¿Es el sol un amigo de la microbiota intestinal?

Dieta, edad, entorno, etc.: todos estos factores influyen en la composición de la microbiota intestinal. La exposición al sol, especialmente a los rayos ultravioleta B, podría ser uno más.

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Actu GP : Le soleil, un ami de votre microbiote intestinal ?

La intensidad de los rayos UVB depende de varios parámetros como pueden ser la latitud, altitud, estado del tiempo, hora del día y estación del año. Además, el comportamiento humano y el estilo de vida también pueden ejercer un efecto indirecto. Recientemente, un estudio realizado en mujeres residentes en Vancouver (Canadá), expuestas artificialmente a rayos UVB, indicó que estos últimos podrían aumentar la diversidad y la riqueza de la microbiota intestinal, contribuyendo así a mantener un buen estado de salud.

Efecto del sol en la microbiota intestinal

Un equipo de investigadores repitió el estudio en poblaciones brasileñas cuyo entorno y estilo de vida eran muy diferentes a los de las mujeres canadienses. Compararon la microbiota intestinal de la población urbana con las de diversas poblaciones de cazadores recolectores, incluida la comunidad Yanomami. Esta etnia vive en una región de Amazonia cercana al Ecuador, muy soleada, donde los rayos UVB no encuentran ningún obstáculo, ni por la contaminación atmosférica, ni por la ropa o la crema solar. Según los resultados del estudio, la exposición a los rayos UVB modula la microbiota intestinal de los Yanomamis, al igual que la de las mujeres canadienses. De hecho, las microbiotas de los Yanomamis comparten características comunes (mayor diversidad, aumento de la cantidad de bacterias pertenecientes al filo Firmicutes, disminución de aquellas pertenecientes al filo Bacteroidetes), que sin embargo las diferencian de la microbiota de las mujeres urbanas. Además, su microbiota muestra una gran abundancia de proteobacterias. Los investigadores no entienden muy bien esta particularidad, aunque sugieren que podría deberse a la alta exposición a los rayos UVB por el estilo de vida de esta población y por las condiciones ambientales singulares en las que vive.

Los rayos UVB, un factor que falta explorar

Según los autores, la exposición a los rayos UVB, sean de origen natural o artificial, es un factor capaz de influir en la composición de la microbiota intestinal humana. A modo de conclusión proponen la realización de estudios más extensos que tengan en cuenta la latitud del país y, por tanto, la exposición al sol, ya que podrían ofrecer una nueva perspectiva sobre la relación entre el huésped, su estado de salud, su microbiota intestinal y el entorno.

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Bibliografia:

Conteville LC, Vicente ACP. Skin exposure to sunlight: a factor modulating the human gut microbiome composition [published online ahead of print, 2020 Apr 27]. Gut Microbes. 2020 Sep 2;11(5):1135-1138.

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La contaminación con ozono podría alterar la microbiota intestinal

Por primera vez, un estudio acaba de demostrar en el ser humano que la exposición a la contaminación ambiental, en particular con ozono, altera la composición y la función de la flora intestinal.

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Actu GP : La pollution à l’ozone modifierait le microbiote intestinal

El aire que respiramos no solo intoxica los pulmones sino que las partículas finas y los contaminantes atmosféricos también parecen alterar la microbiota intestinal. Aún se desconocen los mecanismos implicados, pero la ciencia ha comenzado a identificar con mayor precisión a sustancias responsables, según un estudio reciente realizado en un centenar de jóvenes californianos expuestos a determinados contaminantes atmosféricos.

Papel del ozono

Tras medir la calidad del aire alrededor del domicilio de los voluntarios y analizar su microbiota intestinal, los investigadores descubrieron que los óxidos de nitrógeno (monóxido y dióxido de nitrógeno generados por el tráfico vial o la producción de energía) podrían alterar la flora intestinal. Aparentemente, sin embargo, los daños más importantes se deben al ozono que se forma a consecuencia de reacciones entre diversos contaminantes y que podría reducir la diversidad de la microbiota intestinal y alterar su funcionamiento. A juzgar por los resultados del estudio, este contaminante afectaría a cerca de 130 especies bacterianas, frente a solo 9 en el caso de los óxidos de nitrógeno.

