¿Cuál es el papel de L. iners en la salud vaginal de las mujeres embarazadas?
La bacteria Lactobacillus iners está presente tanto en la microbiota sana como en la patológica, y desempeña un papel ambiguo sobre el cual un estudio realizado en mujeres embarazadas arroja nueva luz.
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Acerca de este artículo
Los diferentes perfiles de la microbiota vaginal
La microbiota vaginal se ha clasificado en cinco «tipos», denominados CST (community state types): tres CST favorables (dominados respectivamente por Lactobacillus crispatus, Lactobacillus gasseri y Lactobacillus jensenii), uno desfavorable y uno (CST III) dominado por L. iners, cuyo papel en la salud vaginal sigue siendo objeto de debate. De hecho, esta bacteria desempeña aparentemente un papel ambivalente: aunque parece formar parte integrante de una microbiota vaginal sana, paradójicamente también es abundante en condiciones patológicas y disbióticas, e incluso se ha relacionado con la colonización por estreptococos del grupo B durante el embarazo.
Más L. iners en las futuras madres sanas
Para comprender mejor la relación entre la flora microbiana y la salud vaginal, un equipo de investigadores chinos estudió el caso particular de mujeres embarazadas (tercer trimestre), sanas (34 mujeres) o no (61 mujeres con diabetes gestacional, complicaciones, infecciones, etc.).
Sus resultados ponen de relieve la persistencia del predominio de los lactobacilos y el mantenimiento de la diversidad alfa en todas las futuras madres.
50% El 50% de las mujeres embarazadas sanas presentan una microbiota vaginal dominada por L. iners.
57% El 57% de las mujeres embarazadas que padecen diabetes gestacional presentan una microbiota vaginal dominada por L. crispatus.
Sin embargo, los investigadores observaron que el tipo dominado por L. iners era menos frecuente en el grupo de mujeres enfermas (31,15%) que en el grupo de mujeres sanas (50%). Además, L. iners mostraba una mayor abundancia relativa (en porcentaje de especies presentes) en las mujeres sanas.
Por el contrario, el tipo dominado por la bacteria protectora L. crispatus era, paradójicamente, más frecuente en las mujeres que padecían diabetes gestacional o complicaciones maternas. Esta observación relativiza nuestra comprensión de la disbiosis vaginal, a menudo simplificada erróneamente como un mero desequilibrio entre bacterias «buenas» y «malas».
Modificaciones de las vías metabólicas
La mayor abundancia de L. iners en mujeres embarazadas sanas va acompañada de una sobreexpresión de vías metabólicas favorables para un embarazo saludable: por ejemplo, la biosíntesis de
(sidenote:
Tetrahidrofolato
coenzima derivada del ácido fólico que, entre otras funciones, interviene en la síntesis de bases nucleicas, purinas y pirimidinas, que constituyen los ácidos nucleicos (ADN y ARN) del material genético. El THF también
)
podría tener diferentes funciones (síntesis microbiana de folatos, estado ligeramente proinflamatorio).
Sin embargo, la mayor abundancia de esta bacteria en mujeres sanas también va acompañada de vías de síntesis de
(sidenote:
Glycosyltransferase
enzima de membrana que cataliza la unión de un carbohidrato a una proteína para formar una glucoproteína. En las bacterias patógenas, estas glucoproteínas están implicadas en diferentes etapas del proceso infeccioso.
Fuente: Tomás JM, Fulton KM, Twine SM et al. Generation of Null Mutants to Elucidate the Role of Bacterial Glycosyltransferases in Bacterial Motility. J Vis Exp. 2022 Mar 11;(181).
)
y resistencia a los antibióticos, en comparación con las mujeres enfermas. Estos mecanismos podrían reflejar la adaptación dinámica de la flora a un entorno inmunitario y hormonal característico del tercer trimestre de embarazo.
Utilice materiales visuales claros para explicar el papel de la microbiota vaginal, en particular la infografía «Women's microbiota: the missing piece in intimate health» (La microbiota femenina: la pieza que faltaba en el rompecabezas de la salud íntima)
7 cepas muy diferentes de L. iners
Un análisis más detallado revela que no todas las cepas de L. iners son iguales: entre las 7 cepas identificadas por los autores, 3 cepas asociadas a la vaginosis bacteriana (frente a 4 cepas asociadas a la buena salud) mostraron una mayor capacidad de formación de biopelículas, gracias a genes que codifican las proteínas implicadas. El equipo de investigadores también demostró que 5 de las 7 cepas identificadas (asociadas o no a la vaginosis bacteriana) inhiben el crecimiento de la bacteria patógena G. vaginalis, implicada en la prematuridad.
Estos resultados indican que L. iners podría ejercer un efecto protector, según las condiciones ambientales y las cepas implicadas. Así pues, una flora dominada por ciertas cepas de L. iners podría contribuir a la prevención de complicaciones relacionadas con la disbiosis persistente.
Según los autores, esta heterogeneidad, especialmente en lo que respecta a G. vaginalis, justifica investigaciones más profundas, sobre todo porque L. iners, probablemente por su flexibilidad metabólica, parece contribuir a la estabilidad del ecosistema vaginal en la población estudiada.