¿Es la vaginosis bacteriana una verdadera enfermedad?

La microbiota vaginal desempeña un papel fundamental en la salud de las mujeres. Suele componerse principalmente de lactobacilos que protegen a las mujeres durante toda su vida no solo de patógenos procedentes de la microbiota intestinal o del entorno exterior (bacterias, hongos, virus), sino también de desequilibrios de la microbiota vaginal (disbiosis) responsables de diversas infecciones y trastornos genitourinarios. Entre las afecciones más frecuentes cabe mencionar la cistitis, la vaginosis y las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Pero hay un aspecto positivo: es posible evitar su desarrollo o su recidiva gracias, entre otras medidas, a determinadas normas de higiene y a un suministro selectivo de probióticos cuya función es restablecer el equilibrio microbiano.

La microbiota vaginal Vaginosis bacteriana - desequilibrio de la microbiota vaginal
Is bacterial vaginosis a disease?

Aunque afecta cada año a cerca del 20% de las mujeres francesas1 y a millones de mujeres de todo el mundo, la vaginosis bacteriana sigue siendo infradiagnosticada y recibe un tratamiento inadecuado debido a su definición imprecisa.

Aún no se ha encontrado una definición precisa de la vaginosis, que se describe a veces como una enfermedad infecciosa o inflamatoria, a veces como una disbiosis (desequilibrio de la microbiota), a veces como un síndrome o una situación absolutamente normal. Por ello sigue suscitando mucha controversia en los medios científicos. Aunque el descubrimiento de esta afección se remonta a 1954 cuando se definía como una infección causada por Gardnerella vaginalis, el término «vaginosis bacteriana» no apareció sino hasta 1983, recuerda el microbiólogo canadiense Gregor Reid2. Sin embargo, un hecho importante pone en tela de juicio esta teoría: la bacteria supuestamente responsable también puede estar presente en mujeres que gozan de buena salud sin provocar vaginosis. Seis años después, la vaginosis se describía como «un cambio complejo en los microorganismos vaginales, acompañado de flujo vaginal maloliente sin inflamación aparente». Un poco más tarde, unos investigadores observaron precisamente un aumento de los marcadores de inflamación y decidieron clasificar a la vaginosis como una enfermedad inflamatoria, definición que fue refutada en 2010 por falta de pruebas. Más recientemente, se agregó el término «disbiosis» a la lista. En resumen, cerca de 65 años no han sido suficientes para llegar a un consenso.

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Гарднерела вагінальна
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Gardnerella Vaginalis

Definición imprecisa, tratamiento inadecuado

Según la literatura científica, la vaginosis no es una enfermedad en sentido propio (alteración del estado de salud caracterizada por signos específicos). Se manifiesta más bien por un conjunto de síntomas (inflamación, mal olor vaginal, aumento de la diversidad bacteriana, etc.) que pueden variar de una mujer a otra, e incluso puede ser asintomática en ciertos casos. Sin embargo, el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de la vaginosis dependen estrechamente de su definición. Hasta la fecha, las autoridades sanitarias solo han dado apoyo financiero al tratamiento farmacológico, en detrimento de las estrategias destinadas a restablecer y mantener la flora, tales como los probióticos y prebióticos. Gregor Reid considera que se trata de una auténtica aberración y aboga por abandonar la palabra «vaginosis» y reemplazarla por una denominación más precisa de cada uno de los trastornos que incluye. En su opinión, el uso de términos como «disbiosis vaginal» o «inflamación vaginal» permitiría seleccionar un tratamiento más adecuado.

LO QUE CONVIENE EVITAR DURANTE LA HIGIENE ÍNTIMA

  • Duchas vaginales3
     
  • Aseo demasiado frecuente3
     
  • Antisépticos químicos3
     
  • Lavado con agua sola Jabones o desodorantes íntimos3
     
  • Compresas o tampones fuera de los periodos menstruales3
Bibliografia

1 Collège national des gynécologues et obstétriciens français (CNGOF).

2 Reid G. Is bacterial vaginosis a disease? Applied Microbiology and Biotechnology (2018) 102:553–558

3 Microbiote vaginal, la révolution rose, Jean-Marc Bohbot & Rica Etienne

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Artritis reumatoide: alteración de la microbiota intestinal desde los estadios incipientes de la enfermedad

Desde los estadios incipientes de la artritis reumatoide, la microbiota intestinal sufre una disbiosis caracterizada por una reducción de la diversidad microbiana, la sobre o infrarrepresentación de ciertos taxones y alteraciones de las funciones genéticas.