Alteración del metabolismo

Una elevada exposición al ozono podría alterar importantes mecanismos celulares tales como el crecimiento celular, la secreción de insulina o la síntesis y degradación de ácidos grasos. Algunos de estos procesos podrían a su vez afectar la integridad de la barrera intestinal y el metabolismo. Según los investigadores, los contaminantes atmosféricos, mediante sus efectos en la microbiota intestinal, podrían desencadenar trastornos metabólicos como la diabetes de tipo 2 o la obesidad.

Luchar contra la contaminación para proteger nuestra microbiota

Será necesario realizar nuevos estudios epidemiológicos para confirmar esta hipótesis, además de estudios en animales para dilucidar los mecanismos precisos mediante los cuales la contaminación afecta a la flora intestinal y favorece la aparición de enfermedades en el ser humano. Aun así, estos resultados preliminares nos recuerdan que la contaminación constituye un grave problema de salud pública y que es importante reducirla.

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Bibliografia:

Fouladi F, Bailey MJ, Patterson WB, et al. Air pollution exposure is associated with the gut microbiome as revealed by shotgun metagenomic sequencing. Environ Int. 2020;138:105604. 

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El cáncer pulmonar incipiente podría caracterizarse por un perfil específico de la microbiota intestinal

Los pacientes con cáncer pulmonar incipiente presentan aparentemente una disbiosis intestinal. Este hallazgo podría en un futuro cercano conducir al desarrollo de una prueba temprana, no invasiva, que aceleraría el inicio del tratamiento y mejoraría la probabilidad de supervivencia.

La microbiota intestinal La microbiota pulmonar: ¿un indicador fiable para prever el rechazo después de un trasplante de pulmón? La microbiota pulmonar: ¿un marcador pronóstico de EPOC? La microbiota oral, ¿factor de riesgo en el cáncer pulmonar?
Photo : Gut microbiota could be an indicator of early-stage lung cancer

El cáncer pulmonar suele diagnosticarse en un estadio avanzado y se asocia con una alta mortalidad. Si el diagnóstico se hiciera más temprano, podría mejorar considerablemente el tratamiento y la probabilidad de supervivencia. ¿Y si, al igual que muchas enfermedades, incluidos otros tipos de cáncer, el cáncer pulmonar se caracterizara por una disbiosis intestinal?

Una disbiosis intestinal característica del cáncer incipiente

Se analizó por secuenciación del ARNr 16S la microbiota intestinal de 42 pacientes con cáncer pulmonar no microcítico (CPNM) de (sidenote: Adenocarcinoma (37 pacientes), carcinoma del epitelio pavimentoso (3 pacientes), carcinoma macrocítico (2 pacientes) ) , en estadio incipiente (solo 3 pacientes tenían metástasis), así como la de 65 controles sanos. En comparación con los controles, se observó una disbiosis intestinal en los pacientes con cáncer pulmonar, en particular una mayor presencia de especies del género Ruminococcus y de las familias Lachnospiraceae y Enterobacteriaceae, entre otras. Por lo tanto, es posible que la composición de la microbiota evolucione junto con el desarrollo del cáncer pulmonar. Además, la composición de la microbiota intestinal podría caracterizar específicamente el estadio incipiente del tumor puesto que ciertas bacterias solo estaban presentes en los 3 pacientes con metástasis.

¿Una herramienta diagnóstica?

Con el fin de proponer una herramienta diagnóstica no invasiva para el cáncer pulmonar incipiente, se identificaron 13 biomarcadores basados en (sidenote: UTO Para Unidades Taxonómicas Operativas, que reúnen individuos filogenéticamente cercanos ) . Conjuntamente, estos biomarcadores permiten predecir con una gran precisión (97,6%) la presencia de un cáncer pulmonar. Este modelo se confirmó en una segunda cohorte (34 pacientes y 40 controles), mostrando nuevamente un poder predictivo elevado (76,4%), aunque inferior al observado en la cohorte inicial. Partiendo de este modelo, se elaboró un «índice de discriminación de pacientes» fácil de usar en la práctica clínica (puntuación ponderada) para identificar a los pacientes con cáncer pulmonar incipiente. Su poder de predicción en la cohorte inicial (92,4%) también resultó superior al que se determinó en la cohorte de validación (67,7%). Para mejorar el modelo y aumentar su poder predictivo se podría recurrir a cohortes más grandes.

 

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MICROREVEAL: nuestra nueva serie sobre las microbiotas

Con motivo del Día Mundial de la Microbiota (World Microbiome Day) que se celebrará el próximo 27 de junio y cuyo tema es la diversidad de las microbiotas, el Biocodex Microbiota Institute lanza una serie dedicada a estos impactantes microorganismos. ¡Se abre un nuevo y fascinante mundo!

