La microbiota nasal: la primera línea de defensa de los bebés
¿Por qué el catarro puede ser leve para un bebé, mientras que para otro se convierte en bronquiolitis? En un nuevo estudio se ha revelado que la respuesta no es solo el virus, sino el ecosistema microbiano de la nariz, que actúa como la primera línea de defensa del sistema inmunitario.
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Acerca de este artículo
Todos los padres conocen bien la cascada de acontecimientos: un poco de tos y mocos puede progresar rápidamente hasta convertirse en una infección de oído avanzada o, incluso peor, en una bronquiolitis. Llevamos mucho tiempo culpando al virus, pero en un nuevo estudio fundamental publicado en Nature Communications 1 se expone que, a menudo, el virus es solo el primer acto. El auténtico drama comienza en la comunidad de la (sidenote: Microbiota ORL Se trata de la comunidad concreta de microorganismos (bacterias, hongos y virus) que viven en las regiones interconectadas de las orejas, la nariz y la garganta. Este ecosistema difiere del de la microbiota intestinal y desempeña un papel directo y crucial en la inmunidad local y la salud respiratoria. ) del bebé, la compleja comunidad de bacterias de la nariz y la garganta que sirve como primera línea de defensa del sistema inmunitario. Gracias a esta investigación, se amplía el contexto para comprender la salud respiratoria durante el importantísimo primer año de vida.
El desencadenante vírico de la colonización bacteriana
Los investigadores acompañaron a 300 bebés desde su nacimiento, haciendo un meticuloso seguimiento de su salud y analizando más de 2400 muestras nasales. Los datos revelan la existencia de un mecanismo claro: una infección vírica, ya sea causada por un rinovirus común o por el virus respiratorio sincicial (VRS), altera profundamente el entorno del sistema respiratorio.
El virus respiratorio sincicial (VRS)
Causa 3,6 millones de hospitalizaciones al año y unos 100 000 fallecimientos de niños menores de 5 años. ²
Se demostró que la presencia de un virus en el organismo del bebé aumentaba las probabilidades de que se produjera una (sidenote: Colonización bacteriana Es la presencia y la proliferación persistentes de bacterias en la superficie de un anfitrión (en las fosas nasales, por ejemplo) sin causar signos clínicos de enfermedad. Es un requisito previo necesario para que se produzca una infección, pero no es lo mismo que esta; representa un estado portador asintomático. ) con Haemophilus influenzae en un 44 % y con Streptococcus pneumoniae en un impresionante 83 %.
En el caso de los bebés que ya tenían la bacteria S. pneumoniae, una infección vírica casi cuadriplicaba su (sidenote: Densidad de colonización Es la medida cuantitativa de la carga bacteriana, o el número de ejemplares de una bacteria concreta presente en una muestra, por oposición al simple resultado de presencia o ausencia. Una gran densidad de colonización puede aumentar el riesgo de que un microorganismo patógeno pase de ser un colonizador inofensivo a una infección activa. ) , lo que creaba un entorno de alto riesgo de enfermedad invasiva.
Y esta es la idea más significativa del estudio: el virus no solo ayuda a las bacterias dañinas, sino que sabotea activamente a los microorganismos beneficiosos que las mantienen a raya.
En el análisis se identificaron especies protectoras específicas, como Corynebacterium, que suelen evitar que los microorganismos patógenos se impongan. Los datos mostraron que una infección vírica causa una pérdida directa de estas bacterias beneficiosas, y su eliminación es lo que les abre la puerta a la colonización a los microorganismos patógenos.
En un giro inesperado, las mismas infecciones víricas se asociaron a un 55 % menos de probabilidades de infectarse con Staphylococcus aureus, lo que pone de manifiesto lo específicas y complejas que son estas interacciones microbianas.
Establecer un sistema inmunitario resistente para los bebés
En este trabajo se destaca que una microbiota ORL sana no es opcional, sino un componente fundamental de la inmunidad en los primeros años de vida.
De hecho, la composición de la microbiota nasal de un bebé era un factor de predicción de una futura infección bacteriana más preciso que los factores de riesgo clínico estándar. El establecimiento de este ecosistema proviene del
(sidenote:
Exposoma
En 2005, en un artículo publicado en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, el Dr. Christopher Wild definió por primera vez el exposoma como «la totalidad de las exposiciones a las que está sometida una persona desde la concepción hasta la muerte. Se trata de una representación compleja y dinámica de las exposiciones a las que está sujeta una persona a lo largo de toda su vida, entre las que se incluyen el entorno químico, microbiológico, físico, recreativo y farmacológico, el estilo de vida o la alimentación, así como las infecciones».
Fuente
)
, en el que factores como la lactancia desempeñan un papel clave en la inoculación y nutrición de las especies beneficiosas.
Entender estas dinámicas microbianas tempranas es esencial, ya que asientan los cimientos de la salud respiratoria a largo plazo y pueden influir en el riesgo futuro de padecer enfermedades como infecciones recurrentes y asma.