La microbiota intestinal Alzheimer: influencia de la disbiosis intestinal en la enfermedad amiloide Sarcopenia: implicación de la microbiota intestinal en la pérdida funcional y de masa de los músculos esqueléticos Enfermedad de parkinson: papel de los antibióticos y de la microbiota
Actu PRO : Polyarthrite : le microbiote intestinal altéré dès les stades précoces

 

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a las articulaciones y se caracteriza por una inflamación de la membrana sinovial que se extiende a los cartílagos y huesos cercanos. Desde hace varios años, la microbiota intestinal suscita el interés de la comunidad científica dado que se sospecha que podría estar implicada en la AR.

Presencia de disbiosis desde los estadios incipientes de la enfermedad

Mientras que varios estudios han descrito estados de disbiosis en pacientes con AR avanzada, un equipo coreano se interesó en los estadios incipientes de la enfermedad, exclusivamente en mujeres, más afectadas por la AR que los hombres. Las 29 pacientes incluidas en el estudio se encontraban en un estadio preclínico (PC, n=17), o en un estadio clínico incipiente (ECI, inicio de la aparición de signos clínicos, n=12), y no estaban recibiendo fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME). El ADN bacteriano extraído de muestras fecales de las pacientes se comparó con el de 25 controles sanas. El primer hallazgo fue que la microbiota de las pacientes con AR se caracterizaba por una menor diversidad bacteriana (sin que hubiese diferencia alguna entre los grupos PC y ECI). Además, se observaron diferencias entre los perfiles de especies bacterianas presentes, por ejemplo, sobrerrepresentación de bacterias del filo Bacteroidetes en las pacientes con AR e infrarrepresentación de Actinobacterias, sobre todo del género Collinsella.

Alteraciones de las funciones genéticas

Estas diferencias de composición correspondían a diferencias genéticas: los genes implicados en la síntesis de ubiquinona (coenzima Q10) y menaquinona (vitamina K2) eran más abundantes en las controles, mientras que los genes implicados en el transporte y la absorción del hierro eran más abundantes en las pacientes con AR. Esta particularidad, que facilita la absorción del hierro por parte de las bacterias de la microbiota, podría explicar la anemia que se observa frecuentemente en pacientes con AR. Por último, los genes que codifican la síntesis de lipopolisacáridos –moléculas expresadas en la superficie de las bacterias gramnegativas que atraviesan la barrera intestinal y generan inflamación sistémica– estaban sobrerrepresentados en las pacientes con AR y signos clínicos. Este resultado resalta el carácter inflamatorio de la AR. Se necesitan estudios de mayor envergadura basados en tecnologías complementarias de secuenciación para definir con mayor precisión el papel de la microbiota intestinal en la AR y determinar si la disbiosis observada es una causa o una consecuencia de la enfermedad.

 

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Noticias Reumatología Gastroenterología

El polvo de la granja: un aliado contra el asma

Varios estudios anteriores demostraron que los niños que crecen en una granja gozan de cierta protección contra el asma y las alergias. En esta ocasión, un equipo de investigadores intenta profundizar en este tema mediante el análisis de la composición microbiana del polvo de nuestros hogares y su comparación con el de granjas y otros entornos. Todo ello con el objetivo de identificar una microbiota doméstica que sea favorable para la salud.

La microbiota intestinal Asma y microbiota
Actu GP : Contre l’asthme, bienvenue à la poussière de la ferme !

 

Desde siempre, los niños pequeños han tenido que adaptarse a la riqueza microbiana de su entorno de vida. Sin embargo, con el proceso de urbanización, nuestros hogares han perdido esta riqueza y la frecuencia de asma y alergias está en aumento constante. Numerosos científicos suponen que existe una relación entre ambos fenómenos e intentan demostrarlo y comprender los mecanismos implicados. Un equipo de investigación internacional acaba de dar un paso importante en esta dirección.

La microbiota como reflejo del entorno

La primera fase consistió en analizar la microbiota (conjunto de microorganismos) presente en el polvo recolectado en granjas por un lado, y en otras casas por otro, en el contexto de dos estudios llevados a cabo en grupos de niños finlandeses de dos meses de edad (diagnosticados de asma durante los 6 primeros años de vida). Se encontraron diferencias importantes en la composición de la microbiota: el polvo procedente de las granjas presentaba una gran riqueza bacteriana y contenía, aunque en una menor proporción, bacterias específicas y especies de (sidenote: arqueas microorganismos de reducido tamaño que no se distinguen de las bacterias por su morfología sino por su genética )  características del (sidenote: rumen primera de las cavidades que forman el estómago de los rumiantes )  del ganado. La microbiota doméstica urbana incluía cantidades importantes de bacterias asociadas al hombre. Por último, la variación de la abundancia de hongos en función del entorno no fue significativa.

