Los trastornos bipolares

Se caracterizan por una alternancia de episodios depresivos con episodios maníacos. La microbiota intestinal de estos enfermos muestra una composición diferente a la de individuos sanos y una menor diversidad, especialmente en las mujeres afectadas.

La microbiota intestinal Trastornos del estado de ánimo

Los pacientes bipolares (como los esquizofrénicos) presentarían cantidades elevadas de anticuerpos dirigidos contra hongos presentes de manera natural en el tracto digestivo (Saccharomyces cerevisiae y Candida albicans). En estos pacientes, la presencia en sangre de una determinada proteína indicaría la migración de bacterias que normalmente se encuentran en el intestino. Además, la concentración de anticuerpos dirigidos contra Saccharomyces cerevisiae es mucho mayor en pacientes que no han recibido nunca tratamiento que en aquellos que han tomado antipsicóticos. Esto tiende a confirmar la hipótesis de una posible relación entre la enfermedad y el proceso inflamatorio26.

Educación nutricional: ¿una estrategia a promover?

Para algunos psiquiatras, no existe ninguna duda, por lo que cuentan con la nutrición como vía de reducción de la inflamación y reequilibrio de la microbiota intestinal27. De hecho, se ha demostrado que existe una relación entre la dieta de tipo occidental (rica en azúcares y grasas) y una alteración de la actividad neuronal e inflamatoria. Por el contrario, la dieta mediterránea es un ejemplo a seguir ya que protegería de los trastornos bipolares y de la depresión, al igual que el consumo de omega-3.

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La depresión

La depresión y la bipolaridad son trastornos mentales graves y relativamente comunes, a veces acompañados de ideas suicidas. La depresión afecta a más de uno de cada cinco individuos a lo largo de su vida. La bipolaridad, de difícil diagnóstico, afecta entre un 1 y un 2,5% de la población. Ambas enfermedades estarían relacionadas con una disbiosis intestinal y en algunos casos mostrarían una correlación con la severidad de los síntomas.

La microbiota intestinal Trastornos del estado de ánimo

Se manifiesta por una tristeza inusual, pérdida de la capacidad de disfrute de la vida, incapacidad para realizar tareas cotidianas, gran fatiga y se acompaña de un aumento de la concentración de cortisol22, lo que supone una alteración de la respuesta al estrés.

En animales, la ausencia de microbiota intestinal (o la alteración de ésta) se asocia con síntomas depresivos y con un desequilibrio de los neurotransmisores(serotonina, dopamina, GABA…). Por otra parte, ciertas moléculas que favorecen el proceso inflamatorio, presentes en exceso en la sangre y producidas por bacterias intestinales, parecen estar directamente relacionadas con el desarrollo de la depresión23. Los estudios realizados en el hombre, escasos hasta el momento, ponen en evidencia un perfil bacteriano: recientemente, un grupo de investigadores descubrió que bajas cantidades de ciertos géneros bacterianos (Coprococcus y Faecalibacterium) en el intestino estaban relacionadas con un sentimiento de mala calidad de vida en los pacientes depresivos.

Equilibrio intestinal, equilibrio mental

La administración de algunos psicobióticos, especialmente Lactobacillus y Bifidobacteria (bacterias que pertenecen a la familia Firmicutes y que están presentes en baja cantidad en las personas afectadas), podría ser beneficiosa y complementaría el tratamiento antidepresivo y ansiolítico empleado actualmente. Los primeros resultados obtenidos son prometedores: una ingesta prolongada de psicobióticos produciría una disminución de los síntomas depresivos y de la angustia psicológica, sin causar efectos secundarios24.

¿Cómo modificar la cesta de la compra?

Parece que los productos procesados y con un alto contenido de azúcar pueden predisponer a la depresión. En pacientes depresivos, los prebióticos y especialmente los galactooligosacáridos que contienen las alubias rojas, garbanzos, alcachofas…tendrían una acción beneficiosa mediante la estimulación del crecimiento de bifidobacterias25. Favorecer el consumo de frutas, verduras y pescado (rico en omega-3) permitiría reequilibrar la microbiota, regular los procesos inflamatorios y, por tanto, influir de manera positiva en el estado de ánimo. La cúrcuma podría disminuir la concentración de cortisol en la saliva y aumentar la diversidad de la flora intestinal, ejerciendo efectos positivos sobre la mente y el comportamiento.

