Pr. Olivier Goulet : Trastornos gastrointestinales infantiles, la necesidad de actuar

El Profesor Olivier Goulet dirige el departamento de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Hospital Infantil Necker de París. Sus especialidades científicas incluyen, entre otras, el establecimiento de la microbiota intestinal en los niños desde su nacimiento. Este campo de investigación busca identificar los parámetros que podrían modificar o alterar la colonización temprana y estudiar sus efectos en la aparición de determinadas enfermedades.

La microbiota intestinal Microbiota infantil: el tipo de lactancia materna es importante Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal
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TRASTORNOS GASTROINTESTINALES INFANTILES : LA NECESIDAD DE ACTUAR

¿Cuáles son los principales trastornos gastrointestinales infantiles que implican a la microbiota?

Por mi parte, distingo cinco de ellos: Los dos primeros son las afecciones infecciosas (o postinfecciosas) relacionadas con una infestación por patógenos, y las enfermedades inflamatorias intestinales, que se deben a un conflicto entre el sistema inmunitario y bacterias comensales. Sin embargo, la microbiota intestinal también interviene en alergias alimentarias, en trastornos funcionales (síndrome del intestino irritable, estreñimiento), así como en la obesidad. Queda por determinar si las disbiosis intestinales son la causa o la consecuencia de las enfermedades antes mencionadas. Cualquier modificación de la microbiota puede provocar cambios funcionales e incluso alteraciones orgánicas, y viceversa. En resumen, se considera que las infecciones pueden provocar disbiosis y que las enfermedades inflamatorias intestinales crónicas deben analizarse en ambos sentidos. Los mecanismos subyacentes de las alergias no son muy claros, pero podrían aparecer temprano, desde la fase de maduración del sistema inmunitario, mientras que en los trastornos funcionales del intestino o la obesidad, las modificaciones implicadas son más tardías y/o prolongadas.

¿Está la población francesa particularmente expuesta a este tipo de enfermedades?

Si bien los hallazgos son inequívocos, no son inherentes a Francia. En cuanto a las enfermedades antes mencionadas, el aumento de su incidencia en los últimos 20 años puede calificarse, en mi opinión, de «epidemia». ¿Qué es lo que ha cambiado? El aumento del número de cesáreas y de prescripciones de antibióticos y compuestos antiácidos. Nuestra conducta alimentaria y la composición de nuestros alimentos, especialmente en lo que se refiere a conservantes, también desempeñan un papel importante. Todos estos elementos participan en la alteración de la microbiota intestinal. Aunque conviene evitar cualquier deducción simplista, un conjunto de argumentos y estudios indican una correlación entre tales cambios y el aumento significativo de ciertas enfermedades infantiles. Esta cuestión cobra una importancia especial en pediatría ya que los acontecimientos que ocurren al nacer o durante la infancia pueden influir en la composición de la microbiota y tener repercusiones en la salud a largo plazo.

«conviene adoptar una auténtica "cultura de prevención" que incorpore la protección de la microbiota intestinal»

¿Cómo remediar esta situación y mejorar el tratamiento de los pacientes?

Para los profesionales sanitarios, lo urgente es facilitar y reducir los costos de acceso a métodos de análisis metagenómico de la microbiota intestinal. Esto permitiría llevar a cabo comparaciones cualitativas de la composición de la microbiota de un mismo sujeto ante distintas circunstancias. Mediante la identificación de las variaciones entre la «microbiota de referencia» y la microbiota observada durante la enfermedad, se podrían descubrir mecanismos fisiopatológicos y desarrollar respuestas terapéuticas personalizadas o selectivas. A este respecto, los probióticos parecen eficaces en algunos trastornos intestinales y esta pista merece más investigación. Algunos países están empezando a interesarse en esta cuestión y Francia no debe quedarse rezagada, sobre todo dentro de la Unión Europea. Por otro lado, conviene adoptar una auténtica «cultura de prevención» que incorpore la protección de la microbiota intestinal con el apoyo de las autoridades públicas. Esto contribuiría a limitar la exposición a factores de riesgo capaces de causar disbiosis (cesárea, antibióticos, antiácidos, alimentación inadecuada, etc.) y a reducir la incidencia de ciertas enfermedades que se observan desde la edad pediátrica.

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Palabra de experto Pediatría Gastroenterología

La disbiosis intestinal, una causa de diarrea persistente

La diarrea persistente es una causa importante de mortalidad infantil y su origen suscita una gran controversia. La composición de la microbiota intestinal es una hipótesis que permitiría responder a numerosas preguntas sobre esta enfermedad cuya patogenia no es muy clara.