Diversidad = protección

Los investigadores buscaron una correlación entre estas diferencias de composición y el desarrollo de asma durante los 6 primeros años de vida. Resultado : en aquellos niños que crecían en un entorno no agrícola, cuanto más se aproximaba la composición microbiana del polvo de sus hogares a la de las granjas, menor era el riesgo de desarrollar asma. Esta tendencia se confirmó posteriormente con niños alemanes que vivían en medio rural. Aunque el “efecto protector de la granja” sigue siendo misterioso, el conjunto de datos recogidos confirma la hipótesis según la cual las bacterias y las arqueas específicas presentes en el entorno doméstico y principalmente en el polvo, pueden ofrecer protección contra la aparición del asma. Esta buena noticia podría conducir al desarrollo de nuevas estrategias de prevención.

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Bibliografia :

Kirjavainen PV, Karvonen AM, Adams RI, et al. Farm-like indoor microbiota in non-farm homes protects children from asthma development. Nat Med. 25(7):1089-1095. 2019

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Noticias

Pr. Patrice Debré

El profesor Patrice Debré es Profesor Emérito de Inmunología en la Universidad de la Sorbona y miembro de la Academia Nacional de Medicina. Para este ex Jefe del servicio de Inmunología del Hospital Pitié-Salpêtrière (APHP, Paris) y ex Director de unidades de investigación del CNRS y del Inserm, el estudio de la microbiota intestinal es imprescindible para una mejor comprensión de numerosas patologías humanas no transmisibles, particularmente las que tienen un componente inmunitario.

La microbiota intestinal Cómo la microbiota intestinal controla al timo a distancia Papel de la microbiota en la comunicación entre el intestino y el cerebro Microbiota fetal: ¿el final de una controversia?
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Patrice Debré

SISTEMA INMUNITARIO: ES IMPRESCINDIBLE TENER EN CUENTA LA MICROBIOTA INTESTINAL

¿En qué punto se encuentra la investigación sobre la relación entre la inmunidad y la microbiota intestinal?

El conocimiento de la microbiota, descubierta por Pasteur pero olvidada durante mucho tiempo, ha mejorado en los últimos veinte años. Los adelantos técnicos (cultivo de bacterias y metagenómica) han permitido identificar mejor las bacterias del tubo digestivo, hasta el momento poco accesibles. No obstante, es necesario perfeccionar nuestros conocimientos sobre su interacción con los mecanismos de defensa del organismo, sobre los mecanismos de intervención de la microbiota (intestinal y otras) en el desarrollo del sistema inmunitario, que a su vez repercute en la heterogeneidad de los patógenos. La noción de “shaping” (o modulación de las bacterias intestinales por la producción de IgA en el tubo digestivo) es un fenómeno importante. Esta vía de investigación todavía poco explorada será imprescindible en los próximos años. Las interacciones entre la microbiota intestinal y la inmunidad constituyen un verdadero cambio de paradigma y los resultados de su observación no han sido valorados en su justa medida hasta el momento.

“Las interacciones entre la microbiota intestinal y la inmunidad constituyen un verdadero cambio de paradigma”

¿Conocemos todas las patologías asociadas a esta relación?

Estas patologías son diversas. Sin seguir un orden jerárquico y en relación con el sistema inmunitario, conviene mencionar enfermedades autoinmunes y alérgicas, caracterizadas por una pérdida de la tolerancia inmunológica. El cáncer se caracteriza por fenómenos inflamatorios y por una ruptura del equilibrio fisiológico entre poblaciones bacterianas (disbiosis). De manera menos evidente, refiriéndonos al sistema inmunitario, hay que mencionar la obesidad y las enfermedades metabólicas en las se identificaron procesos inflamatorios relacionados con bacterias que se encuentran en el tejido adiposo. Las enfermedades neuropsiquiátricas podrían también tener un papel en todo esto: la producción intestinal de serotonina transportada hasta el cerebro a través del nervio vago merece ser investigada, aunque no es del todo evidente que esté relacionada con anomalías de la inmunidad. El autismo también merece ser considerado ya que varios estudios han sugerido una relación con la microbiota intestinal. Para confirmar esta hipótesis, hay que esperar a que se identifiquen de forma convincente los mecanismos subyacentes

Modulación de la microbiota intestinal: ¿para cuando una práctica clínica regular?