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¿La ansiedad crónica posiblemente influenciada por bacterias intestinales?

Este trastorno afecta a más de uno de cada cinco individuos (de 18 a 65 años) al menos una vez en la vida14. Tener antecedentes familiares aumenta la vulnerabilidad, pero las personas no predispuestas tampoco son inmunes. La ansiedad crónica está asociada, al menos en parte, a procesos inflamatorios producidos posiblemente por bacterias intestinales. Un estado de preocupación constante y excesiva difícil de controlar, ataques de pánico imprevisibles y recurrentes, trastornos obsesivos compulsivos, síndrome de estrés postraumático: los trastornos de ansiedad corresponden a diversas enfermedades que comparten un rasgo en común: el miedo. Presos de su angustia, los enfermos intentan emplear estrategias de evitación desproporcionadas.

La microbiota intestinal Trastornos del estado de ánimo
Troubles anxieux bandeau

Entre otras causas figura nuevamente la disbiosis intestinal ya que podría causar un aumento de la permeabilidad de la pared intestinal y una alteración de la respuesta al estrés, así como un aumento de la actividad inflamatoria.

Todos los caminos conducen a la microbiota15

Existe un consenso en torno a la influencia de las bacterias intestinales en este proceso. Sin embargo, según las investigaciones, la microbiota podría ejercer un efecto ansiogénico o, por el contrario, un efecto ansiolítico16. De hecho, la toma de antibióticos, que altera y empobrece la flora digestiva, estaría asociada a la aparición de trastornos de ansiedad o de forma inversa, a una disminución del nivel de ansiedad en animales.

Una flora analizadas “a ciegas”

En animales, los antibióticos disminuirían la ansiedad durante la administración del tratamiento. La otra cara de la moneda: una alteración precoz de la microbiota intestinal debida a la toma de antibióticos podría causar una modificación de la conducta que persistiría en la edad adulta17,18. Ciertas cepas probióticas tendrían, por otro lado, un efecto ansiolítico. En conclusión, un trasplante de microbiota fecal podría reducir el nivel de ansiedad19. Todos estos resultados quedan de momento pendientes de confirmación en el ser humano

¿Cómo mejorar si dieta para mantener la serenidad?

Los alimentos fermentados como el queso, los yogures, el kéfir, el kombucha o la salsa de soja son excelentes suplementos ricos en probióticos y prebióticos. Podrían actuar como antiinflamatorios al reforzar la integridad de la barrera intestinal y al mejorar la composición y las funciones de las bacterias intestinales, estimulando las células inmunitarias en el tracto digestivo. Los probióticos disminuyen la frecuencia y la severidad de los síntomas de ansiedad en ratas; en el hombre, reducen la concentración de cortisol en orina21. La leche fermentada produce modificaciones en la actividad de las áreas cerebrales responsables de las emociones y del dolor en personas sanas y sin trastornos psiquiátricos.

Curar - EL CUERPO Y LA MENTE20

Un psicobiótico es un organismo vivo (por ejemplo, una bacteria) cuya ingestión produce un efecto beneficioso para la salud de pacientes que sufren enfermedades psiquiátricas, psíquicas o neurológicas.

En resumen, se trata de un probiótico con propiedades psicotrópicas, capaz de regular el eje intestino-cerebro mediante:

La producción de mensajeros químicos

encargados de hacer llegar la información al cerebro

La activación directa

de las vías neuronales entre el cerebro y el intestino

La mejora del equilibrio

entre el aporte y el gasto energético

La limitación del crecimiento

de bacterias patógenas en el estómago e intestino

La reducción de procesos inflamatorios

en el tracto digestivo

La protección

 de la barrera intestinal

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Microbiota y El trastorno del espectro autista

Las alteraciones de la microbiota en los primeros años de vida, periodo en el que se están desarrollando nuestra flora intestinal y nuestro cerebro, pueden modificar las estructuras y funciones cerebrales y favorecer la aparición de trastornos del desarrollo. El trastorno del espectro autista (TEA) es un conjunto de alteraciones heterogéneas8 relacionadas con anomalías del desarrollo cerebral. Podrían deberse a una alteración de la microbiota inducida durante el embarazo y los primeros años de vida: algunos síntomas digestivos, frecuentemente asociados a la enfermedad, sugieren que la microbiota podría ser un elemento clave en la comprensión del TEA.