La microbiota intestinal Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal Microbiota, lactancia y pubertad precoz El tratamiento profiláctico con antibióticos en el periparto reduce la concentración de bacterias del género Bifidobacterium en la leche materna

Escherichia coli

DIARREA PERSISTENTE: ¿ORIGEN INFECCIOSO…

La diarrea persistente es una forma específica de diarrea, que se define como un episodio de duración superior a 14 días (a partir de 30 días, se habla más bien de «diarrea crónica»). Aunque existen datos precisos sobre la mortalidad imputable a la diarrea persistente (54% del total de muertes por diarrea), no se ha dilucidado perfectamente su patogenia: ¿evolución de un episodio agudo o enfermedad en toda regla? Una revisión de la literatura científica20 revela que la mayoría de los investigadores consideran que la diarrea persistente es una enfermedad infecciosa acompañada de colonización intestinal de bacterias patógenas, ya sea a raíz de un episodio agudo o bien de novo. Dicha colonización podría ser acentuada por la malnutrición y otros factores (especialmente la exposición a antibióticos), que podrían provocar disbiosis intestinal.

… O DISBIOSIS MICROBIANA?

Entre las demás hipótesis etiológicas, la teoría de la proliferación bacteriana está adquiriendo protagonismo. Esta teoría nació de la observación de que la presencia de abundantes bacterias comensales, sobre todo Escherichia coli, altera la absorción de lactosa. Si se lograra establecer un vínculo entre la disbiosis intestinal, la concentración de E. coli y la diarrea persistente, se abrirían varios caminos de investigación para comprender mejor la patogenia de la enfermedad. A este respecto, se ha demostrado la eficacia de ciertos probióticos para reducir la duración de la diarrea aguda21 y de la diarrea persistente en niños. 22

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FACTORES DE RIESGO IDENTIFICADOS

Un análisis de las publicaciones científicas permite esbozar un modelo de la patogenia de la enfermedad. Entre las principales categorías de factores de riesgo, una agrupa la edad (edad < 1 año: riesgo multiplicado por 3), la malnutrición (riesgo multiplicado por 2) y un bajo peso al nacer (riesgo multiplicado por 1,8). Una infección en el mes anterior también duplica el riesgo, mientras que la presencia de antecedentes de diarrea persistente lo multiplica por un factor entre 3 y 6. La tercera categoría de factores tiene que ver con los hábitos alimentarios (dieta, alternativa a la leche materna, etc.), que pueden llegar a cuadruplicar el riesgo. Se han identificado asimismo otros factores, por ejemplo la exposición a antibióticos. Las causas potenciales y los factores de riesgo confirmados subrayan la importancia de una estrecha colaboración entre pediatras, gastroenterólogos, nutriólogos y biólogos. La interdisciplinariedad podría facilitar la exploración de los vínculos entre la infección, los hábitos alimentarios y los microorganismos patógenos y comensales.

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Diarrea infecciosa y microbiota intestinal

Se ha demostrado que existe una estrecha relación entre las enfermedades digestivas infantiles y la microbiota intestinal. La composición de esta última influye en el riesgo de desarrollar determinados trastornos y, a la inversa, una disbiosis secundaria a un problema gastrointestinal podría contribuir a mantenerlo, agravarlo o aumentar su recurrencia. El objetivo de las investigaciones es adquirir más conocimientos sobre los factores etiopatogénicos con el fin de desarrollar nuevas opciones terapéuticas y profilácticas.

La microbiota intestinal Microbiota infantil: el tipo de lactancia materna es importante Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal

Como la diarrea infecciosa representa la segunda causa de mortalidad infantil en el mundo en desarrollo, la lucha contra esta afección constituye una prioridad para los sistemas de salud de estos países. La caracterización de la microbiota intestinal y de sus disbiosis ayuda en esta lucha favoreciendo la personalización del tratamiento.

RIESGOS ASOCIADOS CON LA DIARREA

Los episodios diarreicos repetidos o prolongados aumentan el riesgo de malnutrición y de retraso del crecimiento, además de asociarse con numerosas comorbilidades tales como trastornos cognitivos, enfermedades cardiovasculares, intolerancia a la glucosa, etc. Pese a una disminución constante de la mortalidad, se siguen registrando cada año cerca de 525 000 muertes de niños menores de cinco años en el mundo. Si bien la comprensión de la etiología de la diarrea constituye una prioridad sanitaria, la diversidad de las posibles causas supone investigaciones más extensas, sobre todo en lo que se refiere a las correlaciones con la microbiota intestinal. Un estudio dedicado a la caracterización de las poblaciones bacterianas de niños vietnamitas con diarrea infecciosa (145 pacientes / 54 controles17) acaba de sumarse al conjunto de datos científicos sobre esta enfermedad.