Podríamos contemplar la posibilidad de corregir la disbiosis o mejorar la flora intestinal con la ayuda de probióticos de segunda generación, es decir, más específicos de cada tipo de disbiosis en comparación con los de primera generación. Los trasplantes de microbiota fecal siguen siendo delicados debido a una falta de estandarización de los protocolos y de la recolección de muestras, así como de sus condiciones de almacenamiento hasta su utilización. La modulación de la microbiota intestinal se considera más bien como adyuvante. Por ejemplo, aunque se hayan establecido relaciones entre algunas poblaciones bacterianas y determinados tipos de cáncer, no es posible prescindir de los tratamientos antineoplásicos. Será necesario llevar a cabo estudios estandarizados para determinar qué poblaciones deben proliferar o cuáles deben ser destruidas; posteriormente será necesario comprobar la eficacia de las modificaciones inducidas y garantizar una colonización permanente. Antes de poder sacar conclusiones definitivas, conviene esperar nuevos adelantos en la investigación.

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Palabra de experto Gastroenterología

Estimulación de las respuestas inmunitarias innata y adaptativa

Algunos estudios ponen de manifiesto el interés de una modulación dirigida de la microbiota intestinal para prevenir infecciones respiratorias. De hecho, ciertas cepas podrían modular las funciones inmunitarias y mejorar la calidad de vida. La toma de algunos probióticos y prebióticos podría contribuir también al desarrollo de una mayor resistencia frente a este tipo de infecciones y a una disminución de la morbilidad asociada.

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En 2011, 198 estudiantes de un campus universitario de Massachusetts participaron en un estudio aleatorizado doble ciego que consistió en evaluar la acción de probióticos frente a placebo durante 3 semanas para prevenir la morbilidad asociada a infecciones de las vías aéreas superiores18. Estas infecciones prevalecen en personas jóvenes potencialmente estresadas, con falta de sueño y que viven confinadas en dormitorios comunes. Los voluntarios que recibieron una dosis diaria de cepa de Lactobacillus y de Bifidobacterium estuvieron enfermos en promedio 2 días menos (de un total de 6 días para la media de infecciones que aparecieron en la cohorte) y la severidad de sus síntomas se redujo en un 34%. Los probióticos les proporcionaron una mejor calidad de vida y una mayor resistencia a los patógenos respiratorios ambientales.

SIMBIÓTICOS A PRUEBA

En el año 2008, un equipo de investigación italiano se centró en estudiar la contribución de los simbióticos (combinación de prebióticos y probióticos) en la salud intestinal (distensión abdominal y tránsito intestinal especialmente) y en la resistencia a las infecciones respiratorias19. Durante 90 días, más de 230 participantes fueron repartidos en diferentes grupos, combinando probióticos (3 a 5 cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium), prebióticos como fructooligosacáridos (FOS) y/o lactoferrina y/o galactooligosacáridos (GOS). Se demostraron beneficios en la función intestinal y en la resistencia a infecciones respiratorias (disminución de la cantidad, duración y severidad) en pacientes que habían recibido simbióticos. La lactoferrina no pareció ser beneficiosa en comparación con los FOS y GOS. Sin embargo, la combinación de las 5 cepas de probióticos con FOS y GOS parece mejorar los síntomas. Los FOS actuarían en sinergia con las bacterias facilitando la colonización de la mucosa intestinal para que estas puedan ejercer sus efectos inmunomoduladores. Según los investigadores, se trata de una posible alternativa en la prevención a largo plazo de este tipo de patologías para las cuales los tratamientos actuales no están exentos de efectos adversos.

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Detalle del dosier Gastroenterología

Prevenir el riesgo de rechazo del trasplante

Nuevos hallazgos sobre la interacción microbiota-inmunidad permiten contemplar ahora otras soluciones terapéuticas basadas en la dieta y en la modulación de las poblaciones bacterianas comensales intestinales. Los primeros ensayos ya se han llevado a cabo con resultados alentadores.

