Redefinición de lo que es una microbiota vaginal sana a nivel mundial
¿Tenemos una visión excesivamente bacteriocéntrica y etnocéntrica de la microbiota vaginal? Este es el mensaje subliminal que pretende transmitir un artículo de opinión 1 firmado por un grupo de destacados científicos que abogan por que se realicen más investigaciones sobre la diversidad de la microbiota vaginal en todos los países del mundo y nos recuerdan el papel clave que desempeña dicha microbiota en la salud de la mujer, así como su función en la prevención de ciertas infecciones.
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Acerca de este artículo
La microbiota vaginal resulta esencial para la salud ginecológica. Sin embargo, la microbiota vaginal se distingue por una especificidad: mientras se considera que una microbiota es sana cuando es diversa, lo que caracteriza una flora vaginal sana es el predominio de lactobacilos.
Este predominio de lactobacilos, en particular de L. crispatus, se asocia hoy día a una mayor protección frente a determinadas infecciones, en particular las infecciones de transmisión sexual, así como a un menor riesgo de complicaciones durante el embarazo. lo que podría explicar que su predominio se haya convertido en la referencia actual para definir una microbiota vaginal sana.
Sin embargo, como señalan varios expertos internacionales en un artículo de opinión sobre la salud vaginal, la clasificación actual en 5 tipos (
(sidenote:
Community state types, tipos de comunidad microbiana (CST)
- CST I dominado por Lactobacillus crispatus,
- CST II dominado por L. gasseri,
- CST III dominado por L. iners
- CST V dominado por L. jensenii
- y el tipo CST IV, más diverso, que no está dominado por lactobacilos sino por un conjunto de bacterias anaerobias como Gardnerella, Atopobium, Prevotella y Finegoldia.
)
) tiene sus limitaciones, ya que no refleja todos los aspectos biológicos y funcionales de la microbiota vaginal. Los autores citan el estudio belga Isala, en el que el 10,4% de las participantes presentaban un predominio simultáneo de L. crispatus (CST I) y L. iners (CST III), lo que revela la posibilidad de que coexistan diferentes CST en algunas mujeres. Otra limitación es que esta clasificación explora muy poco el papel de los hongos, eucariotas, arqueas y virus.
Los datos proceden principalmente de países ricos
Para ilustrar su razonamiento, los autores se refieren a la vaginosis bacteriana diagnosticada mediante la (sidenote: Criterio de Nugent Sistema de criterio diagnóstico empleado para evaluar la vaginosis bacteriana según la presencia y la proporción de determinadas bacterias en una muestra vaginal mediante tinción de Gram. ) or the (sidenote: Criterios de Amsel Diagnóstico clínico basado en cuatro signos, a saber, pH de las secreciones vaginales superior a 4,5, prueba olfactiva positiva (olor fétido tras añadir un 10% de potasa (KOH)), presencia de células «indicadoras» (grandes células epiteliales recubiertas de bacterias) y flujo vaginal anormal. Al menos tres de estos signos deben estar presentes para que se diagnostique la VB. ) , Este diagnóstico adolece de sesgos, sobre todo geográficos.
La vaginosis bacteriana es una causa muy frecuente de flujo vaginal en las mujeres de edad reproductiva.
La prevalencia de la vaginosis bacteriana varía entre países y grupos poblacionales, pero se sitúa entre el 23% y el 29% según una reciente revisión sistemática y metanálisis de la prevalencia mundial en mujeres de edad reproductiva. La vaginosis bacteriana aumenta el riesgo de contraer y transmitir infecciones como el VIH y otras ITS y, si no se trata, puede provocar efectos adversos durante el embarazo 2.
En 2024, la OMS publicó un documento titulado Recomendaciones para el tratamiento de las infecciones por Trichomonas vaginalis, Mycoplasma genitalium o Candida albicans, la vaginosis bacteriana y el papilomavirus humano 3 (verrugas anogenitales) que incluye recomendaciones clínicas y prácticas actualizadas y basadas en la evidencia para el tratamiento de la vaginosis bacteriana.
¿Son reales la menor abundancia de lactobacilos y la mayor frecuencia de vaginosis en las mujeres de raza negra y latinoamericanas que viven en Estados Unidos en comparación con las mujeres de origen asiático o europeo, o se deben a limitaciones metodológicas? ¿Podrían las desigualdades socioeconómicas entre poblaciones explicar ciertas diferencias? ¿Qué podemos decir de los distintos comportamientos, como las duchas vaginales, un factor de riesgo reconocido de disbiosis vaginal? ¿Qué podemos decir también de las numerosas mujeres estadounidenses clasificadas como afroamericanas a pesar de que (más de) la mitad de sus antepasados eran europeos blancos?
A fin de cuentas, ¿qué sabemos realmente sobre la composición de la microbiota vaginal «sana» y equilibrada de las mujeres de distintos orígenes geográficos y étnicos?
Proyectos en todos los continentes
Los autores destacan la falta de estudios en países de renta baja y media, a pesar del creciente número de iniciativas que intentan colmar esta laguna:
- El Vaginal Human Microbiome Project (VaHMP, Proyecto sobre la microbiota vaginal humana) recopila datos sobre la flora vaginal de mujeres de distintos orígenes étnicos que viven en Estados Unidos;
- La base de datos VIRGO complementa los datos estadounidenses con los de seis países de distintos continentes;
- La Vaginal Microbial Genome Collection (VMGC, Colección de genomas microbianos vaginales) contiene datos de 14 países:
- El Vaginal Microbiome Research Consortium (Consorcio de investigación sobre la microbiota vaginal) incluye una sección dedicada específicamente a África y Bangladesh.
Otro enfoque es la ciencia ciudadana (contribución de los ciudadanos a la investigación sobre la microbiota vaginal en todo el mundo con un enfoque ascendente y local), como por ejemplo el proyecto Isala de los propios autores sobre la flora vaginal. Tras su éxito en Bélgica (más de 6.000 solicitudes recibidas para 200 voluntarias reclutadas), la iniciativa se ha ampliado a una red mundial que abarca varios continentes (América, África, Asia y Europa), fomentando la colaboración entre equipos.
Los autores consideran que estas iniciativas son necesarias para comprender mejor lo que es una microbiota vaginal «sana».
Xpeer: La microbiota en la salud íntima de la mujer a lo largo de la vida
Estos avances también podrían conducir a una mejor comprensión de las condiciones que favorecen el equilibrio de esta microbiota, en particular profundizando en el papel protector de ciertas especies como Lactobacillus crispatus y evaluando rigurosamente el valor de los probióticos este proceso.