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IDENTIFICACIÓN DE AGENTES ETIOLÓGICOS

El análisis de las bacterias presentes en muestras fecales llevó a definir cuatro categorías de predominio microbiano en niños enfermos: Bifidobacterium, Bacteroides, Streptococcus y Escherichia. Las dos primeras categorías, generalmente asintomáticas, se asemejaban a la composición de la microbiota de los sujetos de control. El predominio de Streptococcus y Escherichia en la microbiota de los niños con los síntomas más severos confirma los resultados de estudios anteriores que mostraron la asociación entre estos microorganismos y un mayor riesgo de trastornos gastrointestinales. También se observó una disminución de la población bacteriana en todas las categorías. Un total de 19 taxones están implicados (pertenecientes principalmente a las órdenes Clostridiales y Erysipelotrichales) y especialmente Blautia hansenji, conocida por su capacidad de producción de AGCC19, imprescindibles para la homeostasis.

VULNERABILIDADES INDIVIDUALES

La edad, el estado nutricional, el consumo de leche materna y la etiología parecen contribuir a la composición de las comunidades bacterianas durante la fase inicial del episodio diarreico. Por lo tanto, Streptococcus se asocia más con una edad inferior a 2 años y con infecciones bacterianas, mientras que Escherichia es más frecuente en niños de mayor edad y/o que presentan un mal estado nutricional. Esta caracterización precisa ayuda a estudiar la influencia compleja de la diarrea infecciosa en la microbiota intestinal y orienta la investigación hacia nuevas estrategias terapéuticas.

DATOS CLAVE SOBRE LA DIARREA

Definición: 3 deposiciones o más de heces blandas o líquidas al día

  • diarrea acuosa aguda con una duración de varias horas o días
  • diarrea acuosa sanguinolenta o disentería
  • diarrea persistente (14 días consecutivos o más)

 

Aproximadamente 1700 millones de casos anuales de diarrea infantil en el mundo

2ª causa de mortalidad y causa importante de malnutrición en niños menores de 5 años

525 000 muertes al año de niños menores de 5 años en el mundo

[Fuente] : WHO: Fact sheets on diarrhoeal-disease, mai 2017

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Microbiota nasal: un marcador fiable de la severidad de la bronquiolitis

La severidad de la bronquiolitis del lactante puede evaluarse mediante la caracterización de la microbiota nasal. Este método alternativo resulta más sencillo y menos invasivo que el tradicional aspirado nasofaríngeo

La microbiota pulmonar Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal Microbiota, lactancia y pubertad precoz El tratamiento profiláctico con antibióticos en el periparto reduce la concentración de bacterias del género Bifidobacterium en la leche materna

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ASPIRADO VS. HISOPADO

La caracterización de la microbiota de las vías respiratorias cobra una importancia especial en algunas enfermedades pulmonares como la bronquiolitis porque existe una correlación directa entre la gravedad de la afección y las poblaciones microbianas locales. Por lo tanto, resulta imprescindible identificar precisamente los microorganismos presentes mediante un muestreo de calidad. Aunque el protocolo tradicional (aspirado nasofaríngeo) ofrece una buena eficacia diagnóstica y pronóstica, resulta difícil de ejecutar en niños, especialmente en lactantes, por su carácter invasivo. El hisopado nasal constituye una alternativa prometedora porque se trata de un procedimiento más sencillo y menos traumático. Para investigar su eficacia16 se compararon las microbiotas nasofaríngea y nasal de lactantes con bronquiolitis (composición y capacidad para predecir la severidad del episodio inflamatorio). Las dos técnicas de muestreo se evaluaron en 815 niños hospitalizados y las poblaciones bacterianas se caracterizaron por amplificación de los genes del ARNr 16S.

POBLACIONES DIVERGENTES PERO PODER DE PREDICCIÓN CONVERGENTE

Los análisis revelaron disparidades entre las poblaciones microbianas de los dos sitios. La microbiota nasal se compone principalmente de los géneros Staphylococcus (40,8%), Corynebacterium (10,4%), Moraxella (9,3%), Haemophilus (7,4%), Dolosigranulum (5,2%), Streptococcus (5%) y Enterobacter (4,7%), mientras que en la microbiota nasofaríngea predominan los géneros Moraxella (30,7%), Streptococcus (30,5%) y Haemophilus (19,7%). Sin embargo, conviene relativizar la discrepancia observada: el predominio de Moraxella o de Haemophilus en la microbiota nasal también se observa en la microbiota nasofaríngea, convirtiendo ambos sitios en herramientas adecuadas para predecir la severidad de la bronquiolitis. Los niños con predominio de Haemophilus presentan un mayor riesgo de admisión en la unidad de cuidados intensivos o de hospitalización prolongada (≥ 5 días). En comparación con ellos, los sujetos con predominio de Moraxella parecen estar menos expuestos. Sin embargo, este poder de predicción no es aplicable a otros géneros bacterianos. En vista de las numerosas ventajas prácticas que ofrece el hisopado nasal, puede considerarse una valiosa alternativa al aspirado nasofaríngeo para evaluar la severidad de la bronquiolitis infantil.