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Lactobacillus

Aunque limitada en pacientes inmunodeprimidos o con un mayor riesgo de infección, el uso de prebióticos o probióticos y el trasplante de microbiota fecal (TMF) pueden tener beneficios notables en pacientes que hayan recibido un trasplante de CMH. Al combinarse con nuevas técnicas de análisis, identificación y seguimiento de la microbiota intestinal, podría revolucionar la prevención de las infecciones y del rechazo del trasplante.

En un estudio realizado en 30 niños y adolescentes, el empleo de probióticos y en especial una especie de Lactobacillus durante la profilaxis antibiótica y post trasplante de CMH, evitó la aparición de EICH en un 70% de los casos, sin aparición de bacteriemia por Lactobacillus13. Se han demostrado recientemente la inocuidad y la acción beneficiosa del TMF frente a la infección por C. difficile en pequeñas cohortes de pacientes receptores de un trasplante de CMH13 : el trasplante fecal permitió que la infección remitiera en 3 de los 4 casos en uno de los ensayos realizados y, en otro estudio, se observó una disminución de los síntomas causados por la enfermedad injerto contra huésped (EICH) tras varios trasplantes. Un trasplante fecal autólogo post-antibioterapia permite restaurar la microbiota intestinal original a los 100 días del trasplante de CMH16. Algunos científicos proponen la realización de un TMF antes del trasplante de CMH en pacientes portadores de cepas resistentes de C. difficile.

DIETA Y PREBIÓTICOS

Se ha demostrado que los ácidos grasos de cadena corta (especialmente el butirato) ejercen efectos positivos contra la EICH. Son una fuente de energía, agentes anti-apoptóticos de los enterocitos, y producen, además, una acción antiinflamatoria promoviendo la síntesis de Treg. Se observaron efectos beneficiosos en la mucosa intestinal con otros elementos metabolizados por la microbiota digestiva: derivados del indol resultantes de la fermentación de Brassicaceae (col, brócoli…), triptófano (productos lácteos, plátano17…) y ácidos biliares. La asociación de fibra, glutamina y oligosacáridos permitió reducir la morbimortalidad en 44 pacientes trasplantados. Se está llevando a cabo en la actualidad un ensayo sobre los efectos beneficiosos del almidón resistente, un prebiótico que favorece la producción de butirato12.

OTRAS INNOVACIONES EN DESARROLLO

El arsenal terapéutico podría enriquecerse con otras innovaciones como la antibioterapia dirigida a limitar la destrucción de la barrera digestiva y la aparición de bacterias multirresistentes (se están probando antibióticos guiados por anticuerpos específicos de un patógeno o bacterias sintéticas competidoras de patógenos). Nuevas tecnologías permiten recrear in vitro las interacciones que tienen lugar in vivo en la microbiota gastrointestinal. Las herramientas de determinación del perfil bacteriano abren el camino a una medicina personalizada, adaptada a la microbiota de cada paciente con el objetivo de elegir el mejor protocolo terapéutico12.

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Infecciones respiratorias

La microbiota favorece la resistencia a las infecciones respiratorias pero el mecanismo subyacente aún no está bien definido. Un estudio reciente realizado en ratones gnotobiótico14 puso de manifiesto que las microbiotas intestinal y respiratoria intervienen en la respuesta inmunitaria cuando se produce una infección viral o bacteriana en las vías aéreas superiores, causada por Streptococcus pneumoniae o Klebsiella pneumoniae.

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Los receptores NLR (receptores de tipo NOD) de las células innatas son activados por bacterias comensales de la microbiota, entre las que se encuentran Staphylococcus aureus y S. epidermidis en las vías aéreas superiores y Lactobacillus reuteri, L. crispatus, Enterococcus faecalis, así como Clostridium orbiscindens en el tracto digestivo. Esto supone la producción de IL-17A, probablemente debido a la activación de linfocitos Th17 en el intestino y de linfocitos, células NK y macrófagos alveolares en las vías respiratorias superiores, lo que conduce a una resistencia a la infección pulmonar por un mecanismo específico15.

PAPEL DEL FACTOR GM-CSF

La IL-17A actúa a nivel pulmonar y activa el factor GM-CSF (Granulocyte-Macrophage Colony-Stimulating Factor), que a su vez causa la activación de los macrófagos alveolares a través de la vía de transducción de señales ERK (Extracellular signal-Regulated Kinase), permitiendo de esta forma la neutralización del patógeno por la producción de especies reactivas del oxígeno (ROS). Aún se desconoce la razón por la cual se utiliza esta vía específica de transducción GM-CSF-ERK15.

