Diversidad o función: ¿qué caracteriza una microbiota sana?

En nuestro interior existe una comunidad microbiana compleja, el microbioma intestinal, que afecta enormemente a nuestra salud. Es un centro de procesos metabólicos esenciales, influidos por la alimentación, la edad y el entorno. Su importancia no radica únicamente en la variedad de microorganismos, sino en las funciones primordiales que estos desempeñan de forma conjunta. Teniendo en cuenta que la salud es un equilibrio dinámico entre nosotros y estos microorganismos, ¿qué caracteriza un microbioma sano?

Nos encontramos en una época de investigación sin precedentes sobre el mundo microscópico que existe en nuestro interior, el microbioma intestinal. En un reciente y riguroso artículo científico de revisión 1 se ha arrojado luz sobre este complejo ecosistema, y se desvelan las maravillas y los misterios de nuestras comunidades microbianas internas.

En este artículo se cuestiona la visión simplista de la «disbiosis», y se destaca que este término, que a menudo se utiliza para referirse a un intestino desequilibrado, carece de la precisión necesaria para una comprensión adecuada.

En él, también se plantea una pregunta fundamental: ¿qué forma realmente un microbioma «sano»?

¿Qué caracteriza un microbioma sano?

Es complicado definir un microbioma intestinal «sano», pues va más allá de la simple ausencia de enfermedad.

Implica evaluar la estructura, función y composición microbiana del intestino. Aunque durante un tiempo se creyó que una gran diversidad de especies microbianas era el principal marcador de un intestino sano, ahora se sabe que es más importante  (sidenote: Diversidad funcional Esto describe el abanico de actividades metabólicas que realiza la microbiota intestinal. Es un indicador de la salud intestinal más importante que la simple diversidad taxonómica porque distintas composiciones microbianas pueden llevar a cabo funciones metabólicas parecidas. Analizar la diversidad funcional puede proporcionar una predicción más exacta de los estados fisiológicos que si solo se analiza la diversidad en su composición. ) , tes decir, el abanico de actividades metabólicas desempeñadas por el microbioma. Esto significa que distintas composiciones microbianas pueden llevar a cabo funciones metabólicas parecidas.

  • (sidenote: Especificidad de la cepa Esto destaca que diferentes cepas de la misma especie bacteriana pueden tener efectos muy distintos en el anfitrión. Por ejemplo, algunas cepas de E. coli son patógenas, mientras que otras, como E. coli Nissle 1917, son beneficiosas. Entender los efectos específicos de cada cepa es fundamental para desarrollar tratamientos dirigidos y para interpretar la investigación sobre el microbioma intestinal. )  también es crucial: distintas cepas de la misma especie pueden tener efectos muy diferentes. Por ejemplo, algunas cepas de E. coli son patógenas, mientras que otras, como E. coli Nissle 1917, son beneficiosas

  • Metabolitos como los  (sidenote: Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25. ) , los ácidos biliares (AB), y los metabolitos del triptófano son indicadores clave de un microbioma funcional. Los AGCC, como el butirato, son indispensables para la energía de los colonocitos y la modulación del sistema inmunitario.

  • Los AB, producidos en el hígado y modificados por las bacterias intestinales, son esenciales para digerir la grasa y también para la señalización y la acción antimicrobiana.

  • También existen otros indicadores, como a producción de gas (hidrógeno, metano, sulfuro de hidrógeno), el pH intestinal y los marcadores inflamatorios (calprotectina, lactoferrina).

  • Por último, (sidenote: Resiliencia Esto hace referencia a la capacidad de la microbiota intestinal de mantener una composición estable a lo largo del tiempo y de tolerar alteraciones como los antibióticos o cambios en la alimentación. Una microbiota resiliente se recupera rápidamente de las alteraciones, lo que disminuye el riesgo de problemas de salud a largo plazo. ) , o la capacidad de la microbiota intestinal de tolerar alteraciones, es un marcador esencial de un intestino sano.

La capa de moco también es un componente clave de un intestino sano.

Esta capa, compuesta principalmente por agua, electrólitos, lípidos y mucinas, funciona como una barrera física e impide que las bacterias entren en contacto directo con las células epiteliales del intestino.

Un intestino sano se caracteriza por un espesor suficiente del moco, que las bacterias no pueden penetrar fácilmente. La renovación de la  (sidenote: Capa de moco Es una barrera compleja y dinámica que recubre el intestino, compuesta principalmente por agua, electrólitos, lípidos y mucinas. Separa físicamente las bacterias del epitelio intestinal, impide el contacto directo y mantiene la integridad de la barrera intestinal. El espesor y la renovación de la capa de moco son críticos para un intestino sano. ) , que conlleva síntesis, secreción y degradación, es un proceso sumamente preciso y crítico para mantener una función de barrera adecuada.

Factores como los prebióticos, por ejemplo los fructooligosacáridos (FOS) y la 2’-fucosilactosa (2’FL), pueden influir en la producción, composición y degradación del moco, al mejorar la integridad de la barrera intestinal y contribuir a la protección contra enfermedades metabólicas.

La alteración de la capa de moco, como se ha visto con algunos emulgentes alimentarios, puede dar lugar a un aumento de la permeabilidad e inflamación intestinales.

90-95 % El moco está formado principalmente por entre un 90 % y un 95 % de agua, electrólitos, lípidos (1-2 %), proteínas y otras sustancias. ¹

45 % alrededor de un 45 % de las especies bacterianas son parecidas entre dos personas distintas, y sus microbiotas tienen en común un 82 % de las vías metabólicas típicas. ¹

El eje hígado-intestino: una responsabilidad compartida

El hígado y el intestino interaccionan de forma estrecha a través del eje bidireccional hígado-intestino. El hígado, al ser uno de los principales lugares de destoxificación y regulación metabólica, procesa y neutraliza una gran variedad de toxinas ambientales, medicamentos y subproductos metabólicos derivados del intestino.

El hígado produce los AB, que son indispensables para digerir la grasa y también influyen en la composición y la función del microbioma intestinal. Las bacterias intestinales transforman los AB primarios en secundarios, con funciones distintas, y algunos incluso se asocian con la longevidad.

A pesar de que el hígado está expuesto a antígenos bacterianos derivados del intestino, normalmente no produce citocinas proinflamatorias. Sin embargo, un hígado sano produce moléculas antiinflamatorias, como el antagonista del receptor de la IL-1 (IL-1Ra), para disminuir la inflamación, así como macrófagos inmunodepresores específicos, dependientes de la microbiota intestinal, para controlar la inflamación excesiva.

Factores que determinan el ecosistema microbiano

El microbioma intestinal es dinámico, y en él influyen la edad, el tipo de parto, la alimentación y los hábitos.

  • La edad y el tipo de parto son cruciales. Los bebés nacidos por parto vaginal suelen tener una microbiota intestinal más variada y equilibrada, igual que los bebés que toman el pecho, quienes tienen una mayor cantidad de bacterias beneficiosas, como Bifidobacterium spp. 