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Microbiota respiratoria e infecciones pulmonares relacionadas con la fibrosis quística

En niños ya se ha demostrado una correlación entre la evolución de la fibrosis quística y variaciones de las poblaciones microbianas de las vías respiratorias. Las respuestas derivadas de esta asociación podrían ayudar a comprender mejor los mecanismos patógenos que intervienen en otras enfermedades respiratorias. Además, una mejor caracterización de las distintas microbiotas podría facilitar el desarrollo de métodos de evaluación, diagnóstico y tratamiento más selectivos y menos invasivos.

La microbiota pulmonar Microbiota infantil: el tipo de lactancia materna es importante Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal

La caracterización precisa de la microbiota de las vías respiratorias revela la especificidad de las poblaciones bacterianas en niños con fibrosis quística. Esto podría abrir el camino a la identificación de factores de riesgo de infecciones pulmonares y al desarrollo de mejores estrategias terapéuticas.

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UNA TECNOLOGÍA MÁS REFINADA

Los adelantos que se han conseguido recientemente en las técnicas de cribado molecular, secuenciación y análisis metagenómicos han contribuido a la caracterización más precisa de la microbiota de las vías respiratorias del ser humano. Esta mayor precisión se acompaña de una mejor comprensión de las complejas relaciones entre las distintas poblaciones de microorganismos y el sistema respiratorio del huésped, ya sea que éste último goce de buena salud o no. A este respecto, la fibrosis quística representa un buen ejemplo porque las infecciones pulmonares, que desempeñan un papel determinante en la patogenia de la enfermedad, evolucionan con el paso del tiempo. Las infecciones (relativamente) benignas por Staphylococcus aureus y Haemophilus influenzae padecidas en la infancia se convierten en infecciones persistentes por bacterias gramnegativas de tipo Pseudomonas aeruginosa, cuya severidad aumenta con el paso de los años. Esta progresión se acompaña de alteraciones de la microbiota de las vías respiratorias y lleva a plantearse una pregunta subyacente: ¿son estas disbiosis consecuencias de la enfermedad o bien, al contrario, contribuyen al desarrollo de episodios infecciosos?

EJEMPLOS DE DIVERSIDAD

Aunque una revisión de la literatura científica no haya dado una respuesta definitiva a la pregunta sobre la relación de causa y efecto, sí permitió identificar diferencias entre la microbiota respiratoria sana y la microbiota alterada por la fibrosis quística14. La primera es más diversificada y se caracteriza por el predominio de uno o dos géneros bacterianos entre Staphylococcus, Dolosigranulum, Corynebacterium, Haemophilus, Streptococcus y Moraxella; los tres últimos exponen a un mayor riesgo de desarrollar infecciones pulmonares agudas. Por su parte, los niños con fibrosis quística presentan un entorno bacteriano menos denso y menos diversificado, en el que predominan Corynebacterium y Streptococcus. La disbiosis parece acentuarse con el paso del tiempo, en función del grado de severidad de la enfermedad. Durante la fase terminal es posible incluso que solo estén presentes uno o dos patógenos.

¿CÓMO MEJORAR EL TRATAMIENTO?

Una vez conocidas las especificidades y la evolución de la microbiota de las vías respiratorias de pacientes con fibrosis quística, surge la cuestión de las interacciones entre las disbiosis y el desarrollo estructural y funcional de las infecciones pulmonares. El esclarecimiento de los mecanismos implicados podría facilitar la identificación de posibles factores patogénicos o protectores y, por tanto, el diseño de nuevas estrategias profilácticas y terapéuticas.

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El eje intestino-cerebro y el TDAH en adolescentes

Ciertas alteraciones sistémicas relacionadas con disbiosis intestinales podrían manifestarse en forma de trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). De hecho, es posible que precursores de la dopamina sintetizados en el intestino lleguen al sistema nervioso central (SNC) e incrementen el riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades.

La microbiota intestinal Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal Microbiota, lactancia y pubertad precoz El tratamiento profiláctico con antibióticos en el periparto reduce la concentración de bacterias del género Bifidobacterium en la leche materna

ALTERACIÓN DE LA NEUROTRANSMISIÓN

Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) constituyen otra clase de neuropatías en las que podría estar implicada la microbiota humana. Estos trastornos se asocian con anomalías de la neurotransmisión dopaminérgica y con deficiencias en los procesos de recompensa a través de circuitos neurales subyacentes, sobre todo en el cuerpo estriado ventral. La microbiota podría contribuir a tales alteraciones a través del eje intestino-cerebro10. Para explorar esta hipótesis, se caracterizó la microbiota intestinal de adolescentes y adultos jóvenes con trastornos por déficit de atención e hiperactividad, y se realizó análisis de las respuestas cerebrales a la estimulación emocional12.

