Flora, microbiota y microbioma: falsos amigos y auténticos sinónimos

La lengua es como la moda. Lo que estaba en boga hace veinte años ya es obsoleto… ¡hasta que quizás se invierta la tendencia! Antaño muy utilizado, el término de «flora» (implícitamente, la flora intestinal) dio progresivamente paso a las microbiotas en plural, porque las hay no solo en el intestino, sino también en la nariz, la boca, la vagina, la piel... Sin embargo, esta palabra no debe confundirse con el microbioma… Profundicemos en un debate que no es solo semántico.

Fecha de publicación 10 Diciembre 2021
Fecha de actualización 10 Agosto 2023

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 10 Diciembre 2021
Fecha de actualización 10 Agosto 2023

En cuanto nos adentramos en lo infinitamente pequeño que habita en nuestro cuerpo, invariablemente surgen palabras del vocabulario que no se han definido claramente… o que no se utilizan correctamente. Comencemos pues por plantear algunas definiciones.

De la antigua flora...

El término de «flora» sin duda es el más antiguo. En general, se refería al aparato digestivo (se hablaba de flora intestinal) y designaba, según el diccionario médico Larousse, al «conjunto de microorganismos presentes normalmente en el intestino». En aquel entonces, se pensaba que esta flora contenía sobre todo bacterias1. Por lo tanto, cuando se escribía «flora», se hacía referencia, en general, a la población bacteriana que habita en nuestras entrañas.

… a la microbiota actual

La ciencia seguía progresando y esta visión de la «flora» resultaba demasiado simplista. Por una parte, nuestro aparato digestivo está lejos de albergar solo bacterias: viven ahí también virus, hongos (incluidas levaduras), parásitos...2

(¡pues no, la orina no es estéril!) —por citar solo algunos— poseen cada uno una «flora»...3

Por ello, poco a poco se ha impuesto otro término, el de «microbiota», que abarca sin ambigüedad todas las comunidades de microorganismos (no solo las bacterias). Hay que añadirle siempre un adjetivo que precise su localización (microbiota cutánea, bucal, etc.). Porque, evidentemente, cada una de estas microbiotas tiene su propia composición. 

¿Y el microbioma?

A veces, la diferencia pende de un hilo, o más bien de una letra. Una sola letra separa la «microbiota» del «microbioma». Sin embargo, estos dos términos son falsos amigos. El primero designa la población establecida en una determinada zona del organismo (bacterias, virus...), mientras que el segundo se refiere a una realidad muy diferente: el material genético de esta comunidad tomada en su conjunto, es decir todo lo que sus microorganismos son capaces de hacer (producir moléculas, fabricar determinados tipos de membranas). Es un poco como si se pusieran todos los microorganismos de una microbiota en una batidora para olvidar cada individualidad y considerar solo el material genético de esta sopa de microorganismos. Si tuviéramos que compararlo con un pueblo, la microbiota sería la lista de los habitantes, y el microbioma, la lista de lo que todos los individuos colectivamente saben hacer (fabricar pan, construir una casa...).

 

¡Cuidado con las confusiones!

El problema es que la lengua inglesa utiliza a menudo sin distinción «microbiota» y «microbioma». De manera que algunos artículos traducidos a partir de trabajos publicados en inglés confunden los dos términos... Ahora le hemos dado las armas necesarias para distinguirlos.