Se encuentran en el intestino humano, pero también en algunos yogures.

Estas bacterias:
- Protegen la barrera intestinal.
- Participan en el desarrollo del sistema inmunitario y ayudan a luchar contra la inflamación.
- Favorecen la digestión y mejoran los síntomas gastrointestinales. Sung V, D'Amico F, Cabana MD, et alLactobacillus reuteri to Treat Infant Colic: A Meta-analysis. Pediatrics. 2018 Jan;141(1):e20171811.  O'Callaghan A, van Sinderen D. Bifidobacteria and Their Role as Members of the Human Gut Microbiota. Front Microbiol. 2016 Jun 15;7:925. Ruiz L, Delgado S, Ruas-Madiedo P, et al. Bifidobacteria and Their Molecular Communication with the Immune System. Front Microbiol. 2017 Dec 4;8:2345.
)
y los (sidenote: Lactobacilos Bacterias en forma de bastoncillo, cuya característica principal es que producen ácido láctico. Por eso se habla de «bacterias lácticas».
Estas bacterias no solo están presentes en las microbiotas oral, vaginal e intestinal del ser humano, sino también en las plantas o los animales. Se pueden consumir en productos fermentados, por ejemplo, productos lácteos como algunos quesos y yogures, así como en otros tipos de alimentos fermentados como los pepinillos, el chucrut...
Los lactobacilos también se consumen en los probióticos, y algunas especies son conocidas por sus propiedades beneficiosas.   W. H. Holzapfel et B. J. Wood, The Genera of Lactic Acid Bacteria, 2, Springer-Verlag, 1st ed. 1995 (2012), 411 p. « The genus Lactobacillus par W. P. Hammes, R. F. Vogel Tannock GW. A special fondness for lactobacilli. Appl Environ Microbiol. 2004 Jun;70(6):3189-94. Smith TJ, Rigassio-Radler D, Denmark R, et al. Effect of Lactobacillus rhamnosus LGG® and Bifidobacterium animalis ssp. lactis BB-12® on health-related quality of life in college students affected by upper respiratory infections. Br J Nutr. 2013 Jun;109(11):1999-2007.
)
, así como los trasplantes fecales. Sin embargo, todavía deben realizarse pruebas clínicas a gran escala para confirmar cada una de estas opciones.

La microbiota intestinal

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Bibliografia