Microbiota vaginal #20

Por la Prof. Satu Pekkala
Academy of Finland Research Fellow, Faculty of Sport and Health Sciences, University of Jyväskylä, Finland

21% What women know (and don't know) about their vaginal microbiota

Aborto espontáneo recurrente: estudio de un caso de trasplante de microbiota vaginal (TMV) 

Wrønding T, Vomstein K, Bosma EF et al. Antibiotic-free vaginal microbiota transplant with donor engraftment, dysbiosis resolution and live birth after recurrent pregnancy loss: a proof of concept case study. EClinicalMedicine 2023; 61.

Este caso tiene un claro interés científico. Una mujer con antecedentes de abortos tardíos y disbiosis vaginal grave se somete a un trasplante de microbiota vaginal (TMV). Cinco meses después, se queda embarazada, con una flora vaginal sana, y posteriormente da a luz a un bebé a término. Sin embargo, hay que tener en cuenta las limitaciones del estudio: se trataba de una única paciente diagnosticada con síndrome de anticuerpos antifosfolípidos (APLS, una trombofilia asociada a abortos espontáneos). Además, la terapia recibida en este caso de APLS durante su último embarazo puede explicar los resultados en parte o en su totalidad.
Antes del trasplante, esta mujer de 30 años, madre de un hijo, había sufrido una serie de abortos espontáneos, algunos de ellos tardíos (en la semana gestacional 27 en 2019, y en las semanas 17 y 23 en 2020). Durante los nueve años anteriores, se había quejado de picores y flujo vaginal, que empeoraron durante sus intentos de embarazo, a pesar del tratamiento. Y tenía razón ya que, en julio de 2021, su microbiota vaginal mostraba una disbiosis muy fuerte, con una dominancia del 91,3 % de Gardnerella spp. De acuerdo con un protocolo de uso compasivo, en septiembre de 2021 se realizó un TMV de una donante sana, el día 10 de su ciclo menstrual, sin pretratamiento antibiótico. Mientras que los antibióticos administrados por vía oral o vaginal (metronidazol o clindamicina) pueden tener una tasa de curación de la disbiosis vaginal del 80 %-90 % un mes después del tratamiento, la tasa de recaída puede ser de hasta el 60 % tras un año, con el riesgo añadido de resistencia. El TMV corrigió rápidamente la disbiosis y sus síntomas y, durante varios meses, las cepas de Lactobacillus similares a las de la donante se volvieron dominantes. En febrero de 2022, la paciente se quedó embarazada de forma natural. Recibió tratamiento para su APLS durante el embarazo1. El seguimiento regular de su microbiota vaginal reveló la reaparición de Gardnerella spp. (41,8 %) en la sexta semana de gestación. Inicialmente, se planificó un segundo TMV para dos semanas más tarde, pero para el día en cuestión, L. crispatus había vuelto a dominar la microbiota de la paciente. Al final del embarazo, nació un niño perfectamente sano por cesárea programada. Aunque estos resultados deben confirmarse con otros estudios clínicos, sugieren que el TMV puede servir como tratamiento para pacientes con disbiosis vaginal grave, incluidas las que corren riesgo de complicaciones tras la fecundación in vitro. Para los autores, este estudio de caso sirve como prueba de concepto, pero también ofrece esperanzas para terapias basadas en la modulación de la microbiota vaginal.

Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Revisión de prensa

La microbiota intestinal #20

Por la Prof. Satu Pekkala
Becaria de investigación de la Academia de Finlandia, Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud, Universidad de Jyväskylä, Finlandia

Couv press review Mag 18

Dieta personalizada basada en la microbiota para mejorar la prediabetes

Ben-Yacov O, Godneva A, Rein M, et al. Gut microbiome modulates the effects of a personalised postprandial-targeting (PPT) diet on cardiometabolic markers: a diet intervention in pre-diabetes Gut 2023;72:1486-1496.

Los investigadores del Instituto Weizmann han sido pioneros en el desarrollo de enfoques dietéticos personalizados basados en la microbiota intestinal (MI). En este trabajo, Ben-Yacov et al. estudiaron los efectos de la dieta posprandial personalizada (PPT) frente a la dieta mediterránea (MED) sobre los factores de riesgo cardiometabólico. En general, se sabe que la alimentación afecta a la salud cardiometabólica, pero apenas se ha estudiado de forma longitudinal si la MI modula estos efectos. En este ensayo de 6 meses de duración, se asignaron aleatoriamente 225 adultos prediabéticos a los grupos PPT y MED.
La dieta PPT se basó en un algoritmo y la dieta MED en el criterio de un dietista. En general, la intervención con la dieta PPT siguió un patrón bajo en carbohidratos y alto en grasas, ya que los carbohidratos son un componente importante en la respuesta de la glucosa posprandial. En comparación con la dieta MED, la intervención con la dieta PPT aumentó más la diversidad y riqueza de la MI. En el grupo PPT aumentó el consumo de algunos alimentos ricos en catequinas, como el chocolate negro y los anacardos. Esto se asoció además con el enriquecimiento de Flavonifractor plautii, que participa en el metabolismo de las catequinas flavonoides. 
Según un modelo estadístico, los cambios en especies de MI específicas mediaron parcialmente los efectos de la dieta en los resultados clínicos. Por ejemplo, el cambio en UBA11471 sp000434215 (del orden Bacteroidales) medió parcialmente el efecto del cambio en el consumo de «aceites y grasas de la dieta mediterránea» en el resultado de la HbA1c. La HbA1c es una hemoglobina glicosilada que se utiliza para evaluar la diabetes. Se descubrió que tres especies bacterianas (de los órdenes Bacteroidales, Lachnospiraceae y Oscillospirales) mediaban el efecto de la dieta PPT con los resultados clínicos de la HbA1c, el colesterol HDL y los triglicéridos.
En conclusión, el estudio apoya el papel de la MI en la modificación de los efectos de los cambios en la alimentación sobre los resultados cardiometabólicos y avanza en el concepto de nutrición de precisión para reducir la comorbilidad en la prediabetes.

Imagen

Metaboloma fecal en la enfermedad inflamatoria intestinal

Vich Vila A, Hu S, Andreu-Sánchez S, et al. Faecal metabolome and its determinants in inflammatory bowel disease. Gut 2023; 72: 1472-85.

La colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC) son subtipos de enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Se sabe que diversos metabolitos microbianos afectan a las reacciones inflamatorias, que son agentes importantes en la EII. Sin embargo, son escasos los estudios de metabolómica fecal no dirigidos en pacientes con EII. En este estudio se evaluó el potencial de los metabolitos fecales como biomarcadores de la EII. El estudio incluyó a 255 pacientes control sanos y a 424 pacientes con EII. Los análisis metabolómicos no dirigidos se acompañaron de análisis de datos de la composición de la microbiota intestinal, secuenciación del exoma y de matrices genómicas en ambas cohortes. Los metabolomas de los grupos con EII se caracterizaban por una disminución de las vitaminas y las moléculas relacionadas con los ácidos grasos. Además, los pacientes con EII tenían niveles más altos del compuesto fenólico p-cresol sulfato, que se origina cuando las bacterias intestinales fermentan las proteínas. Los pacientes con CU tenían los niveles más bajos de ácidos grasos de cadena corta antiinflamatorios fecales. Para identificar posibles biomarcadores, se utilizó un enfoque de aprendizaje automático para predecir los fenotipos de la enfermedad. La proporción de esfingolípidos y L-urobilina variaba entre las muestras con EII y sin EII. En los pacientes con EII, el aumento de patobiontes se dio conjuntamente con mayores niveles de esfingolípidos, etanolamina y ácidos biliares primarios. En los pacientes con EC, la resección de la válvula ileocecal se asoció con cambios en los niveles de 212 metabolitos, como el ácido cólico. Además, la resección se asoció a una menor abundancia de Faecalibacterium prausnitzii, que también afectó negativamente a los niveles de metabolitos antiinflamatorios. Un análisis de mediación demostró que las asociaciones observadas entre el estilo de vida, los factores clínicos y los metabolitos fecales se debían a alteraciones de la microbiota intestinal. En conjunto, el estudio muestra el potencial de los metabolitos fecales como biomarcadores de la EII y que, a pesar de la influencia del estilo de vida, la genética y la enfermedad, los microbios intestinales son fuertes predictores de los niveles de metabolitos fecales.