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La microbiota intestinal

Los síntomas de la enfermedad aparecen en una etapa temprana de la vida y se traducen especialmente en un déficit de comunicación, alteraciones en las relaciones sociales y la conducta, así como en la aparición de comportamientos repetitivos. En comparación con la población general, las personas afectadas suelen ser mucho más propensas a sufrir trastornos gastrointestinales (diarrea, dolor abdominal, estreñimiento), cuya severidad parece estar relacionada, en algunos casos, con la de los síntomas de la enfermedad.

¿“Perfiles” microbianos?

Los niños autistas tendrían una flora menos diversa que la de otros niños , con una baja cantidad de ciertas bacterias conocidas por sus efectos beneficiosos como Bifidobacterium, pero una abundancia de otras (Lactobacillus, Clostridium…). Además, en el intestino de los niños autistas habría una proporción de Candida (particularmente Candida albicans) más alta de lo normal. Este hongo produce amoníaco y toxinas que podrían influir en la función cerebral y agravar los trastornos intestinales bacterianos.

Diversos factores de riesgo

En los animales existe una relación entre una alimentación materna rica en grasa y un desequilibrio de la microbiota intestinal (disbiosis), así como la aparición de trastornos autistas en la descendencia. Los niños nacidos por cesárea y a los que se les administró numerosos antibióticos tendrían también un mayor riesgo de desarrollar este tipo de trastornos. En definitiva, podemos destacar como aspecto positivo que el amamantamiento durante los 6 primeros meses de vida del lactante (como mínimo) disminuye el riesgo de desarrollar más adelante este tipo de trastornos.

¿SACAR LA LENGUA PARA LA DETECCIÓN DEL AUTISMO?

  • La detección actual se basa en señales conductuales, psicomotoras, psicológicas y del lenguaje. Esta detección es posible desde los 2 años de edad, pero suele retrasarse el diagnóstico.
     
  • Un algoritmo matemático recientemente desarrollado y con una fiabilidad del 96% parece ser prometedor y podría enriquecer el arsenal diagnóstico. Esta algoritmo, que se ha probado ya en 32 niños enfermos, permite la detección de nuevos marcadores de autismo9 (presencia exagerada de bacterias “malas” y diversidad reducida) en la flora bucal (saliva y placa dental).

La microbiota: ¿una esperanza terapéutica?

Actualmente se están explorando varias pistas de investigación. Los probióticos podrían mejorar los trastornos gastrointestinales y aliviar los síntomas autistas, al igual que algunos antibióticos. El trasplante fecal10 en niños y adolescentes también resultaría útil para disminuir la aparición de conductas autistas y trastornos intestinales asociados7, a pesar de tener un riesgo infeccioso importante. En definitiva, la alimentación presenta un interés indiscutible: la administración de suplementos de omega-3 podría mejorar la conducta y una dieta sin gluten ni proteína láctea, así como una dieta rica en grasa pero pobre en azúcares (dieta cetogénica), podrían aumentar la sociabilidad y la capacidad de relacionarse y reducir la frecuencia de estereotipias.

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Cómo nuestro intestino habla constantemente con nuestro cerebro

Conocido con el nombre de “segundo cerebro”, el intestino tiene 200 millones de neuronas (sistema nervioso entérico), alberga miles de millones de bacterias intestinales y se comunica constantemente con nuestro cerebro y viceversa. Pero en caso de alteración de la microbiota intestinal, el proceso inflamatorio asociado puede interrumpir est comunicación bidireccional. Esta disfunción del eje intestinocerebro podría estar implicada en el desarrollo de trastornos neuropsiquiátricos1.

