Enterocolitis necrosante del lactante: ¿virtudes protectoras de la leche materna y la microbiota intestinal?

ECN

La composición de la leche materna humana y el desarrollo de la microbiota intestinal durante las primeras semanas de vida parecen intrínsecamente relacionados entre sí e influyen en el riesgo de enterocolitis necrosante en los prematuros.

Fecha de publicación 23 Marzo 2021
Fecha de actualización 04 Marzo 2022

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 23 Marzo 2021
Fecha de actualización 04 Marzo 2022

La enterocolitis necrosante (EN), causa importante de mortalidad y morbilidad grave en los prematuros nacidos antes de las 32 semanas de gestación, es una enfermedad gastrointestinal compleja. Se desconocen los mecanismos subyacentes y el diagnóstico resulta difícil debido a la falta de síntomas específicos y pruebas disponibles. Sin embargo, algunos oligosacáridos de la leche materna ( (sidenote: Human Milk Oligosaccharide ) ), como la disialilacto-N-tetraosa (DSLNT), parecen tener efectos protectores. De ahí este estudio, centrado en las interacciones entre el perfil de HMO materno y el desarrollo de la microbiota intestinal del lactante, y su asociación con la aparición de EN.

Leche materna: un umbral crítico de oligosacáridos

La concentración de un solo oligosacárido, DSLNT, fue más baja en la leche materna recibida por los 33 lactantes con EN en comparación con los 37 controles emparejados. Un umbral de 241 nmol/ml permite predecir la EN en estos niños (sensibilidad y especificidad de 0,9); en una cohorte de validación, el 100% de los niños con EN resultaron correctamente clasificados, pero solo el 60% de los controles. No obstante, la cohorte estudiada era muy homogénea, con una sobrerrepresentación de las poblaciones caucásicas. Además, el umbral observado podría depender de factores genéticos, geográficos, étnicos o estacionales, lo cual señala la necesidad de estudios multicéntricos complementarios.

Retraso en la evolución de la microbiota

Por otra parte, la secuenciación metagenómica de las heces (n = 644) de un (sidenote: Secuenciación limitada a 48 lactantes por motivos económicos, ya que se obtuvieron numerosas muestras de cada niño. )  (14 EN y 34 controles) reveló una menor abundancia relativa de Bifidobacterium longum y una mayor abundancia de Enterobacter cloacae en los lactantes enfermos. El desarrollo de la microbiota se ve afectado por una baja concentración de DSLNT en la leche materna; esta no solo parece retrasar la evolución de la microbiota hacia los tipos de comunidades microbianas generalmente observados en los lactantes de mayor edad, sino que se acompaña de una menor abundancia de especies del género Bifidobacterium, una bacteria generalmente asociada a la buena salud de los prematuros.

¿Mañana, biomarcadores y probióticos?

Por último, un análisis de datos confirma la posibilidad de identificar a los lactantes con riesgo de EN en función de la composición de la leche materna recibida, siendo este criterio ligeramente superior a los perfiles metagenómicos de la microbiota. La combinación de estos dos criterios ( (sidenote: La concentración de DSLNT en la leche materna fue relativamente estable en el tiempo. )  + metagenoma antes de la enfermedad) permite discriminar entre los niños sanos y los niños con EN con una precisión del 87,5%.

Estos resultados revelan blancos potenciales para el desarrollo de biomarcadores, la estratificación del riesgo de enfermedad y estrategias de modulación de la microbiota que podrían prevenir la EN del lactante. No obstante, son necesarios más estudios, entre otros para comprender los mecanismos subyacentes: ¿será la modulación de la microbiota el único modo de acción de la DSLNT? O bien, ¿actúa directamente sobre el huésped, modificando la respuesta inmunitaria y reduciendo la inflamación que conduce a la necrosis?