Imagen

Un punto de control modulado por la microbiota dirige las células T intestinales inmunosupresoras hacia el cáncer

Fidelle M, Rauber C, Alves Costa Silva C, Tian AL, et al. A microbiota-modulated checkpoint directs immunosuppressive intestinal T cells into cancers. Science 2023; 380: eabo2296.

La resistencia de los cánceres al tratamiento con inhibidores de puntos de control inmunitarios (ICI) puede ser consecuencia del tratamiento con antibióticos (ABX), que puede involucrar a la microbiota intestinal. Sin embargo, esta relación no se ha estudiado ampliamente. Por ello, Fidelle y colaboradores abordaron estas lagunas utilizando un modelo de roedores y pacientes humanos. Según la bibliografía, las bacterias intestinales pueden inducir la diferenciación de los linfocitos cebados en los ganglios linfáticos mesentéricos o que se dirigen a la lámina propia intestinal y expresan a integrina α4β7 en interacción con su contrarreceptor, la molécula de adhesión celular adresina de la mucosa 1 (MAdCAM-1), que se expresa en las vénulas endoteliales altas (HEV). Esto impide de manera importante la inmigración de células Treg17 a los tumores intestinales, lo que puede comprometer aún más los efectos anticancerígenos de los ICI. Las Th17 son un subconjunto de células T helper proinflamatorias definidas por su producción de interleucina 17 (IL-17). Estas células están relacionadas con las células T reguladoras y con las señales que hacen que las Th17 inhiban la diferenciación de las Treg. 
En roedores, el tratamiento con ABX redujo la expresión de MAdCAM-1. Esto podría explicarse debido a la recolonización intestinal por parte del género Enterocloster. Además, la administración oral de Enterocloster fue suficiente para reducir la expresión de MAdCAM-1. La restauración de la expresión de MAdCAM-1 en la HEV ileal mediante trasplante microbiano fecal o bloqueo de IL-17A revirtió los efectos inhibidores del ABX. 
La expresión ectópica de MAdCAM-1 en el hígado provocó un mantenimiento local de células α4β7+ Treg17 enterotrópicas. Este mantenimiento redujo aún más su acumulación en los tumores y mejoró la eficacia de la inmunoterapia en ratones. En las cohortes de pacientes con cáncer de pulmón, riñón y vejiga, los niveles séricos bajos de MAdCAM-1 tuvieron un impacto de pronóstico negativo. En conclusión, el eje MAdCAM-1–α4β7 debería considerarse preferentemente en la inmunovigilancia del cáncer.

Imagen
Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Revisión de prensa

Senegal: cómo influye la urbanización sobre la microbiota

El acceso al agua corriente, a la sanidad y a una alimentación diversificada no impide que los bebés tengan una microbiota intestinal menos madura que los nacidos en un entorno rural desfavorecido. Es la principal enseñanza de un estudio 1 realizado en Senegal

La microbiota intestinal

El entorno —alimentación, higiene, lugar y modo de vida, contaminantes, medicamentos... – moldea la evolución y la composición de la microbiota intestinal. ¡Pero la genética también!

Las alteraciones de la microbiota se asocian a ciertas enfermedades, como la obesidad o la alergia. Dado que el modo de vida contribuye a las alteraciones de la microbiota que influyen en las enfermedades, un equipo de investigadores examinó el impacto de la urbanización sobre la microbiota intestinal liberándose de la influencia de la genética.

Los fulanis de Senegal como modelo de estudio

Reclutaron a 60 mujeres jóvenes senegalesas fulanis, así como a los bebés que acababan de tener, en su mayoría por vía vaginal. Todas las mujeres pertenecían a la misma etnia y, por lo tanto, presentaban unidad genética. En cambio, vivían en entornos radicalmente diferentes: 

  • La mitad vivía en un entorno «tradicional» (rural) con poco o ningún acceso a las comodidades (electricidad, centros de salud, agua corriente…) y una alimentación poco diversificada.
  • La otra mitad vivía en Dakar (urbano) con electricidad, agua corriente y acceso a los servicios sanitarios, así como una alimentación mucho más diversificada.

Las madres «urbanas» tenían un índice de masa corporal  (sidenote: Indice de Masa Corporal (IMC) El Indice de Masa Corporal (IMC) evalúa la constitución de una persona al estimar la masa grasa corporal calculada por una relación entre el peso (kg) y la altura (m). https://www.nhlbi.nih.gov/health/educational/lose_wt/BMI/bmicalc.htm https://www.euro.who.int/en/health-topics/disease-prevention/nutrition/a-healthy-lifestyle/body-mass-index-bmi ) más elevado que las madres «rurales».

Los científicos obtuvieron muestras de heces de las madres y los bebés en dos momentos: en los 6 primeros meses de vida de estos últimos (T1) y 1 año después (T2).

Cinco grandes factores influyen en la microbiota intestinal de los bebés 2

El modo del parto: un niño nacido por vía vaginal presenta una microbiota más diversificada que un niño nacido por cesárea

La edad gestacional al nacer: la prematuridad ejerce un impacto negativo sobre la colonización de la microbiota

La lactancia: la leche materna proporciona microbios, nutrientes, inmunoglobulinas y agentes antibacterianos, sustancias beneficiosas que están ausentes en la leche de fórmula

El entorno: los hermanos, los hábitos alimentarios, el lugar de vida… modulan la colonización de la microbiota

La genética: un estudio en niños menores de 10 años demostró que la similitud microbiana entre gemelos idénticos era mayor que entre mellizos o entre niños no emparentados 3

Mejores condiciones de vida, pero consecuencias nefastas sobre la microbiota intestinal

Los investigadores observaron en los lactantes urbanos un «retraso de maduración» de la microbiota intestinal, caracterizado por una menor diversidad microbiana. Este déficit no se observó en los lactantes rurales. Esto podría indicar que las condiciones sanitarias del medio urbano o también la contaminación o la alimentación influyen sobre la evolución de la microbiota.

En cambio, las diferencias de composición de la microbiota entre bebés urbanos y bebés rurales eran menos importantes que las existentes entre mujeres urbanas y mujeres rurales. Según los autores del estudio, esto podría explicarse por el hecho de que los bebés estuvieron expuestos durante menos tiempo que sus madres a ciertos factores de urbanización, como la alimentación, ya que la diversificación alimentaria no se produce, en general, hasta el sexto mes. 

Siempre según los autores, el hecho de que las madres urbanas estén expuestas a un mayor número de factores —no solo la urbanización, sino también la mayor prevalencia de parasitosis y sobrepeso que las madres urbanas— también podría ser la causa de estas diferencias.

Naturaleza y microbiota: efectos en la salud

Explorar este tema

Consecuencias no despreciables para la salud

Por otra parte, los investigadores observaron que los lactantes que tenían una microbiota inmadura al cabo de un año eran más sensibles a las infecciones respiratorias y dermatológicas que los lactantes rurales, en T2, pero no en T1. También tenían más síntomas de allergia. Por último, las madres urbanas tenían un índice de masa corporal ( (sidenote: Indice de Masa Corporal (IMC) El Indice de Masa Corporal (IMC) evalúa la constitución de una persona al estimar la masa grasa corporal calculada por una relación entre el peso (kg) y la altura (m). https://www.nhlbi.nih.gov/health/educational/lose_wt/BMI/bmicalc.htm https://www.euro.who.int/en/health-topics/disease-prevention/nutrition/a-healthy-lifestyle/body-mass-index-bmi ) más elevado que las madres rurales, así como una presencia más pronunciada de Lachnospiraceae y Enterobacter, bacterias asociadas a la obesidad en varios estudios.

Según los autores, aunque este estudio sugiere que la urbanización altera la microbiota, no permite identificar con claridad cuáles son las causas entre todos los factores a los que están expuestos las madres y sus bebés (saneamiento del agua, alimentación, contaminación, condiciones laborales, etc.). Por lo tanto, deberán realizarse otros estudios antes de poder sacar conclusiones.