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Actu GP : MICROREVEAL : la nouvelle série sur les microbiotes

Palabras de expertos

Seguramente ya habrá oído hablar de las microbiotas. ¿Sabía que son imprescindibles para que el cuerpo funcione correctamente? Durante el Día mundial de la Microbiota se les rendirá tributo. El objetivo es concienciar al público general sobre la importancia de estos microorganismos basándose en los adelantos de la investigación científica. Nuestra nueva serie MICROREVEAL constituye uno de los elementos que nos ayudará a lograr este objetivo pedagógico. El 27 junio, y posteriormente durante todo el año, mostraremos la diversidad de las microbiotas desde una perspectiva distinta. A lo largo de estos videoreportajes seguiremos a la periodista Louise Ekland, quien entrevistará a expertos sobre las propiedades de las diferentes microbiotas de nuestro cuerpo.

Enfoque sobre la microbiota vaginal

Este primer episodio se concentra en la microbiota vaginal. Como Julie, seguro que queremos saber más sobre esta microbiota que desempeña un papel fundamental en la salud de las mujeres. Louise entrevistó al doctor Jean-Marc Bohbot, andrólogo y especialista en infecciones urogenitales.

¿Cuáles son las infecciones relacionadas con un desequilibrio de la microbiota vaginal? ¿Qué se puede hacer a diario para cuidar de ella?

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Dr. Jean-Marc Bohbot : El arsenal terapéutico completo, el que también se dirigirá a la microbiota

El doctor Jean-Marc Bohbot, infectólogo especialista en infecciones genitourinarias, es responsable del departamento de “Infecciones de Transmisión Sexual” del Instituto Alfred Fournier (París 14.o). Por otra parte, es autor de libros dirigidos al público general sobre las infecciones de transmisión sexual y la microbiota vaginal.

La microbiota urinaria Endolisinas recombinantes contra la vaginosis bacteriana Sistema inmunitario infantil: los beneficios del parto vaginal Efecto de la edad sobre la microbiota urinaria de las mujeres continentes

El arsenal terapéutico completo: el que también se dirigirá a la microbiota

Sobrevaloramos el poder de la microbiota en el ámbito urogenital?

DEn los últimos años, hemos comenzado a conocer mejor la microbiota urogenital y ahora sabemos que puede interferir en infecciones, trastornos urinarios relacionados con la menopausia e in- cluso tumores. Esta microbiota y sus anomalías deben tenerse en cuenta en el tratamiento de los pacientes, y los probióticos forman parte del arsenal terapéutico; por supuesto, no es nuestra única arma, pero es un elemento imprescindible porque los tratamientos antiinfecciosos no tratan la causa de las recidivas, es decir, la disbiosis

Actualmente, frente a las infecciones urinarias, ¿cuál es el lugar de los probióticos, en su opinión?

Las infecciones urinarias están íntimamente re- lacionadas con el desequilibrio de tres microbio- tas: la microbiota urinaria, ya que la orina no es estéril; la microbiota vaginal, con la que presenta numerosas similitudes, y la microbiota intestinal, de donde proceden los patógenos implicados en las afecciones urinarias, como E. coli, que viaja del ano al vestíbulo vaginal y después a la vejiga. Ante una infección urinaria aislada, se justifica un tratamiento antibiótico convencional. En cambio, en caso de infección urinaria recurrente (más de 4 episodios al año), es indispensable, después de haber descartado causas funcionales (tumor de vejiga, etc.), interrogar a la mujer sobre posibles trastornos de la microbiota intestinal (estreñi- miento, etc.) o de la microbiota vaginal, que des- empeña una función de esclusa protectora entre los sistemas digestivo y urinario. La prevención de recidivas supone la prescripción, durante 3 a 6 meses, de probióticos intestinales por vía oral en caso de disbiosis de la microbiota intestinal y/o de probióticos vaginales, idealmente por vía vaginal. Estos tratamientos pueden asociarse a arándano rojo, que reduce la fijación de los coli- bacilos en la vejiga.

¿Y en las infecciones vaginales?

