Enfermedad celíaca: Los inconvenientes de la dieta sin gluten
Eliminar el gluten de la dieta es imperativo en caso de enfermedad celíaca. Pero ¿cuáles son las consecuencias de un año de esta dieta sobre la microbiota y su funcionamiento? Un estudio inglés lo analiza. 1
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Acerca de este artículo
Cuando se hace el diagnóstico de (sidenote: Enfermedad celíaca Trastorno autoinmunitario que afecta principalmente al intestino delgado y se desencadena por la ingesta de gluten en personas genéticamente predispuestas. ) los pacientes se ven obligados a seguir una dieta sin (sidenote: Gluten (del latín gluten, que significa 'pegamento'): Sustancia nitrogenada viscosa que se forma después de la hidratación de la harina, a partir de ciertas proteínas (glutenina y gliadina) de los cereales, principalmente del trigo. ) de por vida. Sin embargo, se desconocen sus consecuencias sobre el funcionamiento del intestino y la microbiota que alberga. De ahí el interés de este estudio observacional, que evalúa la función intestinal y la microbiota de 36 pacientes celíacos antes y después de un año de dieta sin gluten, comparados con 36 controles sanos con una alimentación estándar.
2 o 3 Como en las otras enfermedades autoinmunitarias, la enfermedad celíaca es más frecuente en las mujeres, que se ven de 2 a 3 veces más afectadas que los hombres. ²
Antes de la dieta sin gluten
Los pacientes recién diagnosticados —que todavía no han iniciado su dieta sin gluten— se distinguen de los voluntarios sanos: más somatización, depresión, ansiedad, síntomas gastrointestinales, heces menos ricas en agua (-5 %). El equipo observa también:
- una proporción de agua del contenido del intestino delgado significativamente más elevada (+57 %), que podría tener relación con el efecto combinado de una absorción alterada (atrofia de las vellosidades), un aumento de la secreción (hiperplasia de las criptas) y un trastorno de la motricidad intestinal;
- y un tránsito más lento (+83 %), que podría explicarse por las lesiones de la mucosa, una inflamación que afecta a la motilidad, una hipoabsorción intestinal y un desequilibrio de las hormonas intestinales.
A falta de identificar una marca específica de la microbiota intestinal en la enfermedad celíaca, el equipo observa diferencias en algunos taxones bacterianos, algunas de las cuales podrían explicarse por la alteración de la función intestinal: la menor cantidad de la especie Blautia, por ejemplo, podría tener relación con el tránsito lento y con los cólicos elevados.
95%
La predisposición genética desempeña un papel clave en la enfermedad celíaca, que está fuertemente asociada a genes específicos del sistema HLA (sistema de autorreconocimiento en inmunología). La mayoría de los pacientes afectados por la enfermedad celíaca (alrededor del 95 %) expresan genes que codifican la proteína del complejo principal de histocompatibilidad (CPH) de clase II, HLA-DQ2. 3
20%
El origen autoinmunitario de la enfermedad celíaca se confirma por la presencia de autoanticuerpos séricos y por la asociación frecuente a otras enfermedades autoinmunitarias observada en el 20 % de los pacientes (dermatitis herpetiforme, tiroiditis, diabetes de tipo 1, cirrosis biliar primaria…). 4
Una dieta que pesa sobre la microbiota
Después de 12 meses de eliminación del gluten, el bienestar de los pacientes parece mejorar (menos somatización, menos ansiedad, pequeña mejoría del tránsito, menos síntomas…), aunque sin permitirles recuperar unos niveles comparables a los de los controles no afectados por la enfermedad celíaca. Esta constatación sugiere que la eliminación del gluten, aunque importante, no es un tratamiento suficiente por sí solo.
Un año de dieta, que elimina el trigo, pero también sus fibras (almidón resistente y arabinoxilano), tiene un impacto más bien negativo sobre la microbiota y las vías metabólicas: menos cantidad de bifidobacterias y, por lo tanto, de enzimas implicadas en la degradación del almidón y el arabinoxilano; mayor presencia de E. coli, Enterobacter y Peptostreptococcus, que dan lugar a un aumento de las funciones proteolíticas asociadas.
Estos desequilibrios persisten a pesar de un buen cumplimiento de la dieta, confirmado en la mayoría de los pacientes por la normalización de los anticuerpos antitransglutaminasa. Se hace esta constatación incluso a pesar de que la mayoría de los pacientes cumplieron estrictamente con la dieta, lo cual se confirmó mediante la normalización de los anticuerpos antitransglutaminasa, señal de una respuesta inmunitaria eficaz.
30%
El 30 % de los pacientes presentaron síntomas persistentes o agravados por la adopción de una dieta sin gluten. 1
14
Los «cereales que contienen gluten» (trigo, centeno, cebada, avena, espelta, kamut o sus cepas híbridas) y los productos a base de estos cereales forman parte de la lista de los 14 alérgenos considerados como los más importantes en lo referente a la reglamentación europea para el etiquetado de los alimentos. 5
Persistencia de los síntoma
1 de cada 3 pacientes refiere síntomas gastrointestinales persistentes e incluso empeorados por la dieta sin gluten.
Estos síntomas persistentes podrían tener relación con alteraciones específicas de la microbiota intestinal, independientes de la respuesta inmunitaria al gluten.
Los (sidenote: Ácidos grasos de cadena ramificada Ácidos grasos generalmente saturados que presentan una (o varias) ramas metiladas en la cadena de carbono. Estos ácidos grasos ramificados, componentes principales de las membranas bacterianas de numerosos géneros y especies, son raros en los tejidos humanos internos, pero están presentes en concentraciones elevadas en la piel y el unto sebáceo (sustancia blanca cérea) de los recién nacidos. En Estados Unidos, la dieta alimentaria, sobre todo el queso y los productos a base de carne bovina, aportarían alrededor de 500 mg/día. ) parecen correlacionarse con los síntomas, y la composición de la microbiota (sobre todo los géneros Bifidobacterium, Alistipes y Ruminococcus), con su persistencia.
Aunque es el único tratamiento actualmente existente en caso de enfermedad celíaca, la dieta sin gluten altera la microbiota y no corrige todos los síntomas. Por ello, los autores consideran la posibilidad de asociar prebióticos o simbióticos específicos con el fin de contrarrestar estos efectos negativos.
2. Malamut G, Cellier C. Place et bilan de la maladie cœliaque. Hepatogastroenterology, 2012;19:597-606.
5. EU Regulation No. 1169/2011 on the provision of food information to consumers (“INCO” Regulation)