Summary
Off
Sidebar
On
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Noticias

Microbiota bucal: muy desestabilizada por el tabaco… pero resistente

Fumar altera en gran medida el equilibrio de la microbiota oral. Hay una buena noticia para quienes quieren dejar de fumar este año: 5 años a partir del último cigarrillo bastan para que vuelva a ser similar a la de una persona no fumadora. Este es el principal resultado de un nuevo estudio europeo.

La microbiota ORL

Quizás no lo sepa, pero la boca es mucho más que una simple máquina de masticar. Aporta refugio y protección a multitud de microorganismos, la «microbiota oral», que desempeñan un papel beneficioso nada desdeñable sobre nuestra salud.

A las bacterias de la microbiota oral no les gustan los cigarrillos

Hay un problema: un estudio realizado en 2016 con estadounidenses demostró que las personas fumadoras tienen una microbiota bucal muy alterada 1, y eso tiene consecuencias sobre su salud. Efectivamente, se ha demostrado en varios estudios que, cuando hay una (sidenote: Disbiosis La disbiosis no es un fenómeno homogéneo ya que varía en función del estado de salud de cada individuo. Se define generalmente como una alteración de la composición y funcionamiento de la microbiota, provocada por un conjunto de factores ambientales y relacionados con el individuo, que alteran el ecosistema microbiano. Levy M, Kolodziejczyk AA, Thaiss CA, et al. Dysbiosis and the immune system. Nat Rev Immunol. 2017;17(4):219-232. )  de la microbiota bucal, aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares y enfermedad periodontal (inflamación y retracción de las encías).

¿Existe el mismo problema de salud pública entre los europeos? Un equipo de investigadores decidió ahondar en esta cuestión y, por primera vez, determinar si dejar de fumar permite deshacer el entuerto.  2

¡Que levante la mano quien sepa qué es la microbiota bucal!

Según el Observatorio Internacional de las Microbiotas, de 6500 personas encuestadas en los meses de marzo y abril de 2023 (en Francia, España, Portugal, Brasil, México y China), solo el 17 % sabe qué es exactamente la microbiota bucal.

Además, más de 1 de cada 3 personas chinas y 1 de cada 3 estadounidenses no saben que el tabaquismo puede afectar a la microbiota (intestinal, bucal…), frente a 1 persona de cada 4 en Francia y solo 1 de cada 5 de Brasil.

Analizaron la microbiota salival de 1601 personas italianas de 45 años de edad de media, de las cuales el 45 % eran fumadoras o exfumadoras. Los científicos querían saber concretamente si la actividad de las bacterias que transforman el nitrato de la alimentación en nitrito, un compuesto beneficioso para los vasos sanguíneos, se veía afectada por el tabaquismo.

Vuelta al equilibrio tras dejar de fumar

¿Qué demuestran los resultados? Lo primero, que las personas fumadoras italianas tienen una microbiota bucal mucho más alterada que las personas no fumadoras. ¡Pero hay una buena noticia! En los exfumadores, cuantos más años pasan desde que dejaron de fumar, más se parece la microbiota bucal a la de los no fumadores.

Tabaco: autopsia de un asesino

Metales pesados, gases tóxicos, alquitrán, nicotina… El tabaco es toda una fábrica química y un temible asesino silencioso. Según la agencia de salud pública francesa (3), sería la causa de 1 de cada 3 cánceres y constituiría un factor importante en la aparición de infarto de miocardio, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y accidente cerebrovascular (ACV).

También es un factor agravante de las úlceras gástricas, la diabetes, las infecciones ORL y dentales, la enfermedad periodontal, las cataratas y la degeneración macular senil (DMS). Sería responsable cada año de 8 millones de muertes en el mundo. 4 Y la guinda del pastel: no existe ningún umbral por debajo del cual los cigarrillos no representarían un riesgo. ¿Y si se planteara dejarlo?

En las personas que habían dejado de fumar hacía al menos 5 años, el perfil de las poblaciones de bacterias de la boca era casi idéntico al de las personas no fumadoras. Por lo tanto, la microbiota bucal tiene una buena resistencia frente al tabaco.

Además, en las personas fumadoras se observa una disminución de las bacterias capaces de transformar los nitratos alimentarios en nitritos. ¿Por qué es importante esta información? Porque los nitritos son indispensables para fabricar monóxido de nitrógeno (NO).

Impacto en el riesgo cardiovascular

Cuando desciende el NO, se observa un aumento del flujo sanguíneo en las encías, lo que causa inflamación y la retracción de las encías. También sabemos que la deficiencia de NO es un factor de riesgo a la hora de padecer una enfermedad cardiovascular. Por tanto, la microbiota bucal estaría involucrada en el riesgo cardiovascular adicional que se observa en personas fumadoras.

A pesar de ciertas limitaciones, este estudio es importante, ya que se ha llevado a cabo con un gran número de personas y en él se ha calculado con precisión el impacto de la intensidad del tabaquismo. 

¡No olvidemos estos resultados a la hora de elegir nuestros buenos propósitos!

Summary
Off
Sidebar
On
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Noticias

Puntos destacados de la UEGW 2023

Por la Dra. Elena Poluektova
Clínica Vasilenko de Propedéutica de Enfermedades Internas, Gastroenterología y Hepatología, I.M. Sechenov First Moscow State Medical University, Moscú, Rusia.

Del 15 al 17 de octubre de 2023 se celebró en Copenhague la 31.ª reunión de la Semana Europea Unida de Gastroenterología, en la que tradicionalmente se debaten los temas más importantes en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades gastrointestinales.

La gran mayoría de las ponencias ofrecieron información sobre la composición y las funciones de la microbiota y sobre la microbiota gastrointestinal como objetivo terapéutico en el tratamiento de diversas enfermedades.

Se dedicó un simposio especial al micobioma (“Fungi in your gut: friends or foes”), como uno de los componentes del microbioma, la formación de la micobiota, los factores ambientales que influyen en la composición de la micobiota, la interacción de la micobiota con bacterias (Selena Porcati, Italia); el papel en la patogénesis de la EII (Dragos Ciocan, Francia), y su posible implicación en la carcinogénesis (Alexander Link, Alemania).

 

El microbioma en el SII y la EII

La información sobre el papel del microbioma en la patogénesis del síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad del intestino irritable (EII) sigue creciendo y ampliándose (simposio “Disease primer: The role of gut microenvironment in IBD and IBS”). Harry Sokol (Francia) y Rinse K. Weersma (Países Bajos) informaron de que cambios en la composición de la microbiota pueden considerarse un biomarcador de la EII y ser objeto de intervención terapéutica mediante probióticos, posbióticos, bacteriófagos y trasplante fecal. En cuanto a los cambios en la composición microbiana del tracto gastrointestinal en pacientes con SII, su contribución a todos los mecanismos patogénicos de la enfermedad (inflamación de la pared intestinal, alteración de la motilidad, hipersensibilidad) es innegable, por lo que la prescripción de antibióticos no absorbibles y probióticos puede considerarse parte esencial del tratamiento del SII (Magnus Simren (Suecia) y Premysl Bercik (Canadá).

Imagen

¿Qué es una microbiota sana?

Además, se plantearon algunas preguntas que aún no tienen respuestas definitivas. Por ejemplo, seguimos sin saber qué significa realmente el término «microbiota sana». Se supone que el término más apropiado sería “microbiota no sana” (el llamado enterotipo B2), que refleja los cambios inflamatorios en el intestino y el tránsito acelerado -cuando la microbiota está representada principalmente por Bacteroides, es baja en Firmicutes y tiene poca diversidad microbiana. Focalizarse en la composición de la microbiota para modificarla desde el enterotipo B2 puede considerarse una nueva estrategia terapéutica (Jeroen Raes, Bélgica).