Existen dos tipos de infecciones vaginales: las infecciones endógenas relacionadas con el de- sarrollo de microorganismos (bacterias u hongos) endógenos y las infecciones exógenas contraí- das durante las relaciones sexuales. En las infecciones endógenas, en caso de epi- sodio aislado, un óvulo antimicótico o un trata- miento antibiótico pueden ser suficientes. Pero, si existe un riesgo de recidiva, la disbiosis debe tratarse mediante la prescripción de probióticos ginecológicos durante varios meses. Los probióticos también tienen un lugar en las in- fecciones exógenas; cuanto más desequilibrada esté la microbiota vaginal, mayor es el riesgo de adquirir una ITS (infección de transmisión sexual), así como el riesgo de evolución desfavorable. Por ejemplo, el riesgo de que el virus del papiloma no sea eliminado por completo es 4 o 5 veces mayor en caso de disbiosis, y la lesión progre- sa más rápidamente a formas potencialmente cancerosas. De ahí la importancia de evaluar un posible desequilibrio de la microbiota vaginal en las mujeres infectadas mediante una simple determinación de la acidez (el pH debe situarse entre 3,5 y 4,5) y después mediante una toma de muestra vaginal si el pH es superior a 4,5. En caso de desequilibrio, deben prescribirse probióticos que se hayan sometido a ensayos de laboratorio y estudios clínicos. Una disbiosis vaginal también aumenta el riesgo de contraer el VIH; mientras que la acidez de los lactobacilos destruye el virus, un estado inflama- torio multiplica la presencia de linfocitos, que son células diana del virus.

Por último, ¿qué se puede esperar del trasplante de microbiota vaginal?

Se han dado a conocer un poco más de veinte casos de trasplante de microbiota vaginal. Si bien los resultados son interesantes, todavía no son decisivos. La idea de trasplantar una microbiota para tratar una vaginosis bacteriana recurrente tropieza todavía con dos obstáculos importantes: por un lado, la definición de los criterios de selec- ción de la donante −considerando además que la ausencia de síntomas no significa que su flora esté equilibrada− y, por otro lado, la definición de las indicaciones de la receptora. Dentro de uno o dos años, sin duda se sabrá si el trasplante de microbiota vaginal puede utilizarse como último recurso.

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Palabra de experto Urología

Ámbito vaginal: eficacia confirmada

A fin de mantener una flora protectora dominada por lactobacilos, se inició la administración de probióticos locales u orales para la prevención o el tratamiento de infecciones vaginales, así como un primer ensayo de trasplante de microbiota vaginal, todo ello con resultados positivos.

La microbiota urinaria La microbiota cervicovaginal como marcador de la persistencia de la infección por el virus del papiloma humano Endolisinas recombinantes contra la vaginosis bacteriana Sistema inmunitario infantil: los beneficios del parto vaginal

Lactobacillus crispatus

PROBIÓTICOS: UTILIDAD DE LAS BACTERIAS Y LEVADURAS

Una microbiota vaginal dominada por lactobacilos se considera óptima, por lo que no es sorprendente que los probióticos vaginales contengan cepas de Lactobacillus, variables de un prepara- do a otro (L. acidophilus, L. crispatus, L. reuteri, L. rhamnosus). Una revisión realizada a principios de 2019 de 22 probióticos vaginales tópicos disponibles en el mercado señala su carácter prometedor para el tratamiento y la prevención de la vaginosis bacteriana (VB), pero mucho menos para el trata- miento y la prevención de la candidiasis vulvovaginal (CVV).20 Ninguno de los estudios reveló problemas importantes de seguridad. La detección vaginal de cepas probióticas nunca superó el periodo de administración, lo cual sugiere que no consiguen colonizar el medio de forma duradera.

Además de los probióticos tópicos, los probióticos orales adquirieron una importancia considerable. En términos de cepas, se distinguen 4 cepas (de 127 lactobacilos vaginales estudiados), in vitro, por su capacidad de acidificar el medio, inhibir el crecimiento de G. vaginalis y C. albicans, y sobrevivir al tránsito gastrointestinal: L. crispatus; L. gasseri; L. jensenii y L. rhamnosus.21

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Pero ¿qué sucede in vivo? Estas mismas 4 cepas, consumidas en forma de yogur bebible por pacientes con VB (2 veces al día durante 4 semanas), permiten un 100% de curación (criterios de Amsel) frente al 65% con placebo22. Además de las bacterias, algunas levaduras también podrían ser útiles, sobre todo frente a C. albicans; Saccharomyces boulardii, que ya se usa para la prevención y el tratamiento de infecciones intestinales, secreta de forma natural ácido cáprico, que modifica la estructura de C. albicans, lo cual tiene como consecuencia reducir su adherencia, e inhibir su filamentación y su capacidad de formar biopelículas23.