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PAPEL DEL FACTOR GM-CSF

La IL-17A actúa a nivel pulmonar y activa el factor GM-CSF (Granulocyte-Macrophage Colony-Stimulating Factor), que a su vez causa la activación de los macrófagos alveolares a través de la vía de transducción de señales ERK (Extracellular signal-Regulated Kinase), permitiendo de esta forma la neutralización del patógeno por la producción de especies reactivas del oxígeno (ROS). Aún se desconoce la razón por la cual se utiliza esta vía específica de transducción GM-CSF-ERK15.

Bibliografia

14 Models with simplified microbiota, or even carriers of a single bacterium (mono-associated animals) or carriers of partially-inactivated bacteria

15 Brown RL, Sequeira RP, Clarke TB. The microbiota protects against respiratory infection via GM-CSF signaling. Nat Commun. 2017;8(1):1512. 

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Detalle del dosier Neumología Gastroenterología

Trasplante de células madre y rechazo del injerto

La profilaxis antibiótica en el trasplante de células madre hematopoyéticas merece ser reconsiderada pues podría ser la causa de una disbiosis intestinal que aumentaría los efectos nocivos de la respuesta inmunitaria en la enfermedad injerto contra huésped.

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La profilaxis antibiótica previa al trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas (CMH) es una práctica común en hemato-oncología. Tiene como objetivo prevenir infecciones bacterianas que aparecen después de la quimioterapia y radioterapia, dos tipos de tratamiento que causan importantes daños en el epitelio intestinal. No obstante, esta práctica conduciría a un aumento de la morbimortalidad causada por la enfermedad injerto contra huésped (EICH), en la que los linfocitos T del donante atacan a las células epiteliales del receptor, mayoritariamente células de la piel, del hígado y del tracto gastrointestinal. Al eliminar las bacterias comensales, los antibióticos reducen en realidad la capacidad de resistencia del intestino del receptor a la colonización y además son capaces de promover la aparición de bacterias resistentes12,13.

UN EMPOBRECIMIENTO NOCIVO

La toma de antibióticos conlleva a la aparición de una disbiosis intestinal caracterizada por una disminución importante de la diversidad bacteriana, a veces acompañada de la proliferación de un único taxón bacteriano como Enterococcus, que puede incluso volverse predominante frente a especies bacterias de los géneros Faecalibacterium y Ruminococcus (bacterias del orden Clostridiales) 13. Esto tiene un efecto nefasto ya que estas especies son productoras de butirato, capaz de inducir el crecimiento y la diferenciación de los Treg. No obstante, los Treg son susceptibles de disminuir la inflamación provocada por los linfocitos T del donante. En conclusión, una disminución de estas especies podría causar una inflamación. Además, la presencia de Blautia (Clostridiales) estaría relacionada con una disminución de la mortalidad por EICH. Junto con los inmunodepresores y los citotóxicos, los antibióticos aumentarían el riesgo de translocación bacteriana y, por tanto, la propagación de patógenos hacia los diversos órganos afectados por la EICH13.

¿HACIA UNA MEDICINA MICROBIÓTICA PERSONALIZADA

Se podría contemplar el uso de herramientas de determinación del perfil microbiano en tiempo real con el objetivo de limitar los potenciales efectos nocivos de la profilaxis antibiótica. La detección de una disminución de la cantidad de Clostridiales o de un descenso de la diversidad de la microbiota intestinal del receptor permitiría identificar a pacientes en riesgo y adaptar el tratamiento (antibióticos de menor espectro, probióticos o prebióticos o incluso administración de suplementos de AGCC, trasplante fecal…). Del mismo modo, este perfil microbiano también sería de utilidad durante el seguimiento de la enfermedad para evitar el riesgo de recaída mediante la identificación de Enterobacteriaceae en heces (Escherichia coli, Klebsiella spp., Enterobacter spp.) para prevenir bacteriemias causadas por enterobacterias, sin olvidar la microbiota intestinal de los donantes, ya que las bajas cantidades de Bacteroides y Parabacteroides suponen bajas concentraciones de AGCC. Quedan por explorar numerosas vías de investigación que permitan mejorar el pronóstico de los alotrasplantes de CMH12.

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Enfermedad inflamatoria intestinal crónica

Estudios realizados recientemente sobre las interacciones inmunomicrobióticas están ofreciendo una nueva perspectiva sobre la compleja etiología de la enfermedad inflamatoria intestinal crónica. Se han descrito varios mecanismos al igual que se ha identificado la predisposición genética de sufrir la enfermedad gracias a modelos animales. Sin embargo, quedan muchas incógnitas por resolver, especialmente la identificación del o de los factor(es) desencadenante(s) de esta enfermedad.