  • La alimentación es de suma importancia. La fibra vegetal, los prebióticos, los polifenoles y los oligosacáridos de la leche humana (OLH) favorecen a los microorganismos beneficiosos. En cambio, las grasas saturadas, los edulcorantes artificiales y los emulgentes pueden alterar el equilibrio microbiano y afectar la función de la barrera intestinal.

  • Los emulgentes habituales, como la carboximetilcelulosa (CMC) y el polisorbato 80 (P80), alteran la capa de moco protectora del intestino, lo que ocasiona un aumento de la permeabilidad y la inflamación intestinales.

  • Los lípidos bioactivos también desempeñan una función clave y bidireccional. Los lípidos del anfitrión influyen en la microbiota intestinal, y los microorganismos del intestino producen lípidos (p. ej., AGCC, AB secundarios y otras moléculas señalizadoras) que afectan la regulación del sistema inmunitario y la salud metabólica.

Un microbioma intestinal sano: mucho más que bacterias

Los problemas que supone caracterizar un microbioma intestinal «sano» que sea comúnmente aceptado cada vez son más evidentes. La inmensa variabilidad individual del microbioma intestinal, en la que influye la genética, la alimentación, el ambiente y los hábitos, así como su naturaleza dinámica, complica establecer unos estándares universales.

La interacción entre la microbiota intestinal, el sistema inmunitario y los procesos metabólicos presenta un reto multifacético. Los estudios longitudinales son indispensables para entender por completo los cambios dinámicos dentro del microbioma intestinal y sus efectos en la salud a largo plazo. Esta compleja materia de investigación requiere un enfoque multidisciplinar, que integre la microbiología, la genómica, la bioinformática, la investigación clínica y la medicina personalizada. 

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Noticias Gastroenterología

Más allá de la diversidad: desvelando los secretos del microbioma de un intestino sano

La visión tradicional de un intestino sano está marcada desde hace tiempo por la idea de que manda la diversidad. Se creía que el principal indicador de un intestino que funciona bien era una gran diversidad de especies microbianas. Sin embargo, nuestras fuentes indican que esto es excesivamente simplista. Por tanto, ¿qué caracteriza un «microbioma sano»?

La microbiota intestinal Prebióticos: lo esencial para comprender Trastornos digestivos La alimentación

En el inmenso contexto de nuestros cuerpos, existe un mundo desconocido y extraordinariamente complejo: el microbioma intestinal Es una bulliciosa población microbiana, una selva tropical oculta en nuestro interior, que influye profundamente en nuestra salud. Durante años, los científicos creyeron que la clave de un intestino sano era una mezcla variada de estos diminutos organismos. Pero, como en cualquier ecosistema complejo, no se trata solo de la cantidad de especies, sino también de lo que hacen. Actualmente, el interés se está trasladando hacia (sidenote: Diversidad funcional Esto describe el abanico de actividades metabólicas que realiza la microbiota intestinal. Es un indicador de la salud intestinal más importante que la simple diversidad taxonómica porque distintas composiciones microbianas pueden llevar a cabo funciones metabólicas parecidas. Analizar la diversidad funcional puede proporcionar una predicción más exacta de los estados fisiológicos que si solo se analiza la diversidad en su composición. ) : el abanico de tareas que estos microorganismos llevan a cabo. No es suficiente con tener una gran variedad; estos microorganismos tienen que trabajar en armonía. 1

Microorganismos: microbios valiosos para la salud humana

Explorar este tema

Los trabajadores invisibles

De la misma forma que una selva tropical proporciona las condiciones necesarias para que existan distintas formas de vida, lo hace también nuestro intestino. Estos habitantes microbianos no son pasajeros ociosos, sino trabajadores esenciales. Producen sustancias indispensables conocidas como (sidenote: Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25. ) (AGCC), que son como combustible para nuestra mucosa intestinal y mantienen a nuestro sistema inmunitario bajo control. Uno de estos AGCC, el butirato, es como un superhéroe, y proporciona energía a las células de nuestro colon.

También están los ácidos biliares, sintetizados por el hígado y transformados por las bacterias intestinales, que son fundamentales para digerir las grasas, actuando como si fueran el detergente del sistema digestivo. El hígado y el intestino mantienen una conversación constante: una responsabilidad compartida que los hace influirse mutuamente. El intestino produce moléculas que funcionan a modo de mensajeros para el hígado, y el hígado envía ácidos biliares de vuelta.

Una barrera protectora

Nuestro intestino no solo es una casa para los microorganismos, sino que también es una barrera importante.  (sidenote: Capa de moco Es una barrera compleja y dinámica que recubre el intestino, compuesta principalmente por agua, electrólitos, lípidos y mucinas. Separa físicamente las bacterias del epitelio intestinal, impide el contacto directo y mantiene la integridad de la barrera intestinal. El espesor y la renovación de la capa de moco son críticos para un intestino sano. ) , una sustancia brillante y gelatinosa, hace de guardaespaldas al impedir que las bacterias toquen directamente el delicado recubrimiento del intestino. Esta capa se renueva sin cesar —un proceso gestionado de forma tan meticulosa como los servicios de limpieza y recogida de basuras de una ciudad— y así se mantiene la protección. Lo que comemos también la afecta de forma sorprendente.

Algunas fibras y prebióticos ayudan a mantener la capa de moco, logrando que se mantenga resistente. Pero algunos alimentos procesados con emulgentes pueden alterar esta capa y hacer que la barrera intestinal se vuelva más permeable —como una ciudad en cuyo muro se ha abierto una brecha—.

¿En qué se diferencian los prebióticos, los probióticos y los posbióticos?

Explorar este tema

La resiliencia es clave

Como una selva tropical que aguanta las tormentas, un microbioma sano necesita ser (sidenote: Resiliencia Esto hace referencia a la capacidad de la microbiota intestinal de mantener una composición estable a lo largo del tiempo y de tolerar alteraciones como los antibióticos o cambios en la alimentación. Una microbiota resiliente se recupera rápidamente de las alteraciones, lo que disminuye el riesgo de problemas de salud a largo plazo. ) . Debería poder recuperarse rápidamente de las alteraciones, como las enfermedades o los antibióticos, que afectan su delicado equilibrio. Estamos empezando a comprender que un intestino sano no es un ente fijo, sino que es dinámico y específico para cada persona. Está influido por el parto, nuestro entorno, hábitos y alimentación. Esto hace que caracterizar un intestino «sano» sea complejo y requiera mucha más investigación científica.

No se trata simplemente de bacterias buenas o malas, sino de la función del microbioma en conjunto y de su capacidad para afrontar los cambios. Parece que la clave es el equilibrio y la capacidad para llevar a cabo sus funciones fundamentales, más bien como una orquesta que como un instrumento solista. Esta nueva forma de ver el microbioma cambiará el modo en que enfocamos la asistencia sanitaria y nos ayudará a proteger estos aliados microscópicos que viven en nuestro interior.

La microbiota intestinal

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El asombroso efecto del café en la microbiota

¿Existe un alimento capaz de provocar por sí solo un cambio radical en la composición de la microbiota? Sí, ¡el café! Según un nuevo estudio, el café estimula intensamente la proliferación de una bacteria intestinal hasta ahora poco conocida. 1

La microbiota intestinal La alimentación

Son bien conocidos los beneficios del café para la salud. Pero, ¿cuál es exactamente su efecto sobre la microbiota? 