Una microbiota vaginal dominada por lactobacilos se considera óptima, por lo que no es sorprendente que los probióticos vaginales contengan cepas de Lactobacillus

TRASPLANTE DE MICROBIOTA VAGINAL: PRIMEROS ENSAYOS ESPERANZADORES

En octubre de 2019, se publicaron en Nature Medicine24 los resultados de un primer estudio exploratorio que probaba el trasplante de microbiota vaginal de mujeres donantes como alternativa terapéutica en 5 pacientes con vaginosis bacteriana sintomática, intratable y recurrente:

4 de ellas mostraron una remisión completa prolongada (a ve- ces, después de varios trasplantes e incluso un cambio de donante) hasta el final del periodo de seguimiento (5 a 21 meses después del trasplante), con una mejoría marcada de los síntomas, de los criterios de Amsel y del aspecto microscópico de los fluidos vaginales, y la reconstitución de una microbiota vaginal dominada por lactobacilos;

una paciente se encuentra en remisión in- completa. No se observó ningún efecto indeseable. De ahí la conclusión de los investigadores en cuanto a la necesidad de realizar nuevos ensayos que evalúen la eficacia terapéutica del tras- plante de microbiota vaginal.

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Detalle del dosier Urología

Ámbito urinario: una eficacia que requiere confirmación mediante ensayos clínicos

Dado que las infecciones urogenitales bajas parecen estrechamente relacionadas con una disbiosis de la microbiota urinaria o vaginal, se están probando tratamientos que modulan la microbiota para prevenir, e incluso curar, estas infecciones.

La microbiota urinaria Microbiota vaginal y predisposición a la candidiasis La microbiota cervicovaginal como marcador de la persistencia de la infección por el virus del papiloma humano Efecto de la edad sobre la microbiota urinaria de las mujeres continentes

Vaccinium macrocarpon

A fin de devolver a la microbiota urinaria toda la diversidad necesaria para su equilibrio y disminuir el desarrollo de resistencia bacteriana a los antibióticos, también se considera la administración de probióticos y arándano rojo.

Diferentes cepas de lactobacilos mostraron ser útiles, aunque hay que esperar nuevos ensayos clínicos.

Los tratamientos alternativos a los antibióticos, populares entre los pacientes, tienen por objeto limitar las recaídas y el desarrollo de resistencia a los antibióticos. Van en el sentido de las recomendaciones de las autoridades sanitarias, entre ellas la HAS (Haute Autorité de Santé francesa), que trabaja para “favorecer la prescripción apropiada de antibióticos a fin de disminuir las resistencias bacterianas que puedan dar lugar a fracasos terapéuticos”.15 Puede proponerse el arándano rojo como prevención de la cistitis recurrente por E. coli, a la dosis de 36 mg/día de proantocianidina.

El empobrecimiento de la microbiota urinaria en las mujeres sensibles a las infecciones urinarias plantea la cuestión de saber si un aporte de microorganismos a través de los probióticos puede reducir la tasa de infección urinaria. Hay que tener en cuenta que un probiótico ideal debe poder adherirse a las células, prevenir y reducir la adhesión de los patógenos, secretan ácidos (por ejemplo, ácido láctico), peróxido de hidrógeno y bactericidas capaces de reducir el crecimiento de patógenos, carecer de efectos indeseables (ni invasivo, ni carcinógeno, ni patógeno) y ser capaz de formar agregados para producir una flora normal y equilibrada.17

Según la literatura científica, los probióticos se mostraron eficaces en el tratamiento y la prevención de las infecciones urogenitales.17 Está demostrado el efecto beneficioso de diferentes lacto- bacilos (L. rhamnosus, L. fermentum y L. reuteri) en el tratamiento de infecciones urinarias . In vitro, se demostró un efecto inhibidor sobre E. coli; en especial, algunas cepas de lactobacilos (L. rhamnosus y L. plantarum) ejercen una actividad antimicrobiana contra E. coli.19

Cada vez más datos sugieren que es posible utilizar los probióticos como primera etapa en la regulación de la microbiota urinaria, a fin de reducir el riesgo de ciertas enfermedades urinarias o tratarlas. Además, se toleran mejor que los antibióticos y los pacientes los reclaman a menudo.17 No obstante, serán necesarios otros ensayos clínicos futuros que impliquen a un gran número de pacientes para obtener pruebas precisas sobre el papel preventivo y curativo de los probióticos en las infecciones urinarias.17

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Infecciones genitales bajas relacionadas con una disbiosis

A diferencia de la microbiota urinaria y otras muchas microbiotas, la microbiota vaginal se beneficia de una escasa diversidad y del predominio de unos pocos lactobacilos. Una disbiosis que altere este equilibrio se asociará a infecciones genitales bajas (vaginosis bacteriana, candidiasis vulvovaginal).