Además, debido a la incuestionable importancia de la composición de la microbiota intestinal tanto en el mantenimiento de la salud humana como en la promoción de la patogénesis de algunas enfermedades crónicas no infecciosas, los médicos esperan hoy en día, a menudo de forma poco razonable, utilizar la identificación de la composición microbiana como herramienta diagnóstica, pronóstica o terapéutica. Cada vez son más las organizaciones comerciales que ofrecen pruebas de diagnóstico de la microbiota sin indicaciones claras de uso ni una interpretación fiable de los resultados. Se ha iniciado el desarrollo de un Consenso Internacional que reúne a más de 50 expertos internacionales con el objetivo último de racionalizar las pruebas diagnósticas, los enfoques terapéuticos y el avance de os conocimientos en el campo del microbioma (Gianluca Janiro, Italia).

Además de este debate sobre el microbioma como factor patogénico directo y objetivo de intervención terapéutica, también se presentaron otros aspectos de la patogénesis y el tratamiento de enfermedades asociadas a la disbiosis del micobioma intestinal. Entre ellas se encuentran la EII y las enfermedades oncológicas.

Desde hace más de 20 años disponemos de pruebas serológicas y genéticas indirectas del papel de los hongos en la inflamación intestinal en pacientes con EII, como los anticuerpos anti-Saccharomyces en pacientes con enfermedad de Crohn y el polimorfismo genético de la proteína 9 que contiene dominio de reclutamiento de caspasa (CARD9) y la dectina-1. Estos polimorfismos median las señales de los receptores de reconocimiento de patrones para activar las citocinas proinflamatorias. Muchos estudios realizados en los últimos diez años demuestran que la abundancia de especies de hongos en el intestino de pacientes con EII disminuye en comparación con personas sanas. Las alteraciones de la composición de la micobiota se asocian a una mala reparación de las lesiones de la mucosa (en un modelo animal). Sacharomyces boulardii administrada como probiótico puede reducir la inflamación intestinal debido a la restauración de la barrera intestinal (en un modelo animal). Pero el uso de la modificación de la comunidad fúngica para tratar la EII requiere más investigación (Dragos Ciocan).

En los últimos años, ha aumentado el interés por el posible papel de los hongos intestinales y sus receptores de reconocimiento (por ejemplo, los receptores de lectina de tipo C) en el desarrollo de cánceres humanos, como el cáncer esofágico, gástrico, pancreático, colorrectal, el carcinoma hepatocelular y también cáncer no gastrointestinal (melanoma, cáncer de mama). Algunos estudios demuestran que los hongos patógenos pueden inducir respuestas inflamatorias, contribuyendo a la tumorigénesis.

Imagen
Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
De vuelta del congreso

LASPGHAN 2023 Visión general

Por la Dra. Lygia de Souza Lima Lauand
Departamento de pediatría, São Paulo, SP, Brasil

El XXIV Congreso Latinoamericano y el XV Congreso Iberoamericano de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, organizados por LASPGHAN, tuvieron lugar el pasado mes de octubre en Río de Janeiro, Brasil. Además, el 24 de octubre se celebró la reunión de PROBIÓTICOS, PREBIÓTICOS, Y POSBIÓTICOS EN PEDIATRÍA (PPPP) con un taller sobre sus aplicaciones clínicas.

Los trastornos gastrointestinales funcionales y la microbiota

La microbiota intestinal tiene una relación bidireccional con la motilidad, la sensibilidad visceral, la función secretora gastrointestinal, la permeabilidad y el sistema inmunitario. Por su parte, los probióticos resultan prometedores en el tratamiento de los trastornos funcionales. Para el cólico del lactante, la ESPGHAN recomienda algunas cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium en lactantes alimentados exclusivamente con leche materna. Los médicos también pueden sugerir el uso de diferentes cepas de Lactobacillus para el dolor abdominal funcional o para reducir los síntomas del SII [1].

Modular la microbiota para mejorar la vida del lactante

Factores como el tipo de parto, la lactancia materna [2], el entorno y el hecho de no usar antibióticos influyen positivamente en la colonización bacteriana neonatal, fomentando un entorno intestinal sano, el equilibrio metabólico, la homeostasis y la tolerancia inmunitaria. Por el contrario, el nacimiento prematuro, el parto por cesárea, la falta de lactancia materna, el ingreso en incubadora y el uso de antibióticos pueden provocar disbiosis y contribuir a enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario. Las estrategias de modulación y prevención de la disbiosis implican llevar una dieta equilibrada y el uso de probióticos, prebióticos, simbióticos y posbióticos.

Imagen

Microbiota de la leche humana

La leche humana contiene probióticos, prebióticos, simbióticos y posbióticos, que contribuyen colectivamente al equilibrio de la microbiota en bebés alimentados con leche materna. La piel materna y la cavidad oral del lactante se identifican como los principales contribuyentes a la microbiota de la leche. De entre los factores que modulan la microbiota de la leche humana se encuentran la edad gestacional, el sexo del bebé, la forma de parto, la etapa de lactancia, el modo de alimentación, la ubicación geográfica, la densidad de la red social, el estado de salud y la alimentación de la madre [3].

Imagen

La microbiota y las infecciones del tracto respiratorio superior (IRS)

Las IRS generan una prescripción indiscriminada de antibióticos en todo el mundo, y la OMS calcula que las muertes relacionadas con la resistencia a los antibióticos podrían alcanzar los 10 millones en 2050. Una revisión sistemática mostró una reducción global del 35 % en el número de IRS cuando se utilizaban probióticos, una disminución de 2 días en la gravedad de los síntomas y una reducción del 45 % en el uso de antibióticos. Ciertas cepas probióticas parecen prometedoras para reducir la incidencia de IRS víricas, la gravedad de las infecciones y el uso de antibióticos [4].

Imagen
Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
De vuelta del congreso

Los niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad y trastorno del espectro autista comparten composiciones diferentes de la microbiota

ARTÍCULO COMENTADO - Niño

Por el Prof. Emmanuel Mas
Gastroenterología y nutrición, Hospital de Niños, Toulouse, Francia

Comentario del artículo original de Bundgaard-Nielsen et al. (Gut Microbes) [1]

Se ha sugerido una relación entre la alteración de la microbiota intestinal y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista (TEA), respectivamente. Por ello, los autores analizaron la composición de la microbiota intestinal de niños y adolescentes con y sin estos trastornos y evaluaron los efectos sistémicos de estas bacterias. Reclutaron a participantes en el estudio que habían sido diagnosticados de TDAH, TEA o TDAH/TAEA comórbidos, mientras que los grupos de control estaban formados por hermanos y niños no emparentados. La microbiota intestinal se analizó mediante la secuenciación del gen ARNr 16S en la región V4, mientras que en el plasma se midió la concentración de proteína de unión a lipopolisacáridos (LBP), citoquinas y otras moléculas de señalización. Cabe destacar que las composiciones de la microbiota intestinal de los casos de TDAH y TEA eran muy similares en cuanto a diversidad alfa y beta, mientras que diferían de las de los controles no relacionados. Además, un subconjunto de casos de TDAH y TEA mostró una mayor concentración de LBP en comparación con los niños sin TDAH, correlacionada positivamente con las interleucinas (IL)-8, 12 y 13. Estas observaciones indican una alteración de la barrera intestinal y del sistema inmunitario.

¿Qué se sabe ya sobre este tema?

Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y los trastornos del espectro autista (TEA) son trastornos del desarrollo neurológico cuya etiología aún se desconoce. Estos niños con TDAH y TEA sufren a menudo de trastornos digestivos que cursan con dolor abdominal y estreñimiento. En la aparición de estos trastornos hay anomalías genéticas implicadas, que interaccionan con factores de riesgo ambientales, especialmente alimentarios. Por eso, además de tratamientos farmacológicos, existen abordajes alimentarios. Y es que la composición de la microbiota intestinal es fundamental en la regulación del eje intestino-cerebro. Sin embargo, se sabe que los niños con TEA son a menudo altamente selectivos con la comida, lo que puede explicar la modificación de la microbiota intestinal. Además de la disbiosis, se ha descrito un aumento de la permeabilidad intestinal, y una inflamación sistémica de bajo grado, tanto en los TDAH como en los TEA. El objetivo de este estudio era analizar en paralelo las modificaciones de la microbiota intestinal en los grupos TDAH, TEA y con TDAH/TEA a la vez, así como en hermanos que no padecen el trastorno y en testigos sin parentesco. Los objetivos secundarios eran evaluar la permeabilidad intestinal y el sistema inmunitario.