Para responder a estas preguntas, un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y de la Universidad de Trento (Italia) analizó la microbiota intestinal y el consumo de café de más de 22 000 voluntarios que participaban en un programa de investigación angloamericano. 

Repartieron a los participantes en tres grupos: 

  • «No bebedores», que consumían menos de 3 tazas de café al mes;
  • «Bebedores moderados», que bebían entre 3 tazas al mes y 3 tazas al día.
  • «Bebedores empedernidos», que bebían más de 3 tazas al día;

No se observan los mismos efectos entre los abstinentes y los adictos 

Resultado: la microbiota de los bebedores de café es claramente diferente a la de los no bebedores. El análisis muestra que 115 especies bacterianas reaccionan positivamente al café. 

¿Cuántas tazas al día? ²

  • 1 taza de café de filtro (200 ml) = 90 mg de cafeína
  • 1 café expreso (60 ml) = 80 mg de cafeína
  • 1 taza de té negro (220 ml) = 50 mg de cafeína

El consumo excesivo de cafeína (presente en el café y el ) se asocia a problemas cardiovasculares, trastornos del sueño y retraso del desarrollo fetal. ¿Cuáles son las dosis seguras?

  • El café es seguro para todos los adultos sanos hasta 200 mg de cafeína al día (e incluso hasta 400 mg si se consumen a lo largo del día, excepto en las mujeres embarazadas).
  • Por encima de 100 mg de cafeína al día, puede afectar al sueño.

Un hallazgo sorprendente: Lawsonibacter asaccharolyticus, una cepa bacteriana de la microbiota poco estudiada hasta ahora, es el microorganismo que presenta el vínculo más estrecho con el consumo de café. Según los cálculos de los científicos, su nivel es de 4,5 a 8 veces mayor en la microbiota de los «bebedores empedernidos» que en la de los «no bebedores», y de 3,4 a 6,4 veces mayor en la de los «bebedores moderados» respecto a los «no bebedores».

Al analizar otra serie de datos que abarcaba varios miles de personas de 25 países diferentes, los investigadores confirmaron que la presencia de L. asaccharolyticus muestra efectivamente una correlación con el consumo de café y que, por tanto, esta correlación existe independientemente del país o el estilo de vida.

La microbiota como mediador de los beneficios del café

Si hay un alimento con efectos favorables demostrados, es el café. Los estudios indican que su consumo regular se asocia a un menor riesgo de:

  • diabetes 
  • cáncer, 
  • esteatosis hepática, 
  • enfermedades cardiovasculares,
  • mortalidad por cualquier causa. 

¿Cuál es el secreto? Su contenido de polifenoles, en particular ácido clorogénico, un antioxidante presente en grandes cantidades en el café. Las bacterias intestinales son capaces de descomponer esta molécula y transformarla en una serie de metabolitos potencialmente beneficiosos. Así pues, la microbiota podría mediar en los efectos beneficiosos del café para la salud.

En un estudio anterior en el que participaron 1000 sujetos, los mismos científicos demostraron que, entre 150 alimentos, el café era con diferencia el que más influía en la composición de la microbiota intestinal.

La explicación no es la cafeína 

Para verificar que el extraordinario crecimiento de L. asaccharolyticus está directamente relacionado con el café, los científicos cultivaron la bacteria in vitro, en medios de cultivo enriquecidos o no con café. Los resultados obtenidos confirman que la bacteria se desarrolla más rápidamente en presencia de café, incluso si se trata de café descafeinado, lo que deja a la cafeína fuera de la ecuación. 

De hecho, podría ser que el ácido clorogénico, un polifenol del café que supuestamente contribuye a sus efectos favorables, esté implicado en la estimulación de L. asaccharolyticus. Las bacterias de la microbiota metabolizan la bacteria L. asaccharolyticus y la transforman en diversas moléculas, en particular ácido quínico. De hecho, los investigadores encontraron una mayor concentración de ácido quínico en la sangre de las personas con niveles más altos de L. asaccharolyticus

xEl siguiente paso para los investigadores consistirá en determinar si otros alimentos, además del café, estimulan específicamente las bacterias beneficiosas conocidas. Quizás sea posible desarrollar dietas personalizadas gracias a pruebas capaces de revelar la presencia o ausencia de determinadas bacterias asociadas a un alimento. 3

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El efecto antidepresivo de los cítricos: ¿una cuestión de bacterias intestinales?

El consumo de cítricos podría reducir un 22 % el riesgo de depresión, a través del eje intestino-cerebro. Los flavonoides de los cítricos favorecerían a las bacterias beneficiosas, como Faecalibacterium prausnitzii, que producen un metabolito que mejora la disponibilidad de la serotonina y la dopamina.

La depresión, que afectaría a más de 280 millones de personas en el mundo, es difícil de tratar: el 70 % de los pacientes no responden a los antidepresivos e incluso desarrollan efectos secundarios. De ahí la urgencia de identificar las causas modificables y desarrollar nuevas terapias.

La dieta mediterránea ha demostrado unos efectos beneficiosos sobre la depresión, por lo que los investigadores se han centrado en el eje intestino-cerebro. En especial en la interacción entre el consumo de cítricos, la microbiota intestinal y el riesgo de depresión en 32 427 mujeres procedentes de la cohorte de enfermeras inglesas Nurses’ Health Study II (NHSII) 1

Más cítricos, menos depresión

Entre 2003 y 2017, se observaron 2173 casos de depresión en 32 427 mujeres de la NHSII. Respecto a su consumo alimentario, los investigadores 2 demuestran que las mayores consumidoras de cítricos (frente al quintil de las menores consumidoras) presentan un riesgo de depresión de un 22 % menos, después de ajuste.

Esta relación sería específica de los cítricos: no se ha encontrado ninguna asociación significativa entre la depresión y el consumo total de fruta, verdura, manzanas o plátanos.

¿Qué componentes de los cítricos explicarían su efecto antidepresivo? En principio, solo la naringenina y la formononetina, dos flavonoides presentes, sobre todo, en el zumo y la piel de los cítricos, estarían implicadas. La mediática vitamina C, por su parte, no tendría relación.

Mujeres El trastorno depresivo afecta más a las mujeres que a los hombres. ²

70 % El 70 % de los pacientes que padecen depresión no responden al tratamiento inicial con antidepresivos y/o desarrollan efectos secundarios. ³

35 % Las dietas de tipo mediterráneo se han asociado a una reducción de cerca del 35 % del riesgo de depresión. ³

Los mecanismos en juego

El análisis de la microbiota de 207 mujeres de la NHSII que participaron en el subestudio Mind-Body Study 4 dedicado a la salud mental ha permitido demostrar a los investigadores que el consumo de cítricos favorece la presencia de bacterias beneficiosas, como Faecalibacterium prausnitzii, una bacteria infrarrepresentada en los deprimidos, y reduce la presencia de ciertas bacterias proinflamatorias 3.

