Los asombrosos efectos de la menopausia sobre las microbiotas
Los signos de la menopausia son bien conocidos: sofocos, cambios de humor, sequedad vaginal, etc. Sin embargo, no son más que la punta del iceberg, según un estudio 1 que exploró la relación entre el descenso de las hormonas sexuales y las microbiotas oral, vaginal e intestinal.
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Acerca de este artículo
¿Cómo alteran los cambios hormonales propios de la menopausia la composición de la microbiota oral, intestinal y urogenital? Para responder a esta pregunta, un equipo de investigadores españoles analizó más de 100 estudios sobre el tema.
El 26% de las mujeres del mundo tienen más de 50 años (un 10% más que en 2011) ²
+21 años Esta es la esperanza de vida media de una mujer de 60 años²
Su análisis, publicado en la revista npj Women Health, 1 muestra que el descenso de las hormonas sexuales (estrógenos y progesterona) altera considerablemente las mucosas y tiene múltiples repercusiones en las distintas comunidades bacterianas del organismo. Y esto no deja de tener consecuencias para la salud.
45 a 55 años Esta es la edad en que comienza la menopausia en la mayoría de las mujeres³
Entre el 20 y el 25% de las mujeres posmenopáusicas padecen trastornos severos que afectan a su calidad de vida⁴
Microbiota oral
La cavidad bucal es una zona del cuerpo en la que los cambios relacionados con la disminución de estrógenos son especialmente notables. Además de los cambios en la mucosa que alteran las comunidades microbianas, se produce una reducción de la cantidad y calidad de la saliva, la cual se vuelve más ácida.
Estos dos cambios pueden favorecer la inflamación y la colonización de la flora bucal por bacterias patógenas. Esta microbiota alterada u desequilibrada aumenta el riesgo de lesiones y enfermedades como la candidiasis (proliferación de Candida albicans), la gingivoestomatitis (inflamación de las encías) o la queilitis angular o boqueras (inflamación de las comisuras labiales).
La microbiota ORL
Microbiota vaginal
El descenso de los estrógenos provoca una disminución de la concentración de glucógeno –el alimento preferido de los lactobacilos– en las células de la pared vaginal. Estas bacterias suelen ocupar una posición dominante en la microbiota vaginal donde producen ácido láctico, que acidifica la vagina e impide la proliferación de patógenos.
Al disminuir la abundancia relativa de lactobacilos, la vagina se vuelve menos ácida y aumenta la diversidad bacteriana. Es lo que se conoce como la «paradoja de la menopausia». Este desequilibrio de la flora vaginal abre la puerta a procesos inflamatorios o infecciones recurrentes, como la vaginosis bacteriana y puede contribuir al cáncer de endometrio. También puede provocar sequedad persistente.
La microbiota vaginal
Microbiota intestinal
Los estudios realizados hasta la fecha no han permitido determinar si la disminución de estrógenos afecta al equilibrio de la microbiota intestinal. Sin embargo, lo que sí sabemos es que las mujeres posmenopáusicas tienen una menor abundancia de bacterias de la familia Ruminococcus, algunas de las cuales producen ácidos grasos de cadena corta ( (sidenote: Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25. ) ). que tienen efectos beneficiosos. También tienen más Prevotella y Sutterella, dos bacterias asociadas a la obesidad.
Este desequilibrio de la flora intestinal puede contribuir a ciertos trastornos metabólicos, digestivos o inmunitarios. Una flora intestinal equilibrada parece desempeñar un papel esencial en la salud general, incluida la regulación hormonal.
La microbiota intestinal
Cuidar su microbiota
Aunque serán necesarios más estudios antes de poder ofrecer a las mujeres posmenopáusicas tratamientos específicos dirigidos a los microorganismos del intestino, la vagina y la boca (probióticos adaptados a cada flora, cambios en la dieta, etc.), nada nos impide mientras tanto cuidar nuestra microbiota para limitar los daños.
Una dieta variada, rica en fibra y alimentos fermentados, la actividad física diaria, de ser posible en un entorno natural, el abandono del tabaco y del alcohol, y un uso lo más moderado posible de antibióticos han demostrado tener efectos beneficiosos sobre la microbiota.
Por lo tanto, llevar un estilo de vida sano y equilibrado es una forma concreta de favorecer el equilibrio de la flora microbiana durante la menopausia.