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AUMENTO DE UN PRECURSOR DE LA DOPAMINA

El análisis de la microbiota intestinal por secuenciación del ARNr 16S permitió identificar las poblaciones bacterianas en adolescentes con TDAH. Se utilizó la imagenología funcional para comparar las poblaciones microbianas intestinales y las reacciones cerebrales a una estimulación de los procesos de recompensa en algunos participantes, independientemente del diagnóstico inicial. La caracterización de las microbiotas reveló ciertas variaciones, por ejemplo un aumento de las bifidobacterias en sujetos con TDAH. Estas bacterias, predominantes en el intestino de estos sujetos, poseen un gen que codifica la ciclohexadienil deshidratasa. Esta enzima participa en la síntesis de la fenilalanina, un precursor de la dopamina capaz de atravesar la barrera hematoencefálica. Esto da lugar a aumentos de las concentraciones cerebrales de dopamina, lo que eleva el riesgo de desarrollar alteraciones neurológicas

EJE INTESTINO-CEREBRO

  • La microbiota intestinal participa en la comunicación entre el intestino y el cerebro a través de numerosos compuestos y por múltiples vías
     
  • Se ha demostrado de forma inequívoca que desempeña un papel en la maduración del eje neuroendocrino del estrés y en la regulación de las emociones.
     
  • Varios estudios indican que las disbiosis podrían contribuir a la fisiopatología de enfermedades del SNC tales como trastornos ansiosos y depresivos, trastornos del espectro autista y ciertas enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple)

[Fuente] : Nogacka AM, Salazar N, Arboleya S, et al. Early microbiota, antibiotics and health. Cell Mol Life Sci. 2018;75(1):83-91.

FALTA DE MOTIVACIÓN

Existe una correlación entre el aumento de la producción de monoaminas propiciado por la microbiota intestinal y la disminución de los mecanismos neuronales de anticipación de la recompensa en el cuerpo estriado ventral, que es otro marcador de TDAH. El diagnóstico por imágenes confirma esta relación: los sujetos con disbiosis intestinal muestran «intolerancia al retraso de la recompensa» (incapacidad para soportar un aplazamiento de la recompensa) que, según muchos expertos, es el mecanismo fundamental de la enfermedad. Así pues, la composición de la microbiota intestinal parece ser un nuevo factor en la etiología de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad ya que afecta directamente la síntesis de la ciclohexadienil deshidratasa. No obstante, dado que no se puede descartar una posible disbiosis relacionada con el TDAH, se requieren estudios más profundos para precisar a qué nivel tienen lugar las interacciones y cuáles son los efectos funcionales de las microbiotas en los trastornos psiquiátricos en general (trastorno obsesivo-compulsivo, fobias, trastornos de ansiedad, etc.).

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Autismo: microbiota, microbiotas oral e intestinal

Cada vez más estudios se centran en la relación entre los trastornos de la conducta y la microbiota. La razón de este interés es que algunos microorganismos podrían producir sustancias capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, estando en consecuencia implicados en alteraciones del sistema nervioso central. El esclarecimiento de las interacciones en juego nos permitiría perfilar la etiología de algunas enfermedades psiquiátricas aún mal conocidas.

La microbiota intestinal Microbiota infantil: el tipo de lactancia materna es importante Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal

Los niños autistas presentan una alteración de las poblaciones de bacterias y hongos intestinales, además de una disbiosis oral. Estos dos ejes de investigación complementarios tienen como objetivo común desarrollar una estrategia adecuada para el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad.

ALTERACIÓN DEL SISTEMA GASTROINTESTINAL

El trastorno autista, una afección del neurodesarrollo que suele aparecer durante la infancia, se caracteriza por trastornos de conducta tales como dificultades para establecer relaciones sociales, problemas de comunicación y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Aunque los mecanismos subyacentes de esta enfermedad no son claros, la presencia recurrente de problemas gastrointestinales en niños autistas sugiere una posible relación con la microbiota intestinal. Explorando esta hipótesis se pretende caracterizar por completo la etiología de esta enfermedad que, por el momento, se limita a factores genéticos y ambientales.

ALTERACIONES DE LAS POBLACIONES DE BACTERIAS…

Algunos estudios, como el de un equipo italiano7 , intentaron confirmar la hipótesis de la disbiosis. Para ello, tomaron muestras fecales de 40 niños con trastornos autistas severos y de 40 controles «neurotípicos» con el fin de caracterizar las poblaciones bacterianas presentes mediante la amplificación de los genes del ARNr 16S. Los análisis confirmaron que la hipótesis original era pertinente ya que en los niños autistas se observó un aumento significativo de la relación Firmicutes/ Bacteroidetes, que suele asociarse con un mayor riesgo de desarrollo de trastornos inflamatorios. A nivel de géneros se observa una disminución de Alistipes, Bilophila, Dialister, Parabacteroides y Veillonella, y un aumento de Collinsella, Corynebacterium, Dorea y Lactobacillus. En los niños autistas con estreñimiento (trastorno gastrointestinal frecuente en esta enfermedad), se observó asimismo la abundancia de Escherichia, Shigella y Clostridium.