Los investigadores han confirmado esta correlación en una cohorte de hombres (Men’s Lifestyle Validation Study). Faltaba comprender la relación entre esta bacteria y el cerebro.

Los trabajos del equipo sugieren que F. prausnitzii produce un metabolito llamado S-adenosil-L-metionina (o SAM). Este último reduciría la expresión de la monoamina-oxidasa A (MAOA) en el colon, una enzima que desempeña un papel crucial en la degradación de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.

Por ello, es posible que la producción de SAM por F. prausnitzii conduzca a una mayor disponibilidad de los neurotransmisores (reduciendo la expresión de la monoamina-oxidasa A, que los degrada), lo cual podría modular la actividad del nervio vago.

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Anatomía femenina, microbiota e higiene íntima

¿Qué diferencia hay entre vulva y vagina? (¿No lo entiendes?). ¿La higiene íntima? (¿Sigues sin entenderlo?)… Cuando se pregunta a las mujeres sobre estos temas, es forzoso constatar que a menudo se muestran evasivas. Lección práctica de anatomía y acciones correctas.

Cuando las creíamos liberadas por las luchas feministas de la década de 2000, las jóvenes generaciones se muestran todavía menos cómodas que sus mayores cuando se trata de hablar de los órganos genitales femeninos. Y mientras las cuadragenarias, influenciadas por los anuncios publicitarios sobre el frescor de la entrepierna, se abalanzan sobre los desodorantes íntimos, la generación siguiente, atenta a su imagen, se muestra adepta a procedimientos estéticos, como la (sidenote: Vulvoplastia Cirugía plástica de la vulva que consiste en aumentar o reducir el tamaño o el volumen de los labios mayores. ) 1. Así que cada generación tiene su vínculo con la zona íntima. El caso es que la higiene y la salud de esta frágil zona corporal deben ser una preocupación de todas las edades…, de ahí algunos recordatorios descarados, para romper el silencio sobre eventuales tabúes.

 

Un poco de anatomía

El aparato genital femenino es, a la vez, una terra incognita en términos de anatomía y un tabú en términos de conversación, incluso entre las mujeres. Hasta el punto de que a los profesionales de la salud les cuesta comprender los problemas de sus pacientes por falta de explicaciones claras o porque confunden la vulva (parte externa del aparato genital) con la vagina (parte interna)1

Para resumir:

¡la vulva es el exterior, la vagina es el interior!

La vulva

comprende un conjunto de tejidos visibles en un examen externo1:

  • una parte del pubis (o monte de Venus), zona carnosa y peluda que recubre el hueso del pubis,
  • el clítoris, relacionado con el placer sexual, homólogo del prepucio del hombre,
  • los labios mayores, pliegues exteriores protectores,
  • los labios menores, situados en el interior de los labios mayores, que comprenden numerosas glándulas sebáceas,
  • y el vestíbulo vulvar, zona situada entre los labios menores donde se encuentra la entrada de la vagina y, justo encima, el meato uretral (orificio del sistema urinario).

La piel del monte del pubis y los labios mayores está dotada de glándulas sebáceas1 que producen una capa hidrolipídica protectora1,2. Por otra parte, la vulva está dotada de glándulas (glándulas de Bartolino, glándulas de Skene) que aseguran la lubrificación de los labios menores y el vestíbulo vulvar durante las relaciones sexuales1.
 

La vagina

de unos diez centímetros de longitud, es una cavidad que no se puede ver desde el exterior.

  • En la parte baja, se comunica con el exterior en la vulva, concretamente en el vestíbulo vulvar;
  • en la parte superior, llega hasta el cuello del útero1.

La vagina puede acoger los tampones y las copas menstruales durante la regla, el pene de la pareja durante las relaciones sexuales o su juguete sexual preferido… ¡y el espéculo de su ginecólogo en las consultas médicas!

En este punto, vamos a repasar todos los orificios. De delante atrás, el sexo femenino comprende, en este orden, tres aberturas

  • el meato urinario, unido a la vejiga (que almacena la orina) por un canal llamado uretra (que permite evacuar la orina al exterior del cuerpo durante la micción)2,
  • la entrada de la vagina (reproducción),
  • el ano (heces). 

Además, se habla de:

La zona perianal

para designar la zona que rodea al ano;

La zona perineal

para designar el gran conjunto formado por la vulva y la zona perianal (en otras palabras, toda la entrepierna)1.

Actu GP : Infections urinaires récurrentes a la ménopause, la faute au microbiote de la vessie ?

Las microbiotas de la zona íntima femenina

Nuestra intimidad no es una excepción: como los demás órganos, alberga una microbiota o más bien unas microbiotas, con:

Microbiota vulvar

Empecemos por la microbiota vulvar. Podríamos pensar que se conoce al dedillo porque es externa. Sin embargo, hay que reconocer que los datos sobre ella no son legión1,3. Los escasos estudios hablan, con la boca pequeña, de la posible presencia de bacterias diversas y variadas (Lactobacillus, Corynebacterium, Staphylococcus y Prevotella) y de hongos del tipo de las levaduras1,3.

Por otra parte, quizá sería conveniente dejar de hablar de una microbiota vulvar y hacerlo, en plural, de microbiotas vulvares, según las zonas de la vulva: una microbiota del monte del pubis, una microbiota de los labios mayores, una microbiota de los labios menores, etc…3.


Sin embargo, una cosa parece clara: la diversidad está doblemente admitida tanto:

  • en la microbiota vulvar de cada mujer, donde coexisten abundantes (sidenote: Microorganismos Organismos vivos que son demasiado pequeños para verlos a simple vista. Incluyen las bacterias, los virus, los hongos, las arqueas, los protozoos, etc. y se llaman comúnmente «microbios». Fuente: What is microbiology? Microbiology Society.  ) ,
  • como entre dos mujeres (no se la registrado ninguna especie común a todas las mujeres)1.
Microbiota vaginal o flora vaginal o también flora de Döderlein

En la microbiota vaginal (o flora vaginal), ocurre todo lo contrario. En la vagina, los lactobacilos (sobre todo Lactobacillus crispatus, Lactobacillus iners, Lactobacillus gasseri y Lactobacillus jensenii) reinan generalmente como dueños y señores, y mantienen una acidez local gracias a su producción de ácido láctico1,4.

Este pH ácido, de 4,0 a 4,5, mantiene a distancia a los (sidenote: Patógeno un patógeno es un microorganismo que causa, o puede causar, una enfermedad Pirofski LA, Casadevall A. Q and A: What is a pathogen? A question that begs the point. BMC Biol. 2012 Jan 31;10:6. ) , igual que el agua oxigenada y las bacteriocinas producidas por estos mismos lactobacilos para acabar con los patógenos más recalcitrantes.

 

Imagen
Composition of the vaginal microbiota_es
Legend

Representación de los principales grupos de bacterias del microbiota vaginal, incluidos los lactobacilos, claves para el equilibrio íntimo y la prevención de infecciones.