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Es un hecho comprobado: la disbiosis y la EIIC van de la mano. Una mucosa intestinal más delgada o alterada favorece la penetración de bacterias patógenas en el epitelio, la movilización de células inmunitarias innatas (macrófagos y monocitos) y la producción de TNF- α, causando un estado de inflamación crónico. La tolerancia a las bacterias comensales podría verse comprometida manteniendo o incluso agravando la disbiosis y, por tanto, la persistencia de procesos inflamatorios. Como prueba de todo esto, modelos animales axénicos con EIIC, no desarrollan la enfermedad de forma espontánea.

VARIAS POSIBLES ALTERACIONES

Se han descrito en ratones interacciones entre la inmunidad y la microbiota intestinal: la presencia de bacterias pertenecientes a la familia Lachnospiraceae permitiría la infiltración epitelial de monocitos y macrófagos proinflamatorios, efecto atenuado por la administración de vancomicina. Bacterias productorasde peróxido de hidrógeno en el colon podrían causar un estrés oxidativo nocivo para la mucosa intestinal. En un modelo murino de colitis ulcerosa, la colonización del intestino por una microbiota humana pobre en Firmicutes causa la inducción de Th17 proinflamatorios. Se observaron resultados similares en la enfermedad de Crohn, con una activación de respuestas proinflamatorias en ratones colonizados por la microbiota de pacientes, lo que no ocurrió en ratones colonizados por la microbiota de congéneres o donantes sanos. Por último, en sujetos con EIIC, hay una menor cantidad de Faecalibacterium prausnitzii 5 . Esta especie es mayoritaria en la microbiota fecal de individuos sanos (del 5 al 20%) y produce butirato. También posee propiedades antiinflamatorias gracias a una parte de su proteína MAM (Microbial Anti-inflammatory Molecule) y es necesaria para el funcionamiento de las células intestinales10.

LA IMPORTANCIA DE LA GENÉTICA

Se determinaron ciertas predisposiciones genéticas implicadas en la disfunción de la respuesta innata11. Por ejemplo, ciertas mutaciones genéticas relacionadas con la autofagia o el reconocimiento de hongos por células dendríticas predisponen al desarrollo de la enfermedad de Crohn, una patología en la cual la mutación del gen que codifica la proteína NOD2 abre una nueva vía de investigación: este receptor intracelular de las células intestinales de la inmunidad innata es capaz de fijar numerosos componentes bacterianos (peptidoglucano, flagelina…) y de activar la cascada inmunitaria inflamatoria. No obstante, la inactivación del gen NOD2 no es suficiente para que los roedores desarrollen de forma espontánea la enfermedad, lo que sugiere que las bacterias comensales también están implicadas. Sin embargo, los efectos inducidos por esta mutación varían según los modelos animales empleados: en un modelo de colitis inducida por químicos, la mutación de esta proteína NOD2 tiene un papel protector. Queda una pregunta recurrente: ¿es la inflamación consecuencia o causa de la disbiosis? Las investigaciones aún no han conseguido llegar a una conclusión al respecto.

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Diabetes tipo 1

Por su situación en el centro del mecanismo inmunitario, la microbiota intestinal se ha convertido en un parámetro muy importante en el desarrollo de patologías con un fuerte componente inmunitario e inflamatorio. Es el caso, por ejemplo, de la diabetes tipo I, de las enfermedades inflamatorias intestinales crónicas (EIIC) y de la enfermedad injerto contra huésped (EICH) en pacientes sometidos a un trasplante de células madre hematopoyéticas. Estas enfermedades tienen ciertos mecanismos en común: un aumento de la permeabilidad intestinal y una pérdida de la homeostasis, a saber, una respuesta moderada de las células inmunitarias ante la estimulación normal producida por las bacterias comensales. Tras la pérdida de este equilibrio, se desencadena un proceso inflamatorio. Quedan abiertas numerosas vías para mejorar o revisar las prácticas dietéticas y terapéuticas.

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Si bien la destrucción de células beta-pancreáticas ya es un fenómeno autoinmune conocido, la implicación de la microbiota intestinal en este proceso constituye un descubrimiento reciente. Podría ser un nuevo punto de inflexión complementario a la insulinoterapia, que representa en la actualidad el tratamiento de referencia para la diabetes tipo 1.

