Los azúcares simples alteran nuestra microbiota intestinal

Un equipo de investigadores descubrió un nuevo efecto dañino de la glucosa y la fructosa sobre una bacteria conocida por sus beneficios en nuestra flora intestinal: un argumento más a favor de la reducción del consumo de azúcares añadidos en nuestra dieta.

Fecha de publicación 26 Marzo 2019
Fecha de actualización 27 Diciembre 2021
Actu GP : Sucres rapides : des perturbateurs bactériens dans nos intestins

Acerca de este artículo

Fecha de publicación 26 Marzo 2019
Fecha de actualización 27 Diciembre 2021

La OMS recomienda que, tanto en niños como en adultos, los “azúcares libres” no representen más del 10% de la ingesta energética diaria. Entre ellos se encuentran la glucosa, la fructosa y la sacarosa (azúcar blanco), presentes de forma natural en la miel, jarabes, zumos, concentrados de fruta, azúcar de mesa, y también como aditivos en muchos alimentos procesados. En ausencia de fibra, presente sobre todo en las frutas enteras y las verduras, estos azúcares simples provocan un aumento de la glucemia y, por tanto, del riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

“Inactivación” de una bacteria

Sus efectos irían más allá de su simple absorción en el intestino delgado. Un grupo de investigadores estadounidenses descubrió que la glucosa y la fructosa, dos azúcares especialmente abundantes en la dieta occidental, podían alterar el crecimiento de una bacteria presente en grandes cantidades en la flora intestinal de personas con un peso equilibrado y con buena salud: Bacteroides thetaiotaomicron, llamada así debido a que algunos de sus componentes se asemejan a las letras griegas “theta”, “iota” y “ómicron”. La fructosa y la glucosa son capaces de inactivar la producción de una proteína fabricada por B. thetaiotaomicron, que favorece el correcto desarrollo de la bacteria en la microbiota intestinal.

Efecto directo en los genes

Este estudio, realizado in vitro y en ratones, confirma lo que otros investigadores habían postulado: la glucosa y la fructosa pueden llegar al colon, sede principal de la flora intestinal. El hallazgo verdaderamente nuevo del presente estudio reside en la forma en que podrían llegar a desequilibrar la microbiota, no sirviendo como fuente de energía para ciertas bacterias dañinas, sino alterando directamente algunos genes bacterianos, como sucede por ejemplo con B. thetaiotaomicron. Los resultados de este estudio, dulces a los oídos de quienes denuncian los riesgos de los azúcares añadidos para la salud, confirman la importancia de un aporte de fibra suficiente y regular que atenúe estos efectos dañinos.

Old sources

Bibliografia :

GE Townsend, Dietary sugar silences a colonization factor in a mammalian gut symbiont, Proc Natl Acad Sci U S A. 2019 Jan 2;116(1):233-238

    Véase también