La microbiota intestinal
Axe intestin cerveau Bandeau

Gracias a los trabajos de investigación llevados a cabo sobre el eje intestinocerebro, se van desvelando poco a poco los procesos que emplean las bacterias intestinales para comunicarse con el cerebro. Hoy en día sabemos que los intercambios entre el cerebro y el intestino se realizan a través de cuatro vías principales: neuronal, hormonal, inmunitaria y metabólica. Ambos “órganos” se comunican a través del nervio vago, que viaja desde el cerebro hasta el abdomen y desempeña un papel importante en numerosas funciones vitales como la frecuencia cardíaca. De hecho, los pacientes que han sufrido la ablación de este nervio tendrían un menor riesgo de sufrir trastornos neurológicos.

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¿Qué es el eje intestino-cerebro2?

Las bacterias intestinales se comunican con el cerebro mediante la producción de moléculas químicas llamadas “neurotransmisores” (serotonina, dopamina, GABA3…). Estas moléculas microbianas no actúan directamente en el cerebro ya que éste se encuentra aislado y protegido por una membrana denominada “barrera hematoencefálica”. Los neurotransmisores producidos por las bacterias intestinales podrían ejercer su acción en las células de la pared intestinal haciendo que éstas transmitan el mensaje al sistema nervioso central porconducto de las neuronas del tracto digestivo conectadas con el cerebro. Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) son sustancias biológicas, algunas de ellas beneficiosas y protectoras, producidas por las bacterias del colon durante la fermentación de la fibra alimentaria4. Tienen un papel muy importante en la comunicación entre ambos órganos al actuar directamente en el cerebro.

Vías alternativas

Existen otras vías posibles de comunicación: el sistema inmunitario y la circulación sanguínea. Con ayuda de los AGCC, las bacterias intestinales son capaces de estimular algunos glóbulos blancos, células encargadas de defender nuestro organismo. Estas producen mensajeros químicos (citoquinas) que pueden atravesar la pared intestinal, viajar por la sangre y cruzar la barrera hematoencefálica. Luego actúan en el cerebro, particularmente en áreas implicadas en la regulación de la respuesta al estrés. El cerebro, a su vez, ejerce una acción en el intestino mediante la modulación de las secreciones, la motilidad y la circulación sanguínea, lo que acaba afectando a la permeabilidad intestinal5.

¿Existe algún vínculo entre la microbiota y la función cerebral?

Todos los estudios que se han llevado a cabo en animales muestran que las bacterias intestinales influyen en el desarrollo del cerebro a lo largo de la vida: formación de nuevas neuronas en el cerebro, establecimiento de nuevas conexiones neuronales6, implicación en la velocidad de las señales eléctricas transportadas por neuronas, memorización, conducta social, regulación de la secreción de la hormona del estrés (cortisol)… Sin las bacterias, nuestro cerebro se vería alterado y sería más vulnerable a agentes infecciosos o moléculas tóxicas7.

Recomendado por nuestra comunidad

"Muy interesante" Comentario traducido de Maddie Lafferty (De My health, my microbiota)

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Hepatitis alcohólica: en busca de nuevas dianas terapéuticas relacionadas con la micobiota

Un estudio internacional demostró que una disbiosis intestinal fúngica podría estar implicada en la fisiopatología de la hepatitis alcohólica. Este descubrimiento abre el camino hacia nuevos tratamientos y herramientas de pronóstico.

La microbiota intestinal Esteatosis hepática: la microbiota viral también podría estar implicada Microbiota intestinal y evolución de la esteatosis hepática no alcohólica La doble cara de los antibioticos : Salvavidas y pero alteradores de la microbiota

Aunque la hepatitis alcohólica es una enfermedad asociada a una mortalidad elevada, la falta de innovación está afectando a su pronóstico y tratamiento. Recientemente se ha puesto de manifiesto el papel que ejerce el eje intestino-hígado en las complicaciones del alcoholismo, especialmente a través de la translocación bacteriana desde el intestino al hígado. ¿Podría estar implicada una disbiosis fúngica?