…Y DE HONGOS

El análisis de la comunidad de hongos también reveló diferencias entre los sujetos autistas y los controles ya que la proporción de Candida fue dos veces mayor en los primeros. Sin embargo, esta observación debe analizarse en su contexto ya que este tipo de hongo está presente naturalmente en el ser humano, a tal grado que la diferencia no puede considerarse significativa. Aun así, parece confirmarse la hipótesis de una disbiosis fúngica que podría influir en el desarrollo bacteriano y viceversa, dado que las dos comunidades coexisten en la misma microbiota.

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POSIBLE IMPLICACIÓN DE LA MICROBIOTA ORAL

La microbiota intestinal no es la única presuntamente implicada en el desarrollo de trastornos autistas. La investigación se interesa también en poblaciones microbianas del ámbito otorrinolaringológico (ORL), que contienen una gran diversidad de taxones (más de 700 únicamente en la cavidad bucal) y desempeñan una función de reservorio infeccioso para otras partes del cuerpo, incluido el sistema nervioso central. Dado que estudios anteriores revelaron la presencia de disbiosis orales en pacientes con enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple o migraña, un equipo de investigadores decidió caracterizar la microbiota oral de niños autistas a fin de identificar posibles especificidades microbianas9 .

LA CAVIDAD BUCAL: UN ENTORNO ESPECÍFICO

Una de las particularidades de la cavidad bucal es que en ella coexisten tejidos blandos (mucosas) y duros (dientes). La recolección doble de 111 muestras de saliva y de placa dental permitió identificar más precisamente las poblaciones bacterianas de 32 niños autistas y 27 sujetos de control. Al igual que en la microbiota intestinal, se observaron grandes diferencias entre los dos grupos de participantes. La comunidad microbiana bucal de los autistas se caracteriza por un empobrecimiento generalizado, un aumento de patógenos como Haemophilus en la saliva y Streptococcus en la placa dental, así como una disminución de distintas bacterias comensales en ambos sitios: Prevotella, Selenomonas, Actinomyces, Porphyromonas y Fusobacterium. Además, la placa dental muestra una disminución importante de Prevotellaceae, una familia capaz de interactuar con el sistema inmunitario, junto con una abundante concentración de Rothia, bacteria asociada frecuentemente con enfermedades odontológicas según la literatura científica.

LA MICROBIOTA: ¿UN NUEVO ENFOQUE DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO EN PSIQUIATRÍA?

Partiendo de las poblaciones bacterianas orales identificadas en el trastorno autista se desarrolló un modelo diagnóstico basado en los principales biomarcadores bucales, que ofrece una eficacia del 96,3% en el caso de la saliva y podría ser particularmente útil y pertinente en el ámbito de la psiquiatría moderna. La razón de ello es que este enfoque biológico permite complementar los criterios habituales derivados en su mayoría del DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales), los cuales se basan en un consenso sobre síntomas clínicos difíciles de medir. La realización de investigaciones más extensas sobre las microbiotas de niños autistas podría conducir al desarrollo de nuevas estrategias de diagnóstico y tratamientos innovadores.

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Enfoque sobre los riesgos de enfermedad inflamatoria intestinal (EII) crónica

El riesgo de EII crónica es mayor en los bebés expuestos a antibióticos durante el parto. Las alteraciones fisiológicas provocadas por la disbiosis, especialmente en la mucosa del intestino y del sistema inmunitario, facilitan el desarrollo de este tipo de enfermedades inflamatorias raras.

La microbiota intestinal Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal Microbiota, lactancia y pubertad precoz El tratamiento profiláctico con antibióticos en el periparto reduce la concentración de bacterias del género Bifidobacterium en la leche materna
EII

EXPOSICIÓN A ANTIBIÓTICOS Y EII CRÓNICA TEMPRANA

El caso del sobrepeso pone de manifiesto la complejidad de las repercusiones de las disbiosis en ciertas áreas de la medicina. Las relaciones causales están mejor documentadas en gastroenterología, donde se ha demostrado de forma inequívoca el vínculo entre la microbiota intestinal y las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) crónicas. Dicha relación ha incitado a un creciente número de investigadores a tener en cuenta las disbiosis al investigar trastornos mal comprendidos, en particular la colitis ulcerosa (UC) y la enfermedad de Crohn en niños menores de 6 años, ya que su incidencia está aumentando constantemente a escala mundial. Dado que esta progresión no puede atribuirse a factores genéticos y ambientales conocidos, podría deberse a una fragilización del intestino causada por alteraciones de la microbiota