Imagen

¿Cuáles son los principales resultados aportados por este estudio?

Se incluyeron 95 niños de entre 5-17 años, de los cuales 32 con TDAH, 12 con TEA, 11 con TDAH/TEA y, respectivamente, 14, 5 y 4 hermanos, así como 17 testigos sin parentesco. Los trastornos digestivos eran estreñimiento: TDAH 15,6 % (hermanos 7,1 %), TEA 8,3 % (hermanos 0 %), TDAH/TEA 18,2 % (hermanos 0 %), testigos control 5,9 %; dolor abdominal: TDAH 3,1 % (hermanos 0 %), TEA 16,7 % (hermanos 0 %), TDAH/ TEA 18,2 % (hermanos 0 %), testigos control 0 %; y con menor frecuencia, reflujo gastroesofágico. Se encontró una alimentación atípica principalmente en los niños con TEA (50 %), marcada por una alimentación poco variada.

El análisis de la microbiota intestinal no reveló ninguna variación de la diversidad alfa entre TDAH, TEA, TDAH/TEA y testigos con parentesco o no; sin embargo, era significativamente más baja en los hermanos de TEA (figura 1). La composición de la microbiota intestinal era muy similar entre TDAH y TEA, como demuestra la diversidad beta, pero esta difería significativamente entre TDAH y TEA en comparación con los testigos sin parentesco (figura 2). El análisis de la composición de la microbiota intestinal mostró que algunos niños con TDAH, TEA, o TDAH/ TEA presentaban una abundancia relativa menor del filo Bacteroidetes y mayor de Actinetobacteria. En todos los grupos predominaban los géneros Bacteroides, Faecalibacterium, Blautia y Bifidobacterium; y algunos niños tenían una cantidad elevada de Prevotella. Se encontraron diferencias en la abundancia de los géneros bacterianos entre TDAH, TEA y testigos (Figura 3), pero no entre TDAH y TEA.

No hubo diferencias de calprotectina fecal entre los distintos grupos, ni entre los testigos con o sin parentesco, ni para la proteína de unión a la LPS (LPS-binding proteine o LBP). Sin embargo, tampoco hubo correlación entre la calprotectina fecal y la LBP con las diversidades bacterianas alfa y beta. Se midieron diferentes citocinas y quimiocinas, sin diferencias significativas entre los distintos grupos; sin embargo, varios niños con TDAH y con TEA presentaban niveles más elevados de IL1-RA en comparación con testigos sin parentesco y 5 niños con TDAH y 1 con TEA presentaban concentraciones de IFN-g más elevadas que los testigos sin parentesco. Por último, se hallaron correlaciones positivas débiles entre LBP e IL-8 (p=0,023), IL-12 (p=0,018), IL-13 (p=0,035) y PlGF (p=0,045), lo que sugiere que la alteración de la función de la barrera intestinal puede conducir a una desregulación inmunitaria.

Imagen
Punto clave
  • Se ha comprobado que existe una modificación de la microbiota intestinal en los trastornos del desarrollo neurológico de tipo TDAH y TEA. Es probable que una microbiota intestinal anormal y un aumento de la permeabilidad intestinal intervengan en la inflamación sistémica de bajo grado.
Imagen

¿Cuáles son las consecuencias en la práctica?

Este estudio se realizó en un número bajo de personas, especialmente de testigos con parentesco. La microbiota intestinal, así como la permeabilidad intestinal, podrían ser objetivos terapéuticos para el abordaje de niños y adolescentes con TDAH y TEA.

CONCLUSIÓN

Los niños y adolescentes con TDAH y TEA tienen una microbiota intestinal similar, pero diferente de los testigos sin parentesco. Además, variaciones de la diversidad beta de la microbiota intestinal, al igual que el aumento de la LBP, se asocian a diferencias entre moléculas pro y antinflamatorias a nivel sistémico.

Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Artículo comentado

La composición de la microbiota intestinal se asocia a la aparición, en el futuro, de la enfermedad de Crohn en familiares sanos de primer grado de pacientes enfermos

ARTÍCULO COMENTADO - Adulto

Por el Prof. Harry Sokol
Gastroenterología y nutrición, Hospital Saint-Antoine, París, Francia

Comentario del artículo de Raygoza Garay et al. Gastroenterology 2023 [1]

Contexto y objetivos: se desconoce la causa de la enfermedad de Crohn (EC), pero la hipótesis actual es que hay factores microbianos o ambientales que inducen una inflamación del intestino en personas genéticamente susceptibles, lo que a su vez conduce a una inflamación intestinal crónica. Los estudios de casos y controles de pacientes con EC han catalogado las alteraciones de la composición del microbioma intestinal; sin embargo, estos estudios no consiguen distinguir si la alteración de la composición del microbioma intestinal se asocia al inicio de la EC o si es el resultado de la inflamación o de un tratamiento farmacológico. Métodos: en este estudio prospectivo de cohorte, se seleccionaron a 3483 voluntarios sanos familiares de primer grado de enfermos de EC, para identificar la composición del microbioma intestinal que precede a la aparición de la enfermedad, y determinar en qué medida esta composición predice el riesgo de padecerla. Se utilizó un sistema de aprendizaje automático para el análisis de la composición del microbioma intestinal (basado en la secuenciación del gen del ARN ribosómico 16S), y para definir una firma microbioma asociada a la aparición de la EC en el futuro. La utilidad del modelo se evaluó en una cohorte de validación independiente. Conclusión: este estudio es el primero que demuestra que la composición del microbioma intestinal se asocia a la aparición futura de la enfermedad de Crohn y sugiere que el microbioma intestinal contribuye a la patogénesis de la enfermedad de Crohn.

Imagen

¿Qué se sabe ya sobre este tema?

La enfermedad de Crohn (EC) es una enfermedad inflamatoria del intestino (EIIC) caracterizada por una inflamación crónica y reincidente del intestino. Se desconoce la causa de la EC, pero la hipótesis actual es que hay factores microbianos o ambientales que inducen una inflamación del intestino en personas genéticamente predispuestas, lo que provoca inflamación y lesiones intestinales crónicas. Los estudios de casos y testigos de pacientes con enfermedad de Crohn han registrado alteraciones en la composición del microbioma intestinal [1]. Sin embargo, estos estudios no permiten determinar si la alteración de la composición del microbioma intestinal se asocia a la aparición de la enfermedad de Crohn o si es el resultado de una inflamación o de un tratamiento farmacológico. Para responder a estas preguntas, se diseñó el proyecto canadiense GEM (Genetic Environmental Microbial), un estudio de cohorte prospectiva de familiares de primer grado con buena salud de personas con enfermedad de Crohn, con el objetivo de identificar los parámetros asociados al desarrollo de la enfermedad de Crohn. Entre estos parámetros, los autores analizaron el perfil de la composición del microbioma intestinal que precede a la aparición de la EC, y en qué medida esta composición predice el riesgo de padecer EC. Los autores aplicaron un sistema de aprendizaje automático al análisis de la composición del microbioma intestinal en una amplia cohorte de voluntarios sanos familiares de primer grado de personas con enfermedad de Crohn (N = 3483), con el objetivo de definir una firma microbiana asociada al riesgo de padecer la EC.

Imagen

¿Cuáles son los principales resultados aportados por este estudio?

A partir de los datos obtenidos de la cohorte GEM, los autores desarrollaron y validaron una puntuación de riesgo del microbioma (PRM) capaz de clasificar a las personas que padecerán EC en el futuro. Entre los taxones que más contribuyen a la PRM, el aumento en la abundancia de Ruminoccus torques y de Blautia se correlacionó positivamente con la PRM (lo que sugiere un efecto pernicioso de estos taxones), mientras que la abundancia del género Roseuria se correlacionó negativamente con la PRM (lo que sugiere un efecto protector de este género). Por último, los autores comprobaron que un aumento de la abundancia del género Faecalibacterium se asoció inversamente a un aumento de la PRM. Este estudio es el primero que demuestra que la disminución de la abundancia de Faecalibacterium puede ser una firma preclínica de la EC, que se puede observar mucho antes de la aparición de la enfermedad, lo que sugiere un papel causal de la disminución de esta bacteria antinflamatoria [2]. Es importante señalar que las alteraciones del microbioma que precedieron a la aparición de la EC se observaron independientemente de la existencia de una inflamación intestinal (medida por la calprotectina fecal).