Proliferación de Candida

Un equipo de investigación internacional analizó, a partir de una cohorte estadounidense y europea, la micobiota intestinal de 59 pacientes con hepatitis alcohólica, 15 pacientes que consumían alcohol de forma abusiva* y que presentaban diferentes estadios de daño hepático y 11 controles sanos. Se observó una clara proliferación de Candida en ambos grupos de enfermos, así como una menor riqueza y diversidad fúngica con respecto al grupo control en el que predominaba el género Penicillium. Además, se estableció una correlación entre la micobiota intestinal y ciertos parámetros clínicos, en particular entre la presencia de Candida y un aumento de la fibrosis pericelular, y entre Penicillium y una reducción de la inflamación y de los cuerpos de Mallory**.

Mayor respuesta inmunitaria

Se cuantificaron los anticuerpos anti-Saccharomyces cerevisiae (ASCA) con el objetivo de detectar posibles respuestas inmunitarias frente a las especies fúngicas, particularmente frente a Candida albicans. Los niveles de ASCA eran significativamente mayores en el grupo de enfermos con hepatitis alcohólica con respecto a los otros dos grupos, lo que los autores atribuyeron a la combinación de dos factores: aumento de la concentración de Candida y alteración de la fagocitosis fúngica. Esta combinación desencadenaría una mayor respuesta inmunitaria, a diferencia de lo que sucede en pacientes que consumen alcohol de forma abusiva, en quienes se mantiene la fagocitosis. Además, la concentración de ASCA y la mortalidad aparecen relacionadas: con concentraciones iguales o superiores a 34 UI/mL, la mortalidad a los 90 y 180 días fue significativamente mayor, independientemente de otros factores de confusión [corticoides o pentoxifilina (tratamientos de referencia), puntuación MELD***, translocación bacteriana].

Nuevas opciones en el punto de mira

Otros estudios han demostrado que los pacientes cirróticos tienen un mayor riesgo de contraer una infección fúngica, siendo la aspergilosis una complicación frecuente y a menudo mortal de la hepatitis alcohólica. Según los autores, la micobiota intestinal parece ser una diana terapéutica potencial que merece ser estudiada. Lo mismo sucede con la concentración de ASCA y la puntuación MELD, dos parámetros que podrían mejorar el diagnóstico en relación con el riesgo de mortalidad. Sin embargo, será necesario previamente confirmar estos resultados ya que el número de pacientes del estudio fue relativamente bajo y el consumo de antibióticos en algunos de ellos pudo haber afectado la composición de la micobiota intestinal.

* En el estudio, el consumo abusivo de alcohol en pacientes con hepatitis alcohólica se definió como un consumo superior a 50 g/día en los hombres y 40 g/día en las mujeres en los 3 últimos meses; se considera no abusivo un consumo inferior a 20 g/día.
** Acumulaciones residuales de microfilamentos secundarios a la toxicidad del alcohol y sus metabolitos.
*** Model for end stage liver disease: puntuación de referencia establecida a partir del INR (relación normalizada internacional representativa del tiempo de hemorragia), la concentración de bilirrubina y la de creatinina.

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Noticias Gastroenterología

Parkinson: interferencia de la microbiota intestinal con el tratamiento

Ciertas especies bacterianas de la microbiota intestinal obstaculizan el tratamiento de primera línea de la enfermedad de Parkinson. Un equipo de investigación las caracterizó y descubrió una molécula capaz de inhibir esta interferencia.

La microbiota intestinal La microbiota intestinal podría bloquear los efectos de algunos antidepresivos Antibióticos y riesgo de desarrollar una EII crónica en adultos Enfermedad de parkinson: papel de los antibióticos y de la microbiota
Photo : Interference of the gut microbiota with the treatment of parkinson’s disease

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a más del 1% de las personas mayores de 60 años en todo el mundo. La eficacia del tratamiento y sus efectos secundarios son muy heterogéneos y dependen del paciente. Según demuestra un estudio publicado en la revista Science, la microbiota intestinal podría estar implicada en esta variabilidad.