EL RIESGO DE EII CRÓNICA SE DUPLICA DESPUÉS DE UN TRATAMIENTO CON ANTIBIÓTICOS DURANTE EL PARTO

Un equipo de investigadores suecos3 decidió explorar esta hipótesis estudiando una cohorte de 827 239 niños nacidos entre 2006 y 2013. Este análisis a gran escala se basó en un análisis comparativo de los registros nacionales suecos de nacimientos, pacientes y prescripciones de medicamentos. En total, el 17% de los sujetos fueron expuestos a antibióticos durante el parto (el 5% de ellos en varias ocasiones) y el 65% después del nacimiento, en la mayoría de los casos más de una vez (7 de cada 10). Por otra parte, 51 niños presentaron enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa. En comparación con la población de control, el riesgo de desarrollar una EII crónica temprana fue mayor (aHR4 = 1,93) en los niños expuestos a antibióticos durante el embarazo.

EFECTOS EN EL FETO

La exposición intrauterina a antibióticos podría provocar una alteración de la colonización bacteriana temprana del niño, caracterizada por una baja concentración de bacterias comensales, en particular Faecalibacterium prausnitzii y Ruminococcaceae, así como por un aumento de bacterias patógenas. Esta disbiosis podría dar lugar a importantes modificaciones fisiológicas por las interacciones que tienen lugar entre la microbiota y el huésped y que consisten en la producción de AGCC5 (sobre todo butirato), la inducción del sistema inmunitario de la mucosa intestinal, la estimulación del sistema nervioso local y el mantenimiento de la función de «barrera» del intestino.Todas estas alteraciones pueden causar trastornos inflamatorios.

MEJORAR LAS PRÁCTICAS DE PRESCRIPCIÓN DE ANTIBIÓTICOS PARA PRESERVAR LA MICROBIOTA

Los datos presentados aquí y los resultados de un creciente número de estudios y publicaciones demuestran que una microbiota diversificada, con una proporción elevada de bacterias comensales con respecto a bacterias patógenas, participa en el desarrollo adecuado del niño limitando la aparición de algunas enfermedades,sobre todo de tipo metabólico o inflamatorio. Esta observación no debe conducir a un rechazo generalizado del tratamiento antibiótico cuya eficacia y beneficios son imprescindibles en numerosos casos, como resaltan todos los profesionales sanitarios. En cambio, la optimización de las prescripciones, del espectro de acción de las sustancias activas empleadas, de la duración del tratamiento y de las formas de administración permitiría reducir los efectos nocivos de los antibióticos y la transferencia de resistencia a la microbiota intestinal, preservando la salud del niño a corto y largo plazo.

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Enfoque sobre los riesgos de sobrepeso y obesidad

La disbiosis intestinal inducida por antibióticos podría ser la causa de ciertos casos de sobrepeso infantil. Los principales factores de riesgo son la exposición perinatal o la administración de tratamientos repetidos durante los primeros 24 meses de vida.

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ESTUDIO DEL RIESGO TEMPRANO DE SOBREPESO BASADO EN LA LITERATURA CIENTÍFICA

Entre los riesgos metabólicos relacionados con una alteración de la microbiota intestinal, el riesgo temprano de sobrepeso u obesidad plantea muchas interrogantes. Treces estudios observacionales y metanálisis que cumplieron los criterios de inclusión entre un conjunto de 4 870 publicaciones internacionales permitieron adentrarse en el tema2 supervisando el peso de 527 504 niños expuestos a antibióticos durante los primeros 24 meses de vida. Para afinar estos trabajos, se agregó un estudio específico sobre el periodo de seis meses siguiente al nacimiento y se especificaron la cantidad y el tipo de antibióticos administrados.

TRATAMIENTO TEMPRANO O CICLOS REPETIDOS = AUMENTO DEL RIESGO DE SOBREPESO

El análisis de los datos recopilados reveló un leve aumento del riesgo de sobrepeso u obesidad en caso de tratamiento posnatal (en los seis meses después del nacimiento: OR* = 1,20) o de administración repetida de antibióticos (más de un tratamiento: OR = 1,24) antes de los dos años de edad. Por el contrario, un tratamiento único o administrado después del primer semestre de vida no parece tener efectos negativos en la evolución del peso de los niños. Aún subsiste una duda: ¿estamos ante una relación directa de causa y efecto y es el antibiótico la causa del problema de peso durante la infancia? O bien todo lo contrario: ¿se asocia la obesidad infantil con un mayor riesgo de infecciones, dando lugar a más tratamientos antibióticos? Los partidarios de la primera hipótesis consideran que una colonización intestinal nociva podría desempeñar un papel particular por su implicación bien documentada en el desarrollo de trastornos metabólicos. En todo caso, los resultados de las investigaciones muestran que los antibióticos deben administrarse con suma precaución durante el periodo perinatal.