Además, los autores hicieron un análisis metabolómico de las heces en un subconjunto de la cohorte. La citosina y su derivado, la citidina presentaban la mayor correlación negativa con la PRM.

Además, la firma previa a la EC de la PRM se asoció a una reducción de metabolitos con actividad antinflamatoria o antioxidante, como el gentisato y el nicotinato. Estos metabolitos protectores también estaban correlacionados positivamente con la abundancia de Faecalibacterium y de Lachnospira, lo que indica una interacción biológica potencial entre la abundancia de estos metabolitos y la composición microbiana.

Puntos clave
  • La microbiota intestinal se altera varios años antes del diagnóstico de la enfermedad de Crohn, con independencia de que haya inflamación intestinal, lo que sugiere un papel causal de la microbiota en la enfermedad de Crohn
  • Es posible que una puntuación de riesgo del microbioma permita identificar a las personas con mayor riesgo de padecer enfermedad de Crohn
  • Se podrían proponer acciones tempranas dirigidas al microbioma a pacientes en quienes se haya identificado el riesgo de padecer enfermedad de Crohn

¿Cuáles son las consecuencias en la práctica?

Este estudio sugiere que el análisis del microbioma de personas sanas con riesgo de padecer enfermedad de Crohn permitiría identificar a las personas con mayor riesgo, y así iniciar un seguimiento estrecho y, posiblemente, realizar acciones con el objetivo de modificar el desequilibrio microbiano para reducir el riesgo de padecer la enfermedad.

CONCLUSIÓN

Este estudio es el primero que demuestra que alteraciones en la composición del microbioma intestinal preceden en varios años al diagnóstico de la enfermedad de Crohn. Esto sugiere que el microbioma intestinal contribuye a la patogénesis de la enfermedad de Crohn y que podría constituir un objetivo para la prevención y/o el tratamiento.

Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Artículo comentado

El microbioma intestinal como factor determinante de una alimentación saludable

Por Anissa M. Armet 1 , João F. Mota 2,3 and Jens Walter 3
1 Departamento de Ciencias Agrícolas, Alimentarias y Nutricionales, Universidad de Alberta, Edmonton, Alberta, Canadá
2 Facultad de Nutrición, Universidad Federal de Goiás, Goiânia, Goiás, Brasil
​​​​​​​3 APC Microbiome Ireland, Escuela de Microbiología, Departamento de Medicina e Instituto APC Microbiome, Escuela Universitaria de Cork – Universidad Nacional de Irlanda, Cork, Irlanda

Las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) han alcanzado proporciones epidémicas en las sociedades industrializadas, una evolución claramente vinculada a cambios hacia hábitos alimentarios de estilo occidental. Las ENT también están relacionadas con el microbioma intestinal, y la investigación en modelos animales ha establecido la importancia causal de las interacciones entre la alimentación y el microbioma en el desarrollo de patologías, así como los mecanismos subyacentes. En este artículo analizamos lo que constituye una alimentación saludable desde la perspectiva de la ciencia del microbioma y argumentamos que una comprensión mecanicista de las interacciones entre la alimentación y el microbioma puede favorecer debates sobre temas controvertidos en materia de nutrición y avanzar en el desarrollo de dietas más saludables.

Cada vez hay más pruebas de que el microbioma intestinal influye significativamente en la salud humana. La alimentación es fundamental en esta relación, y los hábitos alimentarios de estilo occidental han desempeñado un papel importante en el reciente aumento de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) en las sociedades socioeconómicamente desarrolladas. En este artículo analizamos lo que constituye una alimentación saludable desde la perspectiva de la ciencia del microbioma y aplicamos estas pruebas para fundamentar los debates actuales en el campo de la nutrición y el desarrollo de estrategias nutricionales centradas en el microbioma. Este artículo se centra en as recomendaciones alimentarias para la población general con el objetivo de prevenir enfermedades, y no en pacientes con afecciones médicas, que a menudo tienen necesidades alimentarias específicas y deben consultar a un dietista titulado.

La alimentación saludable desde la perspectiva del microbioma

Alimentos vegetales integrales frente a alimentos procesados

De acuerdo con todas las guías alimentarias que hemos revisado [1], los alimentos vegetales integrales (verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos) que han sido procesados de forma limitada deberían dominar la dieta diaria (figura 1). Esta recomendación está bien respaldada desde la perspectiva del microbioma (figura 2 y 3). Los alimentos vegetales integrales son la única fuente natural de fibras alimentarias, algunas de las cuales son fermentables y proporcionan sustratos de crecimiento para los microbios. La variedad de los vegetales puede ayudar a mantener la diversidad del microbioma, y la fermentación de la fibra da lugar a metabolitos como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que generan una amplia variedad de efectos metabólicos (hormonas relacionadas con la saciedad y mejora de la sensibilidad a la insulina), fisiológicos (aumento de la producción de moco y expresión de uniones estrechas) y ecológicos (inhibición de patógenos) [2]. Además, la provisión de sustratos para las bacterias previene la degradación del moco y las inflamaciones e infecciones posteriores en ratones [3]. Los fitoquímicos presentes en los alimentos vegetales integrales, la mayoría de los cuales no se absorben en el intestino delgado, también sufren una biotransformación por parte de la microbiota intestinal que aumenta su biodisponibilidad, absorción y efectos antioxidantes e inmunomoduladores [4], aunque la importancia de estas interacciones para la salud no se conoce tan bien. Por último, las características funcionales y la calidad nutricional (por ejemplo, la composición de nutrientes y la accesibilidad) de la mayoría de alimentos vegetales integrales son muy superiores a las de los alimentos procesados, que suelen contener aditivos alimentarios que perjudican la composición del microbioma y la función de la barrera intestinal (figura 2).

Imagen

Cereales integrales

Cada vez se investiga más el posible papel del microbioma intestinal en los beneficios metabólicos e inmunológicos de los cereales integrales. La capa de salvado de los cereales integrales contiene fibras alimentarias como arabinoxilanos y β-glucanos que la microbiota intestinal fermenta formando metabolitos beneficiosos. Los efectos antiinflamatorios de los cereales integrales se han relacionado con un enriquecimiento de productores de AGCC [5]. Kovatcheya-Datchary et al. demostraron que ratones previamente libres de gérmenes, colonizados con microbiota fecal de humanos que respondían al pan integral de semillas de cebada y contenían Prevotella, mostraban mejoras en la tolerancia a la glucosa, reflejando los efectos en humanos [6]. Además, personas con exceso de peso corporal que al principio albergan Prevotella, muestran una pérdida de peso elevada con una dieta rica en cereales integrales [7]. Estos estudios sugieren que al menos algunos de los beneficios metabólicos de los cereales integrales están mediados por el microbioma intestinal (figura 3).

Imagen

Fuentes de proteínas

La mayoría de guías alimentarias recomiendan consumir alimentos proteicos de origen vegetal (por ejemplo, legumbres, frutos secos), pescado (por ejemplo, pescado graso) y aves de corral, en detrimento de otras fuentes animales de proteínas, concretamente la carne roja (figura 1). Las legumbres y los frutos secos son ricos en fibra y contienen fitoquímicos y ácidos grasos omega-3 que influyen en las interacciones huésped-microbio (figura 3). La suplementación diaria de nueces y almendras aumentó la abundancia relativa de productores de butirato, especialmente de Roseburia [8]. La suplementación con judías mungo redujo el aumento de peso y la acumulación de grasa en ratones alimentados con dietas ricas en grasas, pero no en ratones libres de gérmenes alimentados con las mismas dietas, lo que establece un papel causal del microbioma [9]. Entre todos los alimentos proteicos de origen animal, el pescado graso es probablemente el que presenta mayores beneficios inmunológicos y metabólicos mediados por el microbioma [1].

