Posible confirmación del papel de la comunicación intestino-cerebro en la depresión

¿Podría estar relacionada la composición de la microbiota intestinal con la calidad de vida y la depresión? Un estudio realizado da los primeros apuntes sobre el perfil de la microbiota intestinal neuroactiva (o neuromicrobioma), nuevo campo de investigación en pleno desarrollo.

Fecha de publicación 09 Abril 2019
Fecha de actualización 04 Noviembre 2021
Photo : Depression: towards confirmation of a gut-brain dialogue?

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 09 Abril 2019
Fecha de actualización 04 Noviembre 2021

Como demuestra cada vez más el creciente número de investigaciones sobre el eje intestino-cerebro, las enfermedades mentales no implican exclusivamente procesos cerebrales. De hecho, un estudio belga-holandés acaba de establecer una relación entre la calidad de vida, la depresión y la composición de la microbiota intestinal.

¿Existen marcadores intestinales de la enfermedad?

Los investigadores secuenciaron el genoma de bacterias intestinales de dos cohortes belgas y holandesas (1054 y 1063 individuos respectivamente) después de que los participantes (algunos diagnosticados de depresión) completaran un cuestionario* sobre calidad de vida. Al analizar los datos bioinformáticos, establecieron una correlación entre la presencia de determinadas bacterias y la depresión: por ejemplo, encontraron una correlación positiva entre Dialister, Faecalibacterium, Coprococcus y la puntuación final de calidad de vida. Esto coincide con el hecho de que dos de estas especies son productoras de butirato, ácido graso de cadena corta menos abundante en personas depresivas. Otro resultado importante fue la disminución de Coprococcus y Dialister en pacientes depresivos de ambas cohortes (con o sin tratamiento antidepresivo). Estos dos géneros bacterianos podrían, por tanto, constituir posibles “psicobióticos”, es decir, probióticos capaces de promover una buena salud mental.

Un amplio abanico neuroactivo

Los investigadores también observaron que ciertas bacterias intestinales sintetizaban ácido dihidroxifenilacético (DOPAC), un metabolito de la dopamina que muestra una correlación positiva con la calidad de vida. Muchos otros compuestos** intervendrían en la interacción intestino-cerebro bajo la influencia de la microbiota intestinal. Entre ellos, cabe mencionar la serotonina, producida principalmente por Akkermansia, Alistipes, y Roseburia, que es la molécula más abundante en el tracto gastrointestinal. El GABA (ácido gamma-aminobutírico), otro neurotransmisor capaz de inhibir los impulsos nerviosos excesivos en las neuronas, desempeñaría también un importante papel neuroactivo ya que una de sus vías de síntesis era más activa en los pacientes depresivos de una de las cohortes. Falta explorar más a fondo estos nuevos hallazgos para comprender mejor los efectos del neuromicrobioma.

* cuestionario RAND de 36 preguntas con una puntuación de 0 a 100

** dopamina, acetilcolina, glutamato, acetato, propionato, butirato, histamina, quinurenina y p-cresol, entre otros