Autismo: un protocolo de trasplante fecal con resultados prometedores

Un protocolo combinado intensivo basado en el trasplante de microbiota fecal produjo en niños con autismo una reducción significativa y a largo plazo de los trastornos gastrointestinales y conductuales asociados a la enfermedad. Aunque estos resultados son prometedores, aún requieren confirmación.

Fecha de publicación 25 Junio 2019
Fecha de actualización 06 Octubre 2021

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 25 Junio 2019
Fecha de actualización 06 Octubre 2021

 

En niños con trastornos del espectro autista (TEA) se observan frecuentemente tanto disbiosis intestinales como trastornos gastrointestinales. Partiendo de esta observación, un grupo de investigadores estadounidenses probó en un estudio anterior un protocolo terapéutico de trasplante de microbiota fecal (TMF) en 18 niños autistas de 7 a 17 años. En un nuevo estudio, presentan ahora la evolución de los síntomas de los participantes dos años después.

Un protocolo intensivo con resultados duraderos

El protocolo denominado Microbial Transfer Therapy (MTT) consistía en administrar vancomicina durante dos semanas consecutivas, seguido de un enema intestinal, dos días de TMF y luego dos ciclos de 7 a 8 semanas de dosis de mantenimiento de TMF junto a un tratamiento antiácido con omeprazol. Tras este primer ensayo de 18 semanas de duración, los síntomas gastrointestinales mejoraron en un 80% y los síntomas autistas disminuyeron ligeramente (dificultades de comunicación, comportamientos repetitivos, etc.). Estos resultados positivos se mantuvieron 2 años después: los trastornos gastrointestinales disminuyeron en un 58% en comparación al inicio del estudio. La severidad de la enfermedad, valorada por un especialista, también disminuyó significativamente: al principio del estudio, se consideraba que un 83% de los niños eran “autistas severos” mientras que al cabo de dos años sólo un 17% de los niños se mantuvo con este criterio, un 39% se situó en la categoría de “ligero a moderado” y el 44% restante ni siquiera los criterios diagnósticos de autismo.

Implantación de una microbiota más sana

El análisis de heces de 16 de los 18 participantes reveló que, en la mayoría de los niños, la diversidad bacteriana fue mayor a los dos años que después de las 18 semanas del ensayo inicial, signo de que el protocolo había proporcionado un entorno microbiano más sano que favorecía una mejora de los síntomas gastrointestinales y conductuales. Concretamente, la abundancia relativa de Bifidobacteria y Prevotella se multiplicó por 5 y 84 respectivamente. Se trata de una observación importante, ya que las bacterias del género Prevotella (generalmente deficientes en pacientes autistas) producen butirato, un ácido graso de cadena corta beneficioso para la mucosa intestinal. Sin embargo, tal y como indican los investigadores, hay que ser precavidos: a lo largo de los dos años de seguimiento, se produjeron cambios en 12 de los 18 niños (medicamentos, alimentación, complementos alimentarios…) y el efecto del omeprazol por sí solo podría explicar la mejora de los síntomas relacionados con la acidez gástrica. Será necesario llevar a cabo un ensayo aleatorizado doble ciego con una cohorte más grande para confirmar los resultados esperanzadores de este nuevo protocolo.