La microbiota urinaria ¿La microbiota vaginal como marcador de la progresión del papilomavirus? Microbiota vaginal y predisposición a la candidiasis Sistema inmunitario infantil: los beneficios del parto vaginal

Candida albicans

MICROBIOTA VAGINAL SANA: POCA DIVERSIDAD Y PREDOMINIO DE LACTOBACILOS

La microbiota vaginal incluye principalmente lactobacilos con efectos protectores. A pesar de la gran variabilidad de una mujer a otra, generalmente se describen 5 tipos de comunidades, según si están dominadas por Lactobacillus crispatus, L. gasseri, L. iners o L. jensenii, o, a la inversa, con pocos o ningún lactobacilo y una cantidad importante de bacterias anaerobias estrictas (Megasphera, Prevotella, Gardnerella y Sneathia), conocidas por ser características de la vaginosis bacteriana.8 

Por lo tanto, mientras que un número elevado de comunidades microbianas indica la buena salud de numerosas microbiotas (digestiva, etc.), la microbiota vaginal está equilibrada cuando su diversidad es baja y está dominada por una o unas pocas especies de lactobacilos de la comunidad bacteriana vaginal. En la mujer en edad de procrear, las hormonas podrían favorecer la proliferación de lactobacilos: las concentraciones de estrógenos inducen el depósito en las paredes vaginales de cantidades elevadas de glucógeno, principal fuente de energía de los lactobacilos.8 Así pues, de la adolescencia a la menopausia, las altas concentraciones de estrógenos favorecen la colonización vaginal por lactobacilos, que metabolizan el glucógeno, producen ácido láctico y mantienen la salud intravaginal, disminuyendo el pH.

La microbiota vaginal está equilibrada cuando su diversidad es baja y está dominada por una o unas pocas especies de lactobacilos

VAGINOSIS BACTERIANA: G. VAGINALIS DESPLAZA LOS LACTOBACILOS

A pesar de más de 60 años de investigación, aún se desconoce la causa de la VB. Sin embargo, parece dibujarse la pista de la disbiosis, según la cual los lactobacilos dominantes serían sustituidos por una flora polimicrobiana compuesta por numerosos géneros bacterianos (Gardnerella, Atopobium, Prevotella, etc.): de hecho, G. vaginalis está presente en el 90% de los sujetos sintomáticos y en el 45% de los sujetos normales; a la inversa, Lactobacillus sp. está presente en el 70% de los sujetos manifiestamente sanos y en el 40% de los sujetos sintomáticos.9 Por ello, se sospechó que G. vaginalis era el principal agente patógeno de la VB. Aun así, la controversia persistió largo tiempo : esta bacteria virulenta también se observaba en mujeres vírgenes y mujeres sexualmente activas con una microbiota vaginal normal; su colonización no siempre desencadena una VB.

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Una vía de explicación reciente podría poner fin a los debates: no existe una sino al menos 13 especies del género Gardnerella, algunas de las cuales podrían no ser patógenas. Incluso se sugirió un mecanismo de establecimiento de la disbiosis:10 G. vaginalis, transmitido sexualmente, podría insinuarse entre los lactobacilos vaginales sanos, como L. crispatus, iniciando la formación de una biopelícula, estructura que protege más al patógeno contra el H2O2 y el ácido láctico secretados por los lactobacilos; al reducir el potencial redox de la microbiota vaginal, G. vaginalis reduciría progresivamente la población de lactobacilos en beneficio de bacterias anaerobias estrictas como P. bivia y A. vaginae; G. vaginalis y P. bivia favorecerían su desarrollo mutuo, la primera proporcionando aminoácidos a la segunda, la segunda aportando amoníaco a la primera; por último, los dos patógenos producirían una enzima capaz de destruir el moco del epitelio vaginal, facilitando la adherencia de diferentes bacterias asociadas a la VB, como A. vaginae, y potencialmente una infección polimicrobiana.

La microbiota vaginal también desempeña un papel importante en el mantenimiento de la salud vaginal y la protección del huésped contra la adquisición y la transmisión de enfermedades de transmisión sexual.

