¿Todavía no es «adulta» la microbiota intestinal a los 5 años?

Un estudio sueco demuestra que, a los 5 años, la microbiota intestinal (MI) se acerca a su configuración adulta, aunque sin llegar a la madurez. Las explicaciones que aporta sobre la dinámica de colonización de la MI subrayan la importancia de preservar la MI de las alteraciones durante toda la infancia.

Fecha de publicación 24 Junio 2021
Fecha de actualización 25 Octubre 2023

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 24 Junio 2021
Fecha de actualización 25 Octubre 2023

La colonización de la microbiota intestinal (MI) empieza al nacer, por contacto con los microorganismos de la microbiota vaginal de la madre en caso de parto por vía vaginal o con los microorganismos cutáneos de la madre y el entorno en caso de cesárea. Continúa progresivamente hasta los 2-3 años para formar, según diferentes estudios, una comunidad microbiana estable de tipo «adulto». Pero en ese momento, ¿ya terminó realmente el proceso de maduración de la MI? Un equipo de investigadores suecos estudió la dinámica de formación de la MI durante los cinco primeros años de vida en una cohorte de 471 niños (302 nacidos por vía vaginal y 169 por cesárea). Establecieron el perfil de la MI por secuenciación del gen del ARNr de 16S en muestras fecales obtenidas durante la primera semana de vida, a los 4 meses, a los 12 meses, a los 3 años y a los 5 años, y la compararon con la de las madres y la de adultos sanos. Principal resultado: la diversidad alfa (de las especies) de las muestras de los niños, representativa de la riqueza de su MI, a los 5 años fue sistemáticamente inferior a la de los adultos.

Una maduración escalonada que continúa en la infancia

Los autores midieron la prevalencia y la proporción de los principales taxones en cada edad estudiada, lo que les permitió observar que la MI se desarrollaba a velocidades diferentes según los niños, aunque con trayectorias relativamente similares. Su composición cambia con mayor intensidad entre los 4 y los 12 meses, en el momento de la diversificación alimentaria. El principal microorganismo colonizador es Ruminococcus gnavus, cuya participación disminuye progresivamente a partir de los 12 meses. Algunas arqueas como Methanobrevibacter y bacterias pertenecientes al género Christensenellaceae, típicas de la MI adulta, no aparecen hasta después de los 12 meses y continúan aumentando entre los 3 y los 5 años. Esta dinámica parece esencial para la maduración de la MI: cuanto más diversificada es la MI en los niños, más taxones «tardíos» y menos R. gnavus contiene. Ahora bien, los estudios ya demostraron que una MI pobre y un exceso de R. gnavus se relacionaban con diversas enfermedades (síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, enfermedades inflamatorias crónicas del intestino) y que la abundancia de Methanobrevibacter y Christensenellaceae, entre otros, se asociaba con una buena salud metabólica y un índice de masa corporal más bajo.

Un equilibrio que debe preservarse de las alteraciones

Sin emitir recomendaciones por el momento, los autores de este estudio ampliamente difundido en la prensa indican la gran sensibilidad probable de la MI a las alteraciones durante su formación, con efectos profundos sobre la salud. Sin embargo, algunas de sus observaciones relativas al impacto de factores tempranos sobre el desarrollo de la MI son sorprendentes. La toma de antibióticos durante el embarazo de la madre y el primer año de vida del lactante no afecta a la diversidad de la MI a lo largo del tiempo. En cuanto al tipo de parto, parece tener escasos efectos: si bien la diversidad de la MI de los niños nacidos por cesárea es más baja a los 4 meses que la de los niños nacidos por vía vaginal, se normaliza a la edad de 3 años. Por lo tanto, el desarrollo armonioso de la microbiota intestinal debería preservarse al máximo, probablemente más allá de los 5 años, para dar a los niños todas las bazas necesarias para un futuro sano.