Un tratamiento con efectos heterogéneos

El tratamiento actual de la enfermedad se basa en la administración de un medicamento –la levodopa (L-dopa) – que, tras ser metabolizada en el cerebro, sustituye a la dopamina que las células neuronales han dejado de producir. ¿Cuál es el problema? Una parte importante de la L-dopa se transforma en dopamina en el intestino y la dopamina producida a nivel periférico no puede atravesar la barrera hematoencefálica y no alcanza el cerebro. Esto no solo reduce la eficacia del tratamiento sino que puede causar efectos secundarios graves (trastornos gastrointestinales y arritmias cardíacas). Por lo tanto, se suele coadministrar una segunda molécula –la carbidopa– con el objetivo de bloquear este metabolismo: aun así, hasta un 56% de la L-dopa no consigue llegar al cerebro.

Interferencia de la microbiota intestinal

Aunque ya se sospechaba de una posible interferencia de la microbiota intestinal con la eficacia del tratamiento, su modo de acción parecía confuso hasta la realización de este estudio. Una investigación sobre el metagenoma bacteriano condujo a la identificación de una especie, Enterococcus faecalis, con actividad tirosina descarboxilasa, que degrada la L-dopa y la transforma en dopamina. Además, los investigadores descubrieron que la dopamina se transforma en m-tiramina bajo la acción de otra enzima, una deshidroxilasa dependiente del molibdeno y presente en Eggerthella lenta. Variaciones en la actividad microbiana podrían contribuir a la heterogeneidad de las respuestas de los pacientes a la L-dopa y, por tanto, explicar la reducción de la eficacia y los efectos secundarios que se observan en algunos de ellos.

Bloquear la degradación intestinal de la L-dopa

A continuación, los investigadores intentaron averiguar por qué la carbidopa era poco eficaz para prevenir el metabolismo intestinal de la L-dopa. ¿A qué conclusión llegaron? Aunque esta molécula permite inhibir la descarboxilasa humana implicada en el metabolismo de la L-dopa, carece de efecto in vivo en la descarboxilasa presente en E. faecalis. Además, identificaron un inhibidor (AFMT1 ) capaz de bloquear la enzima bacteriana. La fase última del estudio reveló que la administración del tratamiento convencional (L-dopa + carbidopa) junto con AFMT en ratones gnotobióticos2 colonizados por E. faecalis aumentaba la concentración sérica de L-dopa, demostrando de esta forma la inhibición de la degradación intestinal de la L-dopa por parte de la microbiota in vivo. Este descubrimiento prometedor3 abre un nuevo camino hacia futuras terapias dirigidas a la microbiota.

1: (S)-α-fluorometiltirosina
2: Dícese de animales de laboratorio obtenidos en condiciones que permiten llevar un perfecto control de su flora microbiana.
3: La Biocodex Microbiota Foundation otorgó su premio internacional 2019 al Profesor E. Balskus para recompensar su trabajo y apoyar futuros proyectos de investigación de su equipo sobre este tema.

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Noticias Neurología Gastroenterología

¿Existe una relación entre nuestro carácter y la microbiota intestinal?

Según muestran los resultados de un estudio internacional, existiría una correlación entre la microbiota intestinal de un bebé de dos meses y medio y los rasgos de carácter que presentará a los seis meses de edad. Esta observación confirma la hipótesis de una posible relación entre las bacterias intestinales y nuestro comportamiento.

La microbiota intestinal Trastornos del estado de ánimo

Los primeros meses de vida son fundamentales para la colonización bacteriana de nuestro tracto digestivo y para el desarrollo de nuestro sistema nervioso. Puesto que existe una comunicación entre cerebro e intestino, es de suponer que la composición de nuestra microbiota intestinal desempeña un papel importante en el desarrollo de nuestro carácter.