Hábitos alimentarios

La constatación de que la salud no se ve influida principalmente por alimentos o nutrientes individuales, sino por su interconexión y sus efectos sinérgicos, ha llevado a hacer hincapié en los hábitos de alimentación en varias guías alimentarias actualizadas recientemente, como las Guías Alimentarias para los Estadounidenses 2020-2025 y la guía alimentaria de Canadá. La dieta mediterránea combina muchos de los grupos de alimentos que tienen efectos favorables sobre las interacciones huésped-microbio. Se realizaron varios ensayos controlados aleatorizados para investigar estas interacciones y se demostró que los beneficios metabólicos, inmunológicos y cognitivos de una dieta mediterránea estaban relacionados con el aumento de la abundancia de Faecalibacterium prausnitzii y de Roseburia [10].

Imagen

¿Cómo influye el microbioma intestinal en las controversias sobre la alimentación saludable?

Carnes rojas y procesadas

La mayoría de guías alimentarias y varias sociedades médicas recomiendan reducir el consumo de carne roja y evitar las carnes procesadas, aunque una serie de revisiones sistemáticas de 2019 concluyeron que las pruebas existentes de su relación con resultados adversos para la salud son débiles [11]. El microbioma intestinal ofrece una perspectiva útil en esta controversia. La fermentación proteolítica de la proteína de la carne por parte de los microbios intestinales aumenta metabolitos tóxicos como el amoníaco, el p-cresol y el sulfuro de hidrógeno [12]. Al tener un alto contenido en grasas saturadas, las carnes procesadas estimulan aún más la secreción de ácidos biliares en el intestino delgado, que los microbios transforman en ácidos biliares secundarios. Además, los agentes de curado utilizados en las carnes procesadas, nitratos y nitritos, son sustratos para la biotransformación microbiana en compuestos N-nitroso. Por tanto, las consideraciones toxicológicas respaldan las recomendaciones alimentarias actuales (figura 3).

Los metabolitos resultantes de la fermentación de proteínas (por ejemplo, sulfuro de hidrógeno, amoníaco) son de menor toxicidad y no están clasificados actualmente como carcinógenos humanos, lo que apoya la conclusión de que el consumo moderado de carne roja magra tiene probablemente un riesgo limitado. Por el contrario, los compuestos N-nitroso y los ácidos biliares secundarios que resultan del consumo de carnes procesadas son carcinógenos, lo que apoya las recomendaciones de evitar o minimizar el consumo de carne procesada.

Imagen

Recomendaciones centradas en el microbioma para una dieta saludable

  • Seguir las recomendaciones de las guías alimentarias (figura 1).
  • Aumentar la diversidad de los vegetales consumidos e intentar aumentar los niveles de fibra por encima de lo recomendado actualmente (25-38 gramos/día).
  • Reducir al mínimo los alimentos procesados con grandes cantidades de azúcar, sal y grasas saturadas, así como las carnes procesadas y los lácteos ricos en grasa.
  • Incluir alimentos fermentados con microbios vivos (sin tratamiento térmico) bajos en azúcar, grasa y sal, como el yogur, las verduras fermentadas, el kéfir y la kombucha.

Lácteos

La mayoría de las guías alimentarias recomiendan los productos lácteos desnatados y bajos en grasa (0-2 %) y sugieren evitar los productos lácteos ricos en grasa (> 25 %) (por ejemplo, determinados quesos, productos a base de nata, mantequilla). Sin embargo, no hay consenso sobre los lácteos con un contenido total de grasa (~ 3,5 %), que se desaconsejan en algunas guías alimentarias, aunque se han cuestionado sus efectos perjudiciales. Las interacciones entre la grasa láctea y el microbioma intestinal son relevantes para este debate. Las grasas saturadas derivadas de la leche inducen a Bilophila wadsworthia, que desencadena enfermedades como la colitis [13] en modelos con ratones. Estos hallazgos mecanicistas apoyan las recomendaciones alimentarias de limitar los lácteos a variedades bajas en grasa (figura 3).

Dietas bajas en carbohidratos

Las dietas bajas en hidratos de carbono son populares porque pueden conseguir notables beneficios metabólicos y de pérdida de peso a corto plazo, aunque los resultados pueden no ser sostenibles a largo plazo. Estas dietas son ricas en grasas y/o proteínas y a menudo pobres en fibra. En consecuencia, dan lugar a un perfil metabólico perjudicial con mayores concentraciones de compuestos N-nitroso y menores niveles de butirato y compuestos fenólicos antiinflamatorios [14]. Debido a sus efectos sobre la microbiota intestinal, las dietas bajas en carbohidratos podrían ser perjudiciales para la salud cuando se consumen durante periodos prolongados.

Imagen

Avanzar en la alimentación saludable a través del microbioma

Aunque las guías alimentarias internacionales son muy coherentes y proporcionan una orientación excelente sobre lo que constituye una alimentación saludable, aún hay margen para introducir mejoras e innovaciones a través de una consideración más sistemática del microbioma.

Consideraciones evolutivas y restauración del microbioma

La simbiosis microbioma-humano ha evolucionado a lo largo de millones de años en un contexto medioambiental y nutricional muy diferente. La industrialización, que condujo a un aumento sustancial de las ENT, mermó la diversidad del microbioma, disminuyó su capacidad enzimática para usar los carbohidratos, enriqueció a los organismos y enzimas que degradan las mucosas y condujo a una pérdida de simbiontes microbianos. Por lo tanto, existe un argumento de base evolutiva para aumentar la ingesta de fibra más allá de los 25-38 gramos diarios que se recomiendan actualmente en las guías alimentarias, y esto está respaldado tanto por estudios observacionales como de intervención [15]. Además de fomentar una mayor ingesta de fibra procedente de alimentos integrales, existen sólidos argumentos científicos que respaldan corregir el impacto de la industrialización en el microbioma intestinal mediante estrategias prebióticas, probióticas y simbióticas. Ya hay en el mercado productos que intentan restaurar y diversificar el microbioma, pero esta investigación y validación clínica está aún en sus inicios (véase más adelante).

Imagen

Probióticos y prebióticos

Aunque muchos estudios han demostrado beneficios clínicos cuando se utilizan probióticos y prebióticos para objetivos médicos específicos, son pocas las indicaciones de salud que aprueban las agencias reguladoras. Además, hay pocas pruebas de que su consumo reduzca el riesgo de ENT, y la gran mayoría de las guías alimentarias nacionales no han hecho recomendaciones para incluirlos como parte de una dieta saludable. Existe un gran potencial para desarrollar probióticos, prebióticos y su combinación (simbióticos) que prevengan las enfermedades crónicas de forma más sistemática. La investigación en curso explora el uso de estas estrategias para corregir el impacto de la industrialización en la diversidad y función del microbioma intestinal. Se han desarrollado y comercializado productos en este ámbito, pero están pendientes de validación clínica en ensayos aleatorizados bien controlados, y la investigación disponible es demasiado preliminar para hacer recomendaciones generales.

Microbios vivos

Otro rasgo distintivo de la industrialización es la reducción de la exposición microbiana. La hipótesis de la biodiversidad afirma que el contacto con entornos naturales es necesario para enriquecer el microbioma humano, favorecer el equilibrio inmunitario y evitar alergias y trastornos inflamatorios. Los probióticos proporcionan microbios vivos y llevan décadas estudiándose y comercializándose en este contexto (véase el recuadro “Probióticos y prébióticos”). Además, los alimentos fermentados, como el kéfir, el yogur, la kombucha y el chucrut pueden, si se consumen crudos, contener un elevado número de microbios vivos (bacterias y hongos). Aunque los microbios presentes en los alimentos fermentados no colonizan el intestino humano debido a su naturaleza no nativa en el ecosistema intestinal humano, siguen siendo detectables en la microbiota fecal humana y podrían interactuar directamente con el huésped.

Imagen

Algunas guías alimentarias incluyen los alimentos fermentados, como el yogur y las leches fermentadas, en sus recomendaciones, y cada vez se informa más de sus beneficios en estudios observacionales y ensayos controlados aleatorizados más pequeños, pero es necesario realizar más ensayos humanos bien controlados.

