En las terapias con antibióticos en niños o en adultos, el médico puede recomendar el consumo de probióticos para evitar las diarreas.
Se sabe que el período de lactancia influye en el desarrollo de una flora intestinal con una buena composición. En consecuencia, adquirir una microbiota equilibrada desde el nacimiento permite evitar ciertos trastornos (asma, alergia, etc.).
La disbiosis es el reflejo de un desequilibrio de la microbiota, que se debe a modificaciones cuantitativas y cualitativas de la composición de la flora bacteriana. Tiene consecuencias nefastas para el hospedador que pueden propiciar el desarrollo de ciertas enfermedades.
Actualmente, en el tratamiento de algunas enfermedades (diarrea asociada a los antibióticos, síndrome del intestino irritable, gastroenteritis), se puede actuar sobre la flora intestinal con el fin de volver a equilibrarla con microorganismos beneficiosos (bacterias, levaduras).
En parte, el equilibrio de la flora intestinal está relacionado con los hábitos alimentarios. Un buen régimen alimentario (especialmente rico en fibras o pobre en grasas) favorece la subsistencia de una microbiota diversificada, de calidad y permite su buen funcionamiento.
Encontramos microbiotas en diferentes partes del organismo: piel, tubo digestivo, aparato respiratorio, aparato genitourinario, etc.
Ya ha surgido la hipótesis de la función de la microbiota intestinal en el desarrollo de determinadas enfermedades neurodegenerativas. En la enfermedad de Parkinson, podría provocar una infección crónica del intestino por la bacteria Helicobacter pylori, que altera el eje de comunicación intestino-cerebro. En el autismo, se han detectado desequilibrios de la microbiota (disbiosis) en los niños enfermos, que alteran los intercambios entre el intestino y el cerebro. En otros casos, como en la enfermedad de Alzheimer, la microbiota constituye una prometedora línea de investigación para descubrir la causa de estas enfermedades.
Es posible modular la microbiota, motivo por el que se buscará estimular el crecimiento de las especies microbianas favorables mediante el consumo de prebióticos o bien suministrar microorganismos benéficos mediante el consumo de probióticos. En paralelo, es importante un buen régimen nutricional (rico en fibras, pobre en grasas, etc.). En algunos casos, se utilizará un trasplante fecal para actuar sobre la microbiota y corregir la disbiosis (por ejemplo durante una infección por Clostridium difficile).
El término “flora intestinal” es el término antiguo y utilizado comúnmente para denominar a la microbiota intestinal. Los dos términos tienen el mismo significado.
Los probióticos son microorganismos vivos específicos que, si se administran en suficiente cantidad, tienen un efecto beneficioso para la salud. Los prebióticos son fibras que constituyen sustratos y que permiten el crecimiento de las bacterias beneficiosas de la microbiota. Los probióticos y los prebióticos tienen efectos complementarios.
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