Alergias alimentarias

Las alergias alimentarias, un fenómeno en constante evolución, siguen siendo difíciles de tratar. Pero el descubrimiento de la importancia de la microbiota en su desarrollo ha permitido introducir nuevos tratamientos. 

Fecha de publicación 13 Octubre 2020
Fecha de actualización 08 Noviembre 2021

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 13 Octubre 2020
Fecha de actualización 08 Noviembre 2021

Las alergias alimentarias son una disfunción del sistema inmune, que reacciona de manera anormal después de ingerir un alimento determinado. A este alimento, que normalmente es inofensivo para el organismo, se lo denomina «alérgeno». Afectan a un 3 % de la población general y a un 5 % de los niños.

Numerosos alimentos pueden provocar alergia

Hay muchos productos que pueden provocar alergia alimentaria y estos difieren según la edad y los hábitos alimenticios de la persona. Las páginas web gubernamentales actualizan continuamente la lista de alérgenos identificados. Mientras que los niños presentan más sensibilidad a los huevos, la mostaza y la leche de vaca, los adultos son más sensibles a los crustáceos y moluscos, a ciertos frutos o incluso a la soja.
A diferencia de la intolerancia alimentaria, los síntomas de una alergia alimentaria aparecen repentinamente: pueden ser de índole digestivo, respiratorio o cutáneo. El edema de Quincke, una crisis asmática o una reacción anafiláctica constituyen una urgencia vital.

Desequilibrio de la microbiota

No se ha explicado por qué determinados alimentos provocan una reacción inmune inadecuada. Algunos estudios han permitido vincular estos fenómenos alérgicos a una alteración de la microbiota: todos los pacientes alérgicos tienen una microbiota diferente a la de las personas sanas. El estudio de la disbiosis en las personas afectadas ha demostrado que hay ciertas bacterias responsables del desarrollo de hipersensibilidad a las proteínas alimentarias.

¿Prevención con probióticos?

Aunque el tratamiento principal de las alergias alimentarias es evitar los alimentos que la provocan, numerosos estudios sugieren que una modulación de la microbiota mediante probióticos y prebióticos podría evitar el desarrollo de las mismas.