Microbiota Urinaria

La microbiota urinaria se ha considerado durante mucho tiempo como estéril. Un error, puesto que la orina contenida en la vejiga posee también un ecosistema microbiano. Aunque la microbiota urinaria es muy distinta de sus vecinas cercanas (microbiotas anal, vaginal o vulvar), comparte con ellas algunos microorganismos5. También está mucho menos densamente poblada y, a menudo, está dominada por un solo tipo de germen. Se encuentran principalmente los lactobacilos, pero también Gardnerella, Streptococcus y Corynebacterium6

Microbiota Perianal

Por último, la microbiota perianal es el reflejo de nuestra rica microbiota intestinal, sobre todo cólica; durante la emisión de heces, las bacterias intestinales se ponen en contacto con esta zona y pueden alojarse en ella1.

1 de cada 5 Solo el 22 % de las mujeres declaran que saben exactamente lo que es la «microbiota vaginal» (+2 puntos respecto a 2023).

Microbiotas demasiado cercanas para no interactuar

Las microbiotas vulvar, vaginal y perianal evolucionan con el tiempo. Por ejemplo, la microbiota vaginal está influenciada por la edad, las hormonas sexuales y factores exteriores como la contaminación, el estrés, los antibióticos, etc4. Pueden producirse desequilibrios: después de la menopausia, la disminución de los estrógenos produce una pérdida de lactobacilos y, por lo tanto, un aumento del pH, la clave de frecuentes disbiosis vaginales7. La microbiota anal, por su parte, depende, sobre todo, de la alimentación y del estrés: un exceso de ansiedad da lugar a una respuesta inflamatoria que favorece el desarrollo de bacterias patógenas en el tubo digestivo… que terminan su carrera en la zona perianal1.


Paralelamente, la proximidad de los orificios urinario, vaginal y anal explica posibles «intercambios» de flora entre las tres microbiotas de estas tres zonas… y la posible invasión de la microbiota vaginal por Escherichia coli digestivas, por ejemplo, que se aventurarían más allá de la zona perianal1.
 

Vaginosis Bacteriana

A vaginal microbiota imbalance

Antibióticos

¿qué impacto tiene en la microbiota y en nuestra salud?

Hiperhigiene, sobredepilación y ropa demasiado apretada: la combinación perdedora

A veces, paradójicamente, las prácticas de higiene íntima inadecuadas son las que favorecen los intercambios y los desequilibrios. Un lavado demasiado agresivo (productos inadecuados) o demasiado frecuente (más de una vez al día) de la vulva puede alterar rápidamente la función de barrera de la piel de esta zona, muy frágil y muy reactiva. El agua sola puede bastar para secar y exponer a picores y quemazones8. Los jabones perfumados, sprays higiénicos, lubrificantes, desodorantes… que algunas mujeres se autoprescriben para intentar evitar los olores, picores, dolores y sequedad son contraproducentes4

También deben proscribirse:

Los productos no destinados a la higiene íntima (desinfectantes para las manos, toallitas para bebés, aceites, crema de afeitar y lociones para el cuerpo). Estos últimos reciben usos diferentes a los que están destinados por parte de más mujeres de lo que se piensa: el 41,6 % de las mujeres de un estudio reconocen que han utilizado toallitas para bebés para su higiene vulvar… y el 2,1 % para una higiene vaginal interna4

Y recordemos de paso:

la vagina no tiene ninguna necesidad de limpieza.

Otro error recurrente: la depilación y el afeitado total de la vulva1,9. Un fenómeno de moda que afecta al 84 % de las estadounidenses premenopáusicas, para 2/3 de las cuales se trata de una rutina diaria o semanal. A menudo se justifica por razones de higiene, pero, al contrario, se asocia a lesiones que facilitan la entrada de bacterias o virus. Por otra parte, se observa una alteración de la microbiota vaginal en las mujeres que optan por una depilación total de la vulva9.


Por último, el uso de ropa muy apretada y sintética parece favorecer el desarrollo de patógenos (ambiente más húmedo y cálido), la clave de los picores y los problemas urogenitales más frecuentes1.
 

Imagen
Caring for the vaginal microbiota_sp
Legend

Buenas prácticas para preservar el microbiota vaginal: higiene íntima suave, prebióticos y probióticos, en contraste con las duchas vaginales, los jabones agresivos y las soluciones antisépticas.

Informar mejor a las mujeres

1 de cada 2 El 52 % de las mujeres interrogadas declaran que nunca han recibido información sobre las acciones de higiene íntima correctas y el 25 % que su profesional de la salud solo las ha informado una vez.

¿Por qué existe tanta diferencia entre las prácticas y las recomendaciones? Las razones sin duda son múltiples: 

  • demasiado pocas mujeres reciben información de su médico sobre las acciones correctas: el 52 % de las mujeres interrogadas declaran que nunca han recibido esta información y el 25 % que su profesional de la salud solo las ha informado una vez17;
  • la confusión frecuente entre vulva y vagina mantiene la mala comprensión de los mensajes; 
  • los mitos más estúpidos a menudo son los más tenaces1

El reto es importante sobre todo porque la vulva es la primera línea de defensa del sistema genital de las mujeres10.

Lo que saben (y no saben) las mujeres sobre su microbiota vaginal

Descubra los resultados de 2024 del International Microbiota Observatory

Las (¡verdaderas!) prácticas correctas de higiene

¿Cuáles son las acciones correctas para preservar la microbiota y la delicada capa hidrolipídica protectora del sexo femenino? Una rutina que respete el equilibrio de la vulva y unos cuidados adaptados a la edad y las especificidades de cada mujer. 

Con tres grandes principios inmutable en todos los casos10:

  • un lavado externo únicamente (= de la vulva, sin ducha vaginal), de delante atrás (la vulva y después el ano),
  • sin guante de ducha (puede contener bacterias), sino con las manos previamente lavadas,
  • una vez al día. Solo en las mujeres que padecen diarreas frecuentes puede justificarse un lavado externo más frecuente (debido a las deposiciones más frecuentes). Lo mismo ocurre en el periodo de la regla, en que eventualmente es posible proceder a un segundo lavado íntimo durante el día.
¿Qué producto debe utilizarse para la higiene íntima de la mujer?

El lavado con agua sola puede secar la piel y empeorar el picor 10. Es conveniente optar por un producto de higiene suave, sin jabón, que respete el microentorno vulvar y mantenga el equilibrio de su microbiota 1. Y eso es todo. Convénzase íntimamente de que, en esta delicada zona corporal, lo mejor es enemigo de lo bueno.

¿Cuáles son las buenas prácticas diarias que deben realizarse cada día cuando se es una mujer?

Por último, otras cuatro recomendaciones la ayudarán a adoptar las acciones correctas durante todo el día10:

  • por la noche, evite la ropa interior;
  • al salir de la ducha (preferible al baño), séquese cuidadosamente con su toalla personal, sin frotar, sino con ligeros golpecitos en la entrepierna;
  • cuando se vista, opte por una ropa interior de algodón en lugar de tejido sintético, evite el uso regular de salva slips, prefiera las prendas amplias y, si es posible, sustituya los pantis por medias;
  • en el váter, séquese de delante atrás (para no arrastrar bacterias anales hacia la vulva) con un papel no perfumado e idealmente no teñido.
¿Cómo debe ser la higiene intima después de las relaciones sexuales o durante la regla?
  • una vez más, deben mantenerse los grandes principios de la higiene íntima: lavado externo únicamente; con las manos; una vez al día10
  • después de las relaciones sexuales (¡protegidas!, si no sabe si su pareja puede ser portadora de una ITS), procure orinar si suele tener cistitis;
  • durante la regla, no utilice compresas perfumadas y cámbiese regularmente la compresa o el tampón10.