CANDIDIASIS VULVOVAGINAL: PROLIFERACIÓN DE CANDIDA

La candidiasis vulvovaginal (CVV) podría guardar relación con un desequilibrio de la microbiota vaginal; acompañada de una proliferación del hongo Candida (C. albicans en el 80% al 92% de los casos11 y, en menor medida, C. glabrata, C. tropicalis, C. parapsilosis y C. krusei).12 Entre Chlamydia tractomatis los factores desencadenantes, la exposición a los antibióticos, ya sean locales o sistémicos, sería una de las principales causas de la CVV.13 La reducción de ciertas especies bacterianas, lactobacilos o no, que controlan la replicación y la virulencia del hongo permitiría a las levaduras del género Candida ya presente en la vagina para multiplicarse e inducir una infección. Se necesitan futuros estudios que incluyan nuevas tecnologías de secuenciación para caracterizar mejor la interacción entre la microbiota vaginal, estas levaduras y la aparición y recurren- cia de la CVV.

UNA MICROBIOTA VAGINAL SANA, ESCUDO CONTRA LAS ETS

La microbiota vaginal también desempeña un papel importante en el mantenimiento de la salud vaginal y la protección del huésped contra la adquisición y la transmisión de enfermedades de transmisión sexual. Por ello, mientras que una microbiota vaginal limitada a un número restringido de comunidades dominadas por lactobacilos (en especial, Lactobacillus crispatus) es la que presenta la correlación más estrecha con la salud vaginal, un aumento de la diversidad parece favorecer una menor resiliencia frente al desequilibrio y una mayor sensibilidad a las ETS. Esto sucede en el caso del herpes (la vaginosis bacteriana aumenta el riesgo de herpes y viceversa), el papilomavirus (aumento de la prevalencia, de la probabilidad de contraer el VPH, de eliminación retardada y de mayor severidad de la displasia intraepitelial cervical), el VIH (riesgo mayor de contagio y de transmisión) y otras infecciones (gonorrea, clamidiasis, tricomoniasis).14

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Infecciones urinarias relacionadas con una disbiosis

La microbiota parece desempeñar un papel importante en las infecciones urogenitales bajas, tanto si se trata de la microbiota urinaria (la orina no es estéril) en caso de infecciones urinarias, como de la microbiota vaginal en la vaginosis bacteriana y la candidiasis vulvovaginal, aunque con una diferencia importante: la diversidad es favorable para una y desfavorable para la otra.

La microbiota urinaria Un catálogo de genes de la microbiota vaginal ¿La microbiota vaginal como marcador de la progresión del papilomavirus? Efecto de la edad sobre la microbiota urinaria de las mujeres continentes

Si bien se pensó durante mucho tiempo que el aparato urinario era estéril, en realidad posee una microbiota compuesta por más de 500 especies bacterianas.

 Una pérdida de diversidad parece constituir un factor de riesgo de infección urinaria.

LA ORINA NO ES ESTÉRIL

Históricamente, la orina se consideraba un líquido estéril. Sin embargo, los avances técnicos demostraron recientemente que no es así: se identificaron 562 especies bacterianas en la microbiota urinaria humana.6 Entre ellas, 352 especies (62,6%) se han asociado al menos a un caso de infección humana, de las que 225 (40,0%) se describieron como agente causal de infecciones urinarias. Las 8 bacterias implicadas con mayor frecuencia en las IU son Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae, Klebsiella pneumoniae, Proteus mirabilis y Enterococcus faecalis.6 En cambio, las bacterias secretoras de ácido láctico, es decir, Lactobacillus y Streptococcus, desempeñarían un papel protector frente a los patógenos:7 el ácido láctico disminuye el pH urinario (pH ≈ 4,5), lo cual genera un microentorno desfavorable para la mayoría de las bacterias patógenas; los lactobacilos producen también metabolitos antibacterianos (peróxido de hidrógeno (H2O2) y bacteriocinas).