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Antibióticos, microbiota del niño y salud a largo plazo

Si bien el tratamiento antibiótico es uno de los pilares del arsenal terapéutico moderno, produce una variedad de reacciones adversas, en particular efectos nocivos en la microbiota humana y la creación de un reservorio de genes que codifican la resistencia a los antibióticos (resistoma). Por el momento pocos estudios se han interesado en el resistoma, aunque las disbiosis provocadas por antibióticos (especialmente en niños) se conocen bastante bien gracias a la investigación. Examinemos esta cuestión más de cerca.

La microbiota intestinal Restauración de la microbiota de los bebés nacidos por cesárea mediante un trasplante fecal Microbiota, lactancia y pubertad precoz El tratamiento profiláctico con antibióticos en el periparto reduce la concentración de bacterias del género Bifidobacterium en la leche materna
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La literatura científica confirma que la exposición perinatal a antibióticos altera la constitución de la microbiota intestinal y puede tener repercusiones en la salud del niño durante su crecimiento.

HOMEOSTASIS DE LA MICROBIOTA INTESTINAL Y SALUD

La microbiota intestinal es un conjunto complejo y diversificado de microorganismos que mantienen una relación de cooperación con su huésped. Esta microbiota desempeña un papel importante no solo en el funcionamiento del aparato digestivo sino también en la homeostasis metabólica e inmunitaria. Estas características la convierten en un elemento primordial de la salud humana y en un campo de investigación importante para comprender las repercusiones de las disbiosis asociadas con antibióticos. El análisis de las publicaciones científicas permite conocer mejor los efectos de los antibióticos en la formación de la microbiota intestinal del niño durante el parto y después del mismo1 . En este periodo, la exposición a antibióticos puede adoptar distintas formas: tratamiento materno durante el embarazo, parto por cesárea, tratamiento posparto (especialmente en niños prematuros), o incluso lactancia materna ya que los antibióticos pueden alterar la microbiota de la leche materna o ser transmitidos al niño.

RESISTOMA INTESTINAL: UN TEMA QUE MERECE EXPLORACIÓN

  • El resistoma es el conjunto de genes de la microbiota que codifican la resistencia a los antibióticos.
  • Aunque pocos estudios se han interesado en el enriquecimiento del reservorio de genes de este tipo, se supone que la adquisición temprana de resistencia podría relacionarse con la exposición a microbios maternos y ambientales durante el parto y después del mismo.
  • Queda por definir más precisamente el papel del resistoma en la composición de la microbiota intestinal, así como sus efectos en la salud humana tanto individual como colectiva.

INTERACCIONES ENTRE LA MICROBIOTA Y EL HUÉSPED: UNA ESTRECHA VENTANA DE OPORTUNIDAD

Distintas publicaciones han resaltado la importancia de la colonización intestinal temprana y la existencia de una ventana de oportunidad perinatal durante la cual la exposición microbiana define la «programación básica» de la futura microbiota y, por consiguiente, determina la salud del niño a largo plazo. Aún no se han documentado suficientemente los parámetros temporales de esta ventana de oportunidad (inicio y duración) y, hoy en día, la investigación es particularmente activa en este campo. Sin embargo, esta ventana parece ser estrecha, lo que incita a restringir el uso de antibióticos para limitar sus efectos indeseables. La investigación ha demostrado que no todos los antibióticos ejercen los mismos efectos en la microbiota y que la sensibilidad individual desempeña un papel importante en sus repercusiones para la salud. Aun así, la mayoría de los niños de los países desarrollados son expuestos a antibióticos durante su primer año de vida. Esta observación alienta a investigar más a fondo las disbiosis tempranas inducidas por antibióticos con el fin de mejorar el tratamiento de los trastornos metabólicos y autoinmunes asociados con ellas.

LOS ANTIBIÓTICOS SON DETERMINANTES PERINATALES

  • La colonización microbiana temprana del recién nacido se debe a bacterias aerobias y anaerobias facultativas, y posteriormente a bacterias anaerobias estrictas procedentes de las microbiotas de la madre y del medio ambiente.
  • Los antibióticos influyen en esta colonización, al igual que el modo de parto, la edad gestacional o el tipo de alimentación.
  • Un tratamiento de más de 3 días con antibióticos constituye un factor de riesgo de colonización por enterobacterias resistentes, especialmente si se usa un antibiótico de amplio espectro.
[Fuente] : Marteau M, Dore J. Gut microbiota, a full-fledged organ. March 2017. John Libbey Eurotext
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