La diversidad bacteriana, garantía de una buena salud emocional

Para probar esta hipótesis, un grupo de investigadores analizó la microbiota intestinal de 301 bebés a la edad de dos meses y medio y a continuación evaluó su carácter a los seis meses de edad. Para ello, los investigadores se basaron en un cuestionario cumplimentado por los padres cuyo objetivo era determinar la manera en la que su hijo expresaba y controlaba sus emociones. Sabiendo que son tres los factores que influyen en la diversidad bacteriana del lactante –el tipo de parto (vía vaginal o cesárea), la alimentación (pecho o biberón) y la edad materna– mientras que la riqueza bacteriana depende únicamente del tipo de alimentación, este estudio demuestra una correlación entre una mayor diversidad bacteriana y dos rasgos de carácter predictivos de posibles trastornos psíquicos futuros, a saber, una menor emotividad negativa (miedo, tristeza) y una menor reactividad al miedo.

¿Un carácter dictado por las bacterias?

Este estudio pone también de manifiesto diversas asociaciones específicas entre ciertos géneros bacterianos y el carácter de los lactantes. Por ejemplo, cantidades abundantes de Bifidobacterium y de Streptococcus y bajas cantidades de Atopobium estarían asociadas con una emotividad positiva, predictiva de un carácter extrovertido y de un buen manejo de las emociones. Por el contrario, una emotividad negativa estaría asociada a la presencia de bacterias Erwinia, Rothia et Serratia, estando también esta última relacionada con el estrés materno prenatal. La capacidad de reacción frente al miedo se asocia especialmente a un aumento de la cantidad de bacterias Peptinophilus y Atopobium. Los autores apuntan que, a pesar de poseer microbiotas muy semejantes, niños y niñas no tienen del todo el mismo carácter y sugieren por tanto, la existencia de una diferencia de sensibilidad cerebral a los efectos de la microbiota intestinal en función del sexo.

Conservar la salud mental

Dado que los rasgos de carácter pueden preceder varios años al desarrollo de trastornos psicológicos, los autores sugieren que estos resultados podrían tener un papel en la prevención temprana de los mismos en niños, siempre y cuando, sin embargo, se logre establecer una relación de causa y efecto, lo cual no fue así en el presente estudio.

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Bibliografia :

Aatsinki AK, Lahti L, Uusitupa HM et al. Gut microbiota composition is associated with temperament traits in infants. Brain Behav Immun. 2019

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Noticias

¿Cuál es el papel de la microbiota cutánea en el acné severo?

Los científicos aún no han dilucidado perfectamente los mecanismos responsables de la aparición del acné severo, que afecta a un 20% de los pacientes acneicos. Uno de los indicios encontrados apunta a que la bacteria Cutibacterium acnes (o C. acnes, anteriormente denominada Propionibacterium acnes) podría desempeñar un papel fundamental en el desarrollo del acné, pero no necesariamente como se suele creer…

La microbiota cutánea Acné y microbiota
Actu GP : Acné sévère : quel rôle joue le microbiote cutané ?

 

Considerado como una auténtica y temida calamidad entre los jóvenes, el acné afecta a un 85% de la población entre 11 y 30 años. Esta enfermedad inflamatoria de la piel, más o menos severa, afecta a diferentes áreas del cuerpo, desde la cara hasta la espalda. Según las investigaciones realizadas, la microbiota cutánea es responsable de la enfermedad, aunque todavía no se ha logrado identificar qué bacterias son las que participan en la aparición del acné severo. Un equipo de investigadores franceses decidió, por tanto, realizar su propio estudio, con resultados... ¡cuánto menos sorprendentes!

Una microbiota menos rica

Se compararon muestras de microbiota cutánea procedentes de la espalda (zona de acné severo) y de la cara (acné ligero a moderado) de 24 pacientes con las de 12 voluntarios sanos. En comparación con los controles, la espalda de los pacientes albergaba menos bacterias y presentaba, entre otras, una mayor abundancia de Enterococcus; en cuanto a la cara, se encontraron grandes cantidades de estafilococos, mientras que las bacterias pertenecientes a la familia Propionibacteriaceae mucho menos abundantes en los enfermos, pero presentes en grandes cantidades en los sujetos sanos. La presencia de la familia Propionibacteriaceae garantizaría, por tanto, una piel saludable, lo cual parece paradójico ya que C. acnes, una de las bacterias identificadas como responsable de la aparición del acné, forma precisamente parte de esta familia…