MICROBIOTA GLOBAL, INTESTINAL Y URINARIA

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DISBIOSIS: UNA PUERTA ABIERTA A LOS PATÓGENOS

Los estudios publicados hasta el momento han demostrado de manera inequívoca el papel de la microbiota urinaria en las infecciones urinarias y en la respuesta al tratamiento.7 Se han propuesto varios mecanismos6 para explicarlo: las bacterias comensales actúan como barrera contra los uropatógenos (secreción de moléculas inhibidoras o bactericidas); y una pérdida de diversidad de la microbiota urinaria representa un factor de riesgo de infección urinaria. Por ello, aunque la mayoría de los microorganismos colonizan el cuerpo humano sin producir infección, podrían volverse patógenos en determinadas condiciones (inmunodepresión, tratamiento con antibióticos, etc.). Podría desarrollarse una infección urinaria bajo los efectos de bacterias comensales, a causa de una disbiosis. Se han sugerido otros factores: trastornos traumáticos (catéter), bioquímicos (acidez, etc.), hormonales (embarazo), mecánicos (estreñimiento), alimentarios (agente patógeno alimentario que, al salir del aparato digestivo, pasa a las vías urinarias),6 etc. A la inversa, algunos hábitos dietéticos (consumo de productos lácteos fermentados que contienen bacterias probióticas o jugo de arándano) podrían participar en la reducción del riesgo de infección urinaria recurrente a través de la modulación de la microbiota.6,7

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Infecciones vaginales

La vaginosis bacteriana y la candidiasis vulvovaginal son dos enfermedades infecciosas ginecológicas muy frecuentes. La primera es una infección bacteriana mientras que la segunda se debe a la proliferación de un hongo.

La microbiota urinaria La microbiota vaginal como predictor del riesgo de parto prematuro Un catálogo de genes de la microbiota vaginal Sistema inmunitario infantil: los beneficios del parto vaginal

VAGINOSIS BACTERIANA

Se considera que la vaginosis bacteriana (VB) es el síndrome microbiológico más frecuente en las mujeres en edad de procrear. Los criterios de Amsel, aunque controvertidos, constituyen el método de referencia para diagnosticar la vaginosis bacteriana. Se exige el cumplimiento de al menos 3 de los siguientes criterios clínicos:3

  1. flujo vaginal poco espeso y homogéneo;
  2. pH vaginal >4,5;
  3. olor a amina (pescado) en la prueba con hidróxido de potasio aplicada a un frotis vaginal;
  4. presencia de “clue cells” (células epiteliales vaginales a las que se adhieren abundantes bacterias) en el examen microscópico de las secreciones vaginales.

En numerosos países también se utiliza el índice de Nugent, basado en el examen microscópico de una tinción de Gram de las secreciones vaginales, para clasificar la flora bacteriana en 3 grupos: sana si el índice se sitúa entre 0 y 3, intermedia si se sitúa entre 4 y 6, y, por último, vaginosis bacteriana si el índice es superior a 6. Según algunos autores, el término de VB en realidad podría abarcar un conjunto de signos y síntomas clínicos comunes provocados por un amplio abanico de bacterias proinflamatorias, asociadas a una respuesta inmunitaria dependiente del huésped, a tal punto que algunos especialistas prefieren utilizar el término “vaginosis polimicrobiana.3

35% Solo 1 de cada 3 mujeres sabe que la vaginosis bacteriana está relacionada con un desequilibrio de la microbiota vaginal

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CANDIDIASIS VULVOVAGINAL

La candidiasis vulvovaginal (CVV), así llamada por su relación con la proliferación de hongos (más específicamente levaduras) del género Candida, se considera la segunda enfermedad infecciosa vaginal más frecuente después de la VB ya que podría afectar al 70 a 75% de las mujeres al menos una vez en su vida, al 50% dos veces y al 5 a 10% de forma recurrente.

Los síntomas y signos de la CVV son inespecíficos, sobre todo teniendo en cuenta que la colonización por el hongo no es un buen indicador ya que algunas mujeres son asintomáticas a pesar de estar colonizadas4. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son: prurito vulvar, ardor acompañado de dolor e irritación vaginal que pueden llegar a dispareunia y disuria y, a veces, eritema vulvar y vaginal, edema y lesiones.4

Los factores de riesgo incluyen el embarazo (y otras situaciones asociadas con un aumento de las concentraciones de estrógenos), la diabetes, la inmunosupresión y el tratamiento con antibióticos sistémicos. La incidencia aumenta con el inicio de la actividad sexual, aunque no existe una asociación clara con diferentes tipos de an- ticonceptivos.5

Por último, numerosas levaduras del género Candida alternan entre una fase unicelular y una fase filamentosa mucho más virulenta: las formas filamentosas ofrecen una mayor resistencia mecánica, lo cual favorece la colonización y la invasión de los tejidos del huésped y confiere una mayor resistencia a la fagocitosis.4

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