Probióticos y prebióticos

La buena salud de la microbiota vaginal se basa en una buena higiene íntima. Pero, a veces, esto no basta y puede ser necesaria una ayudita para favorecer a las bacterias buenas de la microbiota, con:

Probióticos

Probióticos, microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades apropiadas, producen efectos beneficiosos para la salud del huésped11,12. Se administran por vía oral o vaginal, y pueden contribuir a restablecer la flora vaginal, mejorar los síntomas y reducir el riesgo de recidiva de diferentes infecciones vaginales, de la pubertad a la menopausia 13.

Prebióticos

Prebióticos, fibras alimentarias no digeribles que ejercen efectos positivos sobre la salud y que los microorganismos beneficiosos de la microbiota del huésped utilizan de manera selectiva 12, 14. O, para resumir, los alimentos preferidos de los probióticos que favorecen su desarrollo. Los probióticos femeninos favorecen a los lactobacilos vaginales y participan en la normalización de la acidez vaginal 15,16.

¿En qué se diferencian los prebióticos, los probióticos y los posbióticos?

Descúbrelo

En resumen…

El sexo femenino comprende:

  • la vulva (parte externa) 
  • y la vagina (cavidad que une la vulva al útero, en la que se puede introducir un tampón cuando se tiene la regla).

Alberga numerosas microbiotas: una microbiota vulvar, donde la diversidad es de rigor, una microbiota vaginal, ampliamente dominada por los lactobacilos, una microbiota urinaria poco densamente poblada (se ha pensado durante largo tiempo, erróneamente, que la orina era estéril) y una microbiota perianal rica (contacto con las heces).

La proximidad de los orificios urinario, vaginal y anal explica los posibles «intercambios» de flora entre las microbiotas de estas zonas, sobre todo en caso de higiene íntima inadecuada: lavado demasiado agresivo, depilación o rasurado total, uso de prensas demasiado apretadas…

Por falta de información, muchas mujeres no han adoptado las acciones correctas para proteger sus microbiotas. Pero no es demasiado tarde: ¡atrévase a hablar de ello con su médico!

Si su microbiota vaginal está alterada, los probióticos y los prebióticos pueden ayudarla a recuperar una flora vaginal equilibrada.

Fuentes

1. Graziottin A. Maintaining vulvar, vaginal and perineal health: Clinical considerations. Womens Health (Lond). 2024;20:17455057231223716.

2. Biology of the Kidneys and Urinary Tract. MSD Manuel. https://www.msdmanuals.com/home/kidney-and-urinary-tract-disorders/biology-of-the-kidneys-and-urinary-tract

3. Pagan L, Ederveen RAM, Huisman BW, Schoones JW, Zwittink RD, Schuren FHJ, Rissmann R, Piek JMJ, van Poelgeest MIE. The Human Vulvar Microbiome: A Systematic Review. Microorganisms. 2021 Dec 12;9(12):2568.

4. Holdcroft AM, Ireland DJ, Payne MS. The Vaginal Microbiome in Health and Disease-What Role Do Common Intimate Hygiene Practices Play? Microorganisms. 2023 Jan 23;11(2):298.

5. Čeprnja M, Hadžić E, Oros D, Melvan E, Starcevic A, Zucko J. Current Viewpoint on Female Urogenital Microbiome-The Cause or the Consequence?. Microorganisms. 2023;11(5):1207.

6. Mueller ER, Wolfe AJ, Brubaker L. Female urinary microbiota. Curr Opin Urol. 2017 May;27(3):282-286.

7. Auriemma RS, Scairati R, Del Vecchio G et al. The Vaginal Microbiome: A Long Urogenital Colonization Throughout Woman Life. Front Cell Infect Microbiol. 2021 Jul 6;11:686167.

8. Murina F, Caimi C, Felice R et al. Characterization of female intimate hygiene practices and vulvar health: A randomized double-blind controlled trial. J Cosmet Dermatol. 2020 Oct;19(10):2721-2726.

9. Geynisman-Tan J, Kenton K, Tavathia M et al. Bare Versus Hair: Do Pubic Hair Grooming Preferences Dictate the Urogenital Microbiome? Female Pelvic Med Reconstr Surg. 2021 Sep 1;27(9):532-537.

10. Chen Y, Bruning E, Rubino J et al. Role of female intimate hygiene in vulvovaginal health: Global hygiene practices and product usage. Womens Health (Lond). 2017 Dec;13(3):58-67.

11. FAO/OMS, Joint Food and Agriculture Organization of the United Nations/ World Health Organization. Working Group. Report on drafting  guidelines for the evaluation of probiotics in food, 2002.

12. Hill C, Guarner F, Reid G, et al. Expert consensus document. The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2014;11(8):506-514.

13. Romeo M, D'Urso F, Ciccarese G et al. Exploring Oral and Vaginal Probiotic Solutions for Women's Health from Puberty to Menopause: A Narrative Review. Microorganisms. 2024 Aug 7;12(8):1614.

14. Gibson GR, Hutkins R, Sanders ME, et al. Expert consensus document: The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP) consensus statement on the definition and scope of prebiotics. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2017;14(8):491-502

15. Collins SL, McMillan A, Seney S, et al. Promising Prebiotic Candidate Established by Evaluation of Lactitol, Lactulose, Raffinose, and Oligofructose for Maintenance of a Lactobacillus-Dominated Vaginal Microbiota. Appl Environ Microbiol. 2018;84(5):e02200-17.

16. Shmagel A, Demmer R, Knights D, et al. The Effects of Glucosamine and Chondroitin Sulfate on Gut Microbial Composition: A Systematic Review of Evidence from Animal and Human Studies. Nutrients. 2019 Jan 30;11(2):294.

17. International Microbiota Observatory

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Cítricos y bacterias: el cóctel natural contra la depresión

Comer cítricos podría reducir un 22 % el riesgo de depresión. Los flavonoides presentes en estas frutas serían favorables para ciertas bacterias intestinales, que aumentarían la biodisponibilidad de sustancias esenciales para el bienestar, como la serotonina y la dopamina.

La microbiota intestinal Trastornos mentales La alimentación

Tristeza persistente, pérdida duradera de la capacidad de sentir interés o placer por las actividades que antes los proporcionaban: los trastornos depresivos, también agrupados bajo el término de «depresión», son alteraciones mentales corrientes que afectarían a más de 280 millones de personas en el mundo. A menudo, los tratamientos tradicionales, como los antidepresivos, no tienen el efecto esperado. Algunos pacientes incluso sufren un empeoramiento de los síntomas o presentan efectos secundarios indeseables.