Nutrición de precisión

Los seres humanos responden de forma diferente a las intervenciones alimentarias, lo que cuestiona el enfoque único que se aplica actualmente en las guías alimentarias. La nutrición de precisión o personalizada pretende adaptar las recomendaciones nutricionales a la biología del individuo (genes, metabolismo, etc.). Las mediciones del microbioma podrían convertirse en un componente clave de las estrategias de nutrición de precisión. Aunque varias empresas ya ofrecen asesoramiento dietético personalizado basado en el microbioma fecal, estos servicios no están validados por ninguna autoridad reguladora, lo que deja dudas sobre la exactitud de las recomendaciones. En la actualidad, las guías alimentarias nacionales no tienen en cuenta los enfoques de precisión o personalizados, y su aplicación a escala poblacional será todo un reto. Aunque existen razones científicas para personalizar la nutrición, es importante destacar que la mayoría de las personas se beneficiarán de las recomendaciones alimentarias comentadas anteriormente.

Conclusión

El microbioma intestinal podría considerarse como la «caja negra» de la investigación sobre nutrición, ya que muchos efectos fisiológicos de la alimentación pueden estar influidos por las interacciones dieta-microbio-huésped. Es necesario realizar más investigaciones para determinar hasta qué punto el microbioma contribuye de forma causal a los efectos fisiológicos de la dieta y qué mecanismos detectados en modelos animales son aplicables en humanos. No obstante, las pruebas disponibles apoyan firmemente el importante papel que desempeña el microbioma intestinal en los efectos de la alimentación, y ponen de relieve que una comprensión mecanicista de las interacciones entre la alimentación y el microbioma puede aportar información a las discusiones sobre nutrición y avanzar en el desarrollo de dietas más saludables.

Fuentes

1. Armet AM, Deehan EC, O’Sullivan AF, et al. Rethinking healthy eating in light of the gut microbiome. Cell Host Microbe 2022; 30: 764-85.
2. Blaak EE, Canfora EE, Theis S, et al. Short chain fatty acids in human gut and metabolic health. Benef Microbes 2020; 11: 411-55.
3. Desai MS, Seekatz AM, Koropatkin NM, et al. A dietary fiber-deprived gut microbiota degrades the colonic mucus barrier and enhances pathogen susceptibility. Cell 2016; 167: 1339-53 e21.
4. Chang SK, Alasalvar C, Shahidi F. Superfruits: phytochemicals, antioxidant efficacies, and health effects - a comprehensive review. Crit Rev Food Sci Nutr 2019; 59: 1580-604.
5. Martínez I, Lattimer JM, Hubach KL, et al. Gut microbiome composition is linked to whole grain-induced immunological improvements. ISME J 2013; 7: 269-80.
6. Kovatcheva-Datchary P, Nilsson A, Akrami R, et al. Dietary fiber-induced improvement in glucose metabolism is associated with increased abundance of Prevotella. Cell Metab 2015; 22: 971-82.
7. Roager HM, Christensen LH. Personal diet-microbiota interactions and weight loss. Proc Nutr Soc 2022: 1-28.
8. Creedon AC, Hung ES, Berry SE, Whelan K. Nuts and their effect on gut microbiota, gut function and symptoms in adults: a systematic review and meta-analysis of randomised controlled trials. Nutrients 2020; 12: 2347.
9. Nakatani A, Li X, Miyamoto J, et al. Dietary mung bean protein reduces high-fat diet-induced weight gain by modulating host bile acid metabolism in a gut microbiota-dependent manner. Biochem Biophys Res Commun 2018; 501: 955-61.
10. Kimble R, Gouinguenet P, Ashor A, et al. Effects of a mediterranean diet on the gut microbiota and microbial metabolites: a systematic review of randomized controlled trials and observational studies. Crit Rev Food Sci Nutr 2023; 63: 8698-719.
11. Johnston BC, Zeraatkar D, Han MA, et al. Unprocessed red meat and processed meat consumption: dietary guideline recommendations from the Nutritional Recommendations (NutriRECS) Consortium. Ann Intern Med 2019; 171: 756-64.
12. Louis P, Hold GL, Flint HJ. The gut microbiota, bacterial metabolites and colorectal cancer. Nat Rev Microbiol 2014; 12: 661-72.
13. Devkota S, Wang Y, Musch MW, et al. Dietary-fat-induced taurocholic acid promotes pathobiont expansion and colitis in Il10-/- mice. Nature 2012; 487: 104-8.
14. Russell WR, Gratz SW, Duncan SH, et al. High-protein, reduced-carbohydrate weight-loss diets promote metabolite profiles likely to be detrimental to colonic health. Am J Clin Nutr 2011; 93: 1062-72.
15. Reynolds A, Mann J, Cummings J, et al. Carbohydrate quality and human health: a series of systematic reviews and meta-analyses. Lancet 2019; 393: 434-45.

Summary
Off
Sidebar
Off
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Artículos Microbiota intestinal

Osteoporosis: se confirma el papel de la microbiota intestinal

Varias asociaciones entre la microbiota intestinal y las mediciones de la densidad ósea sugieren que existe una relación entre esta microbiota y el metabolismo del esqueleto. Ciertas bacterias y vías metabólicas están en el banquillo de los acusados.

De la microbiota intestinal a la salud del esqueleto podría no haber más que un paso, a juzgar por precedentes trabajos: 1 ciertos microorganismos intestinales aumentan la producción de linfocitos T, que a su vez estimulan la producción de mediadores inmunitarios y citocinas inflamatorias, favoreciendo la osteoclastogénesis y la pérdida ósea en ratones. Otros estudios describen mecanismos que implican la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) microbianos y el metabolismo de los componentes alimentarios implicados en el metabolismo óseo (vitaminas K, D y polisacáridos complejos). Incluso se creó un término específico: osteomicrobiología. Sin embargo, los estudios clínicos eran escasos, hasta el publicado por un equipo estadounidense.

Dos cohortes diferentes, un sospechoso común

Estos trabajos se basan en las cohortes de dos estudios de observación: 831 hombres de edad avanzada (edad media de 84,2 años) procedentes del estudio MrOS 2 sobre la osteoporosis en los hombres y 1227 hombres y mujeres más jóvenes (edad media de 55,2 años) del Framingham Heart Study (FHS) 3. El análisis de los datos identifica 37 géneros microbianos que parecen estar implicados en el estudio FHS (en especial DTU089, Marvinbryantia, Blautia y Akkermansia, negativamente asociados a la densidad ósea, y Turicibacter y Victivallis, positivamente asociados) y 4 géneros en MrOS (asociaciones negativa con Methanobrevibacter y DTU089, y positiva con Lachnospiraceae NK4A136).

A pesar de la diferencia entre las dos cohortes en términos de tamaño, sexo y edad, una bacteria común se asociaba a una densidad ósea más baja en las dos cohortes: DTU089, que se sabe que es más abundante en las personas que tienen poca actividad física y un escaso aporte proteico, dos factores desfavorables para la salud ósea.

Un metanálisis

Los investigadores aprovecharon las dos cohortes para realizar un metanálisis. Sus resultados: una mayor abundancia de Akkermansia y DTU089 se asoció a una menor densidad de los radios y tibias; en cambio, una mayor abundancia del grupo Lachnospiraceae NK4A136 y de Faecalibacterium se asociaban a una mejor densidad ósea. 

Los investigadores identificaron también 8 vías metabólicas asociadas a mediciones óseas, la más importante de las cuales implicaba a la vía de biosíntesis de la histidina, la purina y la pirimidina. Ahora bien, experimentos anteriores en ratones ya han sugerido que la osteoporosis se asocia con un trastorno del metabolismo de la purina.

Aunque solo se trata de resultados preliminares que requieren estudios adicionales para comprender mejor los mecanismos a través de los cuales ciertas bacterias consiguen modificar la integridad del esqueleto, confirman los primeros resultados preclínicos y, sobre todo, suscitan la esperanza de poder, algún día, modular la microbiota intestinal para proteger mejor la salud ósea de los pacientes.
 

Summary
Off
Sidebar
On
Migrated content
Désactivé
Updated content
Désactivé
Hide image
Off
Noticias Gastroenterología Medicina general