Papel de las microbiotas vaginal, uterina e intestinal en la endometriosis

¿Causa o consecuencia? Aunque es difícil responder a esta pregunta, parece que la microbiota intestinal y las microbiotas del aparato reproductor de las mujeres que padecen endometriosis están implicadas en la patogenia de esta penosa dolencia.

Fecha de publicación 29 Junio 2021
Fecha de actualización 22 Febrero 2022

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 29 Junio 2021
Fecha de actualización 22 Febrero 2022

La endometriosis (EM) es una enfermedad inflamatoria que se caracteriza por la presencia de tejido endometrial fuera de la cavidad uterina y que afecta, según los estudios, a entre un 6% y un 15% de las mujeres en edad de procrear. Puede provocar dismenorrea primaria severa, una disminución de la fecundidad y la aparición de una masa pélvica, lo que puede mermar gravemente la calidad de vida de las mujeres. Aunque todavía no se entiende perfectamente la patogenia de la EM, es muy posible que la microbiota esté implicada. Algunas hipótesis sugieren un papel de ciertas endotoxinas inflamatorias presentes en la cavidad peritoneal, como el lipopolisacárido (LPS) bacteriano. Estas endotoxinas inflamatorias podrían intervenir en la reacción proinflamatoria y promover el crecimiento de la endometriosis.1

Lactobacillus vaginales por los suelos

Con el fin de profundizar en la hipótesis de la contaminación bacteriana, un equipo tomó muestras de la microbiota a lo largo del aparato reproductor de 36 mujeres con endometriosis (y 14 controles) intervenidas por un tumor benigno ginecológico. ¿Resultados? Disbiosis cada vez más pronunciada al ascender por el aparato reproductor, disminución de Lactobacillus en la microbiota vaginal que aumenta al ascender hacia el endometrio y (sidenote: UTO Para Unidades Taxonómicas Operativas, que reúnen individuos filogenéticamente cercanos )  específicas desde el moco cervical que se refuerzan en el aparato genital superior (muestras de endometrio y líquido peritoneal). Esta alteración de la microbiota a lo largo del aparato reproductor tiende a indicar una posible participación de determinadas bacterias en la patogenia de la EM.

¿Cuál es el papel de la microbiota intestinal?

Sin embargo, la EM está lejos de limitarse a síntomas ginecológicos: hasta el 90% de las pacientes con endometriosis también presentan síntomas gastrointestinales.2 Dos estudios, uno realizado en Suecia2 (66 pacientes con EM y 198 controles emparejados) y otro en Shanghái3 (12 pacientes con formas moderadas a severas de EM y 12 controles), se interesaron por la relación entre la microbiota intestinal y la EM: la (sidenote: Diversidad alfa Número de especies que coexisten en un medio dado. )  y, en menor medida, la (sidenote: Beta diversity Tasa de variación de la composición de especies, calculada comparando el número de taxones únicos en cada ecosistema. )  de las microbiotas de las pacientes eran inferiores a las de los controles. Además, las abundancias relativas de taxones bacterianos diferían. En el estudio chino, Prevotella dominaba en el grupo de pacientes, mientras que Coprococcus se imponía en los controles; algunas funciones microbianas (tratamiento de la información ambiental, sistema endocrino y sistema inmunitario) estaban exacerbadas en las pacientes con EM. Las concentraciones séricas de hormonas (sobre todo de estradiol) y de factores inflamatorios (en especial, IL-8) eran significativamente más elevadas en las mujeres con EM.3 Por último, se detectaron correlaciones entre la abundancia de Blautia y Dorea, y la concentración de estradiol, y entre la abundancia de Subdoligranulum y la concentración de IL-8.3 Por lo tanto, existen asociaciones entre la microbiota intestinal, las hormonas séricas y los factores inflamatorios en las mujeres con EM.

¿Estrógenos o pista inflamatoria?

La EM es una enfermedad estrogenodependiente,2 en la que las pacientes afectadas presentan generalmente concentraciones séricas elevadas de estrógenos.3 Ahora bien, la microbiota intestinal, en especial Ruminococcaceae y Clostridia, podría alterar las concentraciones séricas de estrógenos, modulando la reabsorción de los estrógenos excretados por la bilis que acaban por penetrar en el intestino.3 Otros autores mencionan el papel regulador de la microbiota intestinal en los procesos inflamatorios fuera del aparato gastrointestinal.2 En otras palabras, si bien se han observado correlaciones y se han propuesto hipótesis, todavía no se han dilucidado los mecanismos realmente implicados. No deja de ser cierto que estos tres estudios resaltan la implicación de las microbiotas de los aparatos reproductor y digestivo en la EM, lo cual permite esperar una mejora del diagnóstico y tratamiento de las mujeres afectadas.