¿Y si la solución contra el bajón se encontrara, no en una pastilla, sino... en una copa de fruta? Un estudio reciente 1 sugiere que las naranjas, los limones, las mandarinas, los pomelos y otros cítricos podrían tener un efecto antidepresivo.

35 % Las dietas de tipo mediterráneo se han asociado a una reducción de cerca del 35 % del riesgo de depresión. ¹

70 % El 70 % de los pacientes que padecen depresión no responden al tratamiento inicial con antidepresivos y/o desarrollan efectos secundarios. ¹

22 % menos de depresión

Este es el descubrimiento de un equipo de investigadores que se ha centrado en el impacto del consumo de cítricos sobre la depresión, a través de los datos de más de 32 000 mujeres de una cohorte estadounidense seguida durante 14 años. ¿Su descubrimiento? Un consumo más elevado de cítricos se asociaba a una reducción del 22 % del riesgo de depresión.

Mujeres

El trastorno depresivo afecta más a las mujeres que a los hombres. ²

l 20 % de las mujeres que comían más cítricos tenían muchas menos posibilidades de caer en una depresión clínica. ¿Cómo se explica este efecto? Los investigadores responden que a través de la microbiota intestinal, este conjunto de bacterias y otros microorganismos que colonizan el intestino

Una microbiota que cuida

Al parecer, esta gente menuda que puebla el tubo digestivo desempeña (¡también!) un papel crucial en nuestro bienestar mental. Y lo hace a través de lo que los científicos llaman el eje intestino-cerebro. ¿Cómo? Los flavonoides, sustancias naturales que se encuentran en los cítricos, serían capaces de modular la flora intestinal, en especial favoreciendo el crecimiento de Faecalibacterium prausnitzii. Esta bacteria sería capaz de fabricar una molécula llamada SAM (S-adenosil-L-metionina).

El eje intestino-cerebro: ¿Cuál es el papel de la microbiota?

Explorar este tema

Y ahí la cosa se pone interesante: la SAM ayudaría a reducir la actividad de una enzima que degrada las famosas «hormonas de la felicidad», es decir, la serotonina y la dopamina. Cuantos más cítricos y F. prausnitzii, menos enzima que destruye, más neurotransmisores disponibles… ¡y, por lo tanto, un cerebro más feliz! 

El mensaje del estudio está claro: comer más cítricos podría reducir el riesgo de depresión. La próxima vez que se deleite con una naranja, piense que lo puede ayudar a ver la vida de color… ¡de rosa!

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¿Un paso adelante hacia el desarrollo de un marcador «microbiótico» de la endometriosis?

La microbiota oral, intestinal y vaginal de las mujeres que padecen endometriosis presenta características específicas. En el futuro, estos perfiles bacterianos característicos podrían usarse como biomarcadores para diagnosticar la enfermedad y evaluar su gravedad.

La endometriosis afecta a alrededor del 10% de las mujeres de edad reproductiva, con síntomas como dismenorrea, disuria, dolor pélvico y disminución de la fertilidad o incluso infertilidad.

Desafortunadamente, uno de los métodos de diagnóstico actuales (laparoscopia) es invasivo y retrasa el tratamiento. De ahí la esperanza de encontrar algún día un marcador no invasivo.

Un equipo de investigadores australianos bien podría haberlo conseguido a juzgar por los resultados que obtuvieron analizando tres microbiotas (oral, intestinal y vaginal) con el objetivo de identificar un perfil bacteriano característico de la endometriosis.

Mayor diversidad de la microbiota oral e intestinal

Este estudio 1 incluyó a un total de 64 mujeres:

  • 24 con síntomas ginecológicos pero sin endometriosis según la confirmación por laparoscopia (N-ENDO)
  • 21 con endometriosis confirmada por laparoscopia (ENDO)
  • y 19 controles sin síntomas ginecológicos ni infertilidad (HC)

Los análisis de la diversidad alfa revelaron diferencias iniciales: la microbiota oral e intestinal (pero no la microbiota vaginal) de los controles sanos HC presentaba una mayor diversidad que la de los grupos N-ENDO y ENDO.

10 % ELa endometriosis afecta a cerca del 10% de las mujeres de edad reproductiva a nivel mundial, lo que representa 190 millones de personas. ²

Un perfil bacteriano característico de la enfermedad...

Se observó que los géneros bacterianos Escherichia, Enterococcus y Tepidimonas eran más abundantes en la flora vaginal de las mujeres con endometriosis confirmada (ENDO).

Sus heces contenían más lactobacilos y bacterias del género Phascolarctobacterium, conocidas por ser más abundantes en el líquido peritoneal de las pacientes con endometriosis, lo que lleva a plantear la hipótesis de una posible translocación bacteriana del intestino al peritoneo.

Por último, Fusobacterium era más abundante en la cavidad oral. Quizás esta bacteria patógena oportunista, implicada en la periodontitis, pueda explicar la mayor incidencia de esta inflamación de las encías en las mujeres que padecen endometriosis.

... y de su severidad

Por último, la microbiota también parece ser capaz de indicar el nivel de gravedad de la endometriosis:

  • en las heces, Actinomyces es más abundante en los casos de endometriosis mínima o leve (estadios 1 y 2) y Paraprevotellaceae en los casos de endometriosis moderada o severa (estadios 3 y 4);
  • la microbiota oral contiene más Cardiobacterium en los casos de endometriosis mínima o leve y más Fusobacterium en los casos de endometriosis moderada o severa;
  • la flora vaginal contiene más Blautia, Dorea, Collinsella y Eubacterium en los casos de endometriosis moderada o severa.

Por supuesto, como suele suceder, será necesario continuar las investigaciones con cohortes de pacientes más amplias para confirmar estos resultados.

Sin embargo, estos datos iniciales suscitan la esperanza de que en el futuro se consiga desarrollar una prueba no invasiva para diagnosticar la endometriosis y determinar su gravedad, o incluso encontrar un tratamiento.

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Un perfil bacteriano característico de la endometriosis

La microbiota oral, intestinal y vaginal de las mujeres que padecen endometriosis presenta características específicas que, algún día, podrían ayudar a diagnosticar la enfermedad y evaluar su gravedad sin necesidad de realizar una laparoscopia.

La microbiota vaginal La microbiota intestinal La microbiota ORL

La endometriosis, enfermedad en la que el tejido endometrial que cubre el interior de la matriz crece fuera del útero, afecta a alrededor del 10% de las mujeres de edad reproductiva. Por desgracia, uno de los métodos de diagnóstico, basado en la (sidenote: La laparoscopia La laparoscopia (o celioscopia) es una técnica de exploración y tratamiento de los órganos de la cavidad abdominal que suele ejecutarse bajo anestesia general. Mediante pequeñas incisiones en la pared abdominal, el cirujano accede al interior del abdomen con fines diagnósticos (por ejemplo, endometriosis) o terapéuticos (extirpación de lesiones de endometriosis, tratamiento de un embarazo ectópico, apendicitis aguda, etc.). Profundizar DiZerega GS, Rodgers KE, Peritoneal Fluid. The Peritoneum. 1992. pp 26-56 Sprin… ) , es invasivo y retrasa el tratamiento. Dado que no existe ninguna cura para la endometriosis, el tratamiento se limita a atenuar los síntomas dolorosos. Sin embargo, a pesar de todo hay una buena noticia: un equipo de investigadores australianos acaba de allanar el camino hacia el desarrollo de un método de diagnóstico alternativo no invasivo. 1

10 % La endometriosis afecta a cerca del 10% de las mujeres de edad reproductiva a nivel mundial, lo que representa 190 millones de personas. ²

¿Y si la microbiota fuera capaz de indicar la presencia de endometriosis?

