El seguimiento de la evolución de la hepatitis B mediante el análisis de la microbiota es posible.

La progresión de la hepatitis B crónica hacia la cirrosis y el temido carcinoma hepatocelular va acompañada de una disbiosis intestinal específica de la etapa, revela un estudio en Frontiers in Microbiology1. Las firmas bacterianas asociadas podrían servir como biomarcadores para el seguimiento no invasivo de la enfermedad.

Fecha de publicación 13 Octubre 2022
Fecha de actualización 13 Octubre 2022

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 13 Octubre 2022
Fecha de actualización 13 Octubre 2022

Hoy se habla del "eje intestino-hígado". El hígado y los intestinos, que proceden de la misma capa germinal, están efectivamente conectados a nivel anatómico y funcional, en particular a través de la secreción biliar y el sistema portal hepático. Además, cada vez hay más pruebas de la asociación entre la hepatitis B y las alteraciones en la composición de la microbiota intestinal. Sin embargo, ningún estudio había explorado estos cambios a medida que la enfermedad progresa de crónica a cirrosis y a carcinoma hepatocelular.

Por ello, un equipo realizó un metaanálisis sistemático de los resultados de la secuenciación 16S (de bases de datos públicas) de muestras fecales recogidas de pacientes infectados por el VHB en todas las fases de la enfermedad hepática. Las firmas de la microbiota finalmente identificadas se validaron en cohortes independientes (23 pacientes con hepatitis B crónica, 20 pacientes cirróticos, 22 pacientes con carcinoma hepatocelular y 15 controles).

296 millones de personas vivían con hepatitis B crónica en el mundo en 2019.

820.000 muertes La progresión de la enfermedad ha provocado 820.000 muertes. Las regiones de África y del Pacífico Occidental, incluida China, están especialmente afectadas por esta plaga.

(sidenote: Hepatitis B WHO (2017) )

Firmas de microbiota dependientes de la progresión 

Los investigadores identificaron 13 géneros bacterianos que diferían en cada etapa de la enfermedad hepática, de forma consistente entre los conjuntos de datos públicos y las cohortes de validación. Mientras que los géneros Monoglobus y Colidextribacter estaban más presentes en los controles sanos, las especies pertenecientes a la familia Lachnospiraceae estaban específicamente aumentadas en la hepatitis B crónica, mientras que Bilophia estaba reducida. Los géneros Prevotella y Oscillibacter disminuyeron en la cirrosis, Coprococcus y Faecalibacterium en el carcinoma hepatocelular. Según los autores, estos resultados indican una disminución de los taxones clave de la microbiota intestinal en cada etapa de la enfermedad, y una disbiosis cada vez más pronunciada a medida que la enfermedad empeora. 


Sus análisis corroboran los resultados de estudios anteriores: Monoglobus, Colidextribacter y Bilophila se asociaron con la protección contra la inflamación y/o el daño hepático y Prevotella y Oscillibacter se encontraron disminuidos en la hepatitis alcohólica grave. Además, el Coprococcus y el Faecalibacterium producen butirato, cuya disminución se cree que altera la permeabilidad intestinal y aumenta la translocación de las bacterias promotoras del cáncer.

¿Nuevos biomarcadores no invasivos?

El uso de estos 13 géneros bacterianos revela un poder de diagnóstico que permite distinguir todos los estadios de la enfermedad, con diferentes grados de precisión (confirmado en datos de bases de datos y cohortes independientes). Según los investigadores, estas firmas microbianas podrían servir como biomarcadores para el seguimiento no invasivo de la hepatitis B, pero también podrían contribuir al desarrollo de terapias basadas en la microbiota intestinal.

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