Los estudios realizados en humanos no permiten todavía establecer una relación de causalidad entre la microbiota y el sistema inmunitario. Sin embargo, varios estudios demostraron que existían diferencias en la diversidad y composición de la microbiota intestinal entre un individuo sano y un paciente con diabetes tipo 1 (DM1) o con riesgo de desarrollarla. Una de las hipótesis planteadas sería el incremento de la permeabilidad intestinal, que generaría en los enfermos un aumento de la concentración sanguínea de macromoléculas derivadas de la dieta y de LPS (lipopolisacáridos, componente de la pared de las bacterias gramnegativas). Si se produce una rotura en la mucosa, estos componentes bacterianos provocarían la liberación de citocinas proinflamatorias y la destrucción de células beta-pancreáticas.5.

INFLUENCIA HORMONAL

Las hormonas y la microbiota intestinal podrían estar asociadas a enfermedades autoinmunes y afectar a la respuesta inmunitaria. La microbiota intestinal sería también responsable del efecto protector de la testosterona observado en ratones macho NOD7 : de hecho, en los ratones hembra NOD la enfermedad se desarrolla más que en los machos. De esta forma, los ratones hembra NOD jóvenes que han recibido un trasplante de microbiota de un macho adulto, tienen un menor riesgo de desarrollar DM1. Las hormonas sexuales y ciertos géneros bacterianos actuarían de forma conjunta mediante citocinas (IFN-γ e IL1β), ejerciendo una acción reguladora de la inmunidad y limitando así la desaparición de las células beta-pancreáticas8 .

EFECTOS DE LA DIETA

Ciertos vínculos existentes entre la dieta y la DM1 estarían también relacionados con la microbiota8 : por ejemplo, el hecho de privar a los ratones del gluten conduce, entre otras cosas, a un aumento de Treg y de Akkermansia, bacteria generalmente beneficiosa para el metabolismo. Por tanto, una dieta sin gluten tendría un papel mediador de las funciones de las células beta-pancreáticas al modificar la microbiota intestinal, lo que podría influir en la incidencia de DM1. Asimismo, el aporte de micronutrientes sería también importante en el proceso: el ácido retinoico, derivado activo de la vitamina A, tendría una función protectora frente a la enfermedad. Al inhibir la diferenciación de los Th17 proinflamatorios bajo el efecto de la IL-6 y al promover la diferenciación de los Treg antiinflamatorios, éste ayudaría a disminuir la incidencia de la enfermedad. Y como ocurre en la diabetes tipo 2, se genera un estado proinflamatorio en aquellos ratones alimentados con una dieta rica en grasas9.

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EFECTOS DE LA DIETA

Ciertos vínculos existentes entre la dieta y la DM1 estarían también relacionados con la microbiota8 : por ejemplo, el hecho de privar a los ratones del gluten conduce, entre otras cosas, a un aumento de Treg y de Akkermansia, bacteria generalmente beneficiosa para el metabolismo. Por tanto, una dieta sin gluten tendría un papel mediador de las funciones de las células beta-pancreáticas al modificar la microbiota intestinal, lo que podría influir en la incidencia de DM1. Asimismo, el aporte de micronutrientes sería también importante en el proceso: el ácido retinoico, derivado activo de la vitamina A, tendría una función protectora frente a la enfermedad. Al inhibir la diferenciación de los Th17 proinflamatorios bajo el efecto de la IL-6 y al promover la diferenciación de los Treg antiinflamatorios, éste ayudaría a disminuir la incidencia de la enfermedad. Y como ocurre en la diabetes tipo 2, se genera un estado proinflamatorio en aquellos ratones alimentados con una dieta rica en grasas9.

Bibliografia

5 Lazar V et al. Aspects of gut microbiota and immune system interactions in infectious diseases, immunopathology, and cancer. Frontiers in Immunology. 15 August 2018

7 NOD = Non Obese Diabetic (sin relación con Nucleotide-binding Oligomerization Domain 2). Modelo utilizado normalmente en la DM1, derivado de una línea de ratones creada en Japón en 1980 en la que los jóvenes desarrollan de forma espontánea síntomas que imitan los de la DM1 humana (glucosuria, pérdida de peso…)

8 Han H, Li Y, Fang J, et al. Gut Microbiota and Type 1 Diabetes. Int J Mol Sci. 2018;19(4):995.


9 Mezcla de aceite de maíz, grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, tocino, grasa saturada al 72%, suplementada con un 28% de proteínas, sin glúcidos

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