Estos científicos analizaron tres microbiotas distintas –oral, intestinal y vaginal– con el objetivo de identificar un perfil bacteriano característico de la endometriosis. ¡Y de hecho lo consiguieron! La microbiota oralintestinal (pero no la microbiota vaginal) de los controles mostraba una mayor diversidad que la de las mujeres con endometriosis. Y sobre todo, las mujeres con endometriosis presentaban cambios en determinadas bacterias.

Por ejemplo, su flora vaginal contenía más bacterias de los géneros Escherichia, Enterococcus y Tepidimonas, mientras que su microbiota intestinal contenía más lactobacilos y bacterias del género Phascolarctobacterium. Dado que estas últimas se habían detectado previamente en el  (sidenote: Líquido peritoneal Líquido presente en la cavidad peritoneal, es decir, en el interior de la membrana que rodea las vísceras abdominales. Desempeña un papel de lubricante, evitando las fricciones entre los órganos durante la digestión. DiZerega GS, Rodgers KE, Peritoneal Fluid. The Peritoneum. 1992. pp 26-56 Springer New York ) de las pacientes, aparentemente son capaces de migrar del aparato digestivo al peritoneo. En cuanto a la microbiota oral,  (sidenote: Fusobacterium Género de bacterias filamentosas que viven sobre todo en la boca (placa dental), el aparato digestivo, la vagina y, en menor proporción, la cavidad uterina. Esta bacteria patógena está implicada, en especial, en la periodontitis (inflamación de la base del diente) y el cáncer colorrectal. )  era más abundante en las mujeres con endometriosis moderada a severa. Dado que esta bacteria está implicada en la periodontitis (inflamación de las encías que suele afectar a las mujeres con endometriosis), quizás pueda explicar la relación entre la endometriosis y la gingivitis.

La microbiota vaginal

Explorar este tema

La endometriosis y su gravedad

Los investigadores también hallaron diferencias en la microbiota en función de la gravedad de la endometriosis. Por ejemplo, la bacteria Actinomyces era más abundante en el aparato digestivo de las mujeres con endometriosis mínima o leve, mientras que Paraprevotellaceae se asociaba con las formas más graves. En lo que respecta a la flora oral, Cardiobacterium predominaba en las formas leves y Fusobacterium en las formas severas. En cuanto a la flora vaginal, la endometriosis grave se asocia con una mayor abundancia de Blautia, Dorea, Collinsella y Eubacterium.

Por supuesto, este estudio solo constituye un primer paso. Para confirmar estos resultados, será necesario llevar a cabo investigaciones con grupos más amplios de pacientes. ¿Pero quién sabe si algún día estos descubrimientos puedan conducir al desarrollo de una prueba no invasiva capaz de detectar la endometriosis y determinar su nivel de gravedad directamente a partir de nuestras bacterias?

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Caries: ¿ruleta rusa o mala suerte con las bacterias?

La salud bucodental no parece ser un juego de ruleta rusa…, sino más bien una cuestión de instalación de bacterias buenas entre los 6 y los 18 meses de vida del niño y, por lo tanto, de una higiene y una alimentación adecuadas. Un esfuerzo de los padres para rechazar el torno del dentista.

La microbiota ORL Trastornos pediátricos La alimentación

El torno del dentista: su nombre basta para producir sudores fríos a la mayoría de nosotros. Y para hacernos temer un problema por desgracia banal en nuestras sociedades: 2000 millones de terrícolas tienen caries en los dientes definitivos y 514 millones de niños tienen caries en los dientes de leche. Puesto que las enfermedades bucodentales, aunque son en gran medida evitables, cuestan caro a nuestros sistemas de salud, la investigación se activa para encontrar defensas. Entre ellas, la microbiota oral.

En efecto, la salud bucodental podría estar relacionada con la presencia de ciertas bacterias bucales: las amables bacterias reductoras de nitratos de los géneros Neisseria y Haemophilus mantendrían lejos la caries dental y las enfermedades periodontales, mientras que F. nucleatum se asociaría a las (sidenote: Las enfermedades periodontales Las enfermedades periodontales afectan a los tejidos que rodean y sostienen los dientes. Se manifiestan por un sangrado o una hinchazón de las encías (gingivitis), dolor y, a veces, mal aliento. En las formas más graves, la destrucción de la fijación que une la encía al diente y al hueso que soporta el diente genera bolsas que provocan una movilidad de los dientes y, a veces, su caída. Profundizar WHO ) , la placa dental y el mal aliento.

Pero ¿cuándo y cómo estas bacterias colonizan la boca y deciden el futuro de los dientes? Muy pronto, parece responder un estudio 1 japonés publicado a finales de 2024.

3500 millones de personas se ven afectadas por afecciones bucodentales (caries dental, enfermedades periodontales, caída de dientes y cáncer de boca).²

2000 millones de personas sufren caries en los dientes definitivos y 514 millones de niños tienen caries en los dientes de leche.²

¡El cepillado desde el primer diente!

La primera semana de vida, cuando el niño se alimenta de leche, la microbiota oral parece bastante inmadura. Pero la situación evoluciona muy deprisa: entre los 6 y los 18 meses, como consecuencia de la introducción de los primeros alimentos sólidos y la aparición de los primeros dientes, ¡la microbiota oral del chiquitín se vuelve comparable a la del adulto!

19 % Las enfermedades periodontales graves afectan a alrededor del 19 % de la población adulta mundial, es decir a más de mil millones de personas en el mundo.²

20 % Solo el 20 % de las personas encuestadas en 2024 declaran que saben de forma precisa lo que es la microbiota bucodental (+3 puntos respecto a 2023).³

Y, sobre todo, nuestras bacterias aliadas, Neisseria, Haemophilus y el temible Fusobacterium, ya han instalado sus maletas. Con un contrato de larga duración: a partir de los 36 meses, la microbiota bucal de un niño ya casi no evoluciona.

Por lo tanto, todo parece decidirse antes de los 3 años del niño, incluso entre los 6 y los 18 meses: este corto intervalo de tiempo de maduración de la microbiota oral sería esencial para la futura prevención de las enfermedades bucodentales, como la caries. ¡Y también para nuestra futura factura de consultas al dentista!

En otras palabras, desde los 6 meses del niño y la aparición de los primeros dientes, la higiene bucodental y el cepillado de los dientes es primordial…, así como la limitación del azúcar (caramelos, jarabes, zumos…), ¡que alimentan la caries!

Mi familia, mis compañeros de piso, mis vecinos… y mi microbiota

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