Cuestión de equilibrio

El acné parece estar relacionado con una alteración de la microbiota cutánea (o disbiosis) y su severidad estaría asociada a una disminución de la riqueza bacteriana. Sin embargo, los autores apuntan que no es tanto la superabundancia de C. acnes, sino el desequilibrio entre la familia Propionibacteriaceae y los estafilococos, el que provocaría modificaciones del pH cutáneo y desencadenaría el proceso inflamatorio. Este nuevo hallazgo abre el camino hacia el desarrollo de nuevos tratamientos antiacneicos basados en la restauración de la microbiota cutánea: una piel de mejor calidad podría ser capaz de impedir la colonización por bacterias oportunistas.

 

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Bibliografia :

Dagnelie MA, Montassier E, Khammari A et al. Inflammatory skin is associated with changes in the skin microbiota composition on the back of severe acne patients. Exp Dermatol. 2019; doi.org/10.1111/exd.13988

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Noticias

VIH 1: persiste la disbiosis intestinal bacteriana y viral tras la infección

Las personas recientemente infectadas por el VIH-1 sufren alteraciones en sus poblaciones virales y bacterianas intestinales. Esta disbiosis es profunda, no se resuelve pese al tratamiento antirretroviral y persiste en la fase crónica.

La microbiota intestinal La microbiota cervicovaginal como marcador de la persistencia de la infección por el virus del papiloma humano ¿La microbiota vaginal como marcador de la progresión del papilomavirus? La doble cara de los antibioticos : Salvavidas y pero alteradores de la microbiota
VIH
Photo : HIV-1: persistent post-infection bacterial and viral gut dysbiosis

 

La primoinfección por el virus de la inmunodeficiencia humana 1 (VIH-1) daña los tejidos linfoides y epiteliales del tubo digestivo. Estas alteraciones conducen principalmente a la aparición de procesos inflamatorios locales y crónicos así como a un desequilibrio inmunitario, dos factores de desarrollo temprano de afecciones relacionadas con la edad (diabetes tipo 2, trastornos cardiovasculares, síndrome de fragilidad...). Para estudiar el impacto de una contaminación a lo largo del tiempo, un equipo de investigación español realizó durante 9 18 meses un seguimiento por secuenciación shotgun* de la evolución de la composición bacteriana y viral del intestino de 49 sujetos mozambiqueños recientemente infectados por el VIH-1, así como de 54 controles. A continuación, los resultados se compararon con los de 98 pacientes en fase crónica tratados o no con antirretrovirales (27 y 71, respectivamente).

Mayor excreción fecal de adenovirus y…

Se observó un rápido aumento de la excreción fecal de adenovirus en pacientes recientemente infectados. Esta situación se mantuvo durante la fase crónica y no se resolvió en los pacientes tratados con antirretrovirales. Rara vez se observó la excreción de estos virus en los controles. Además, se observó un aumento del CMV y del enterovirus en las heces de los pacientes con afección crónica y sin tratamiento, lo cual indica que podría deberse a un desequilibrio inmunitario prolongado.

…disminución de las bacterias antiinflamatorias

La composición bacteriana intestinal también presenta una evolución a lo largo del tiempo. Aunque la reducción transitoria de la riqueza y composición observada tras la infección no parece ser propia de una contaminación por el VIH-1, en la fase crónica destaca un patrón característico: la disminución de Akkermansia, Anaerovibrio, Bifidobacterium y Clostridium. Según apunta la literatura científica, se trata de una disbiosis asociada a inflamación crónica, anergia de los linfocitos T CD8+ y trastornos metabólicos, todos ellos causas probables de empeoramiento del estado de los pacientes. Los investigadores recomiendan la realización de estudios longitudinales sobre el efecto de los tratamientos antirretrovirales para prevenir o corregir alteraciones de la microbiota intestinal que resultan perjudiciales para las personas con VIH-1.

 

*método de secuenciación más específico que el ARNr 16S

 

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Noticias Gastroenterología