Conexiones del microbioma con futuros trastornos del desarrollo neurológico infantil
Ahrens AP, Hyötyläinen T, Petrone JR, et al. Infant microbes and metabolites point to childhood neurodevelopmental disorders. Cell 2024; 187: 1853-73.e15.
Los trastornos del desarrollo neurológico (TDN), como el trastorno del espectro autista (TEA) afectan gravemente al sistema nervioso central. Con frecuencia, las personas con TEA presentan síntomas gastrointestinales (GI) concomitantes, que se pueden explicar por un eje intestino-cerebro disfuncional. Sin embargo, aún no está claro cómo puede afectar el microbioma a la aparición de TDN. Este estudio siguió una cohorte de nacimientos de Suecia (n=16 440) durante más de 20 años, y estudió las asociaciones de varios biomarcadores, incluida la microbiota, con futuros diagnósticos de TDN. Entre los factores de riesgo de TDN en los primeros años de vida, se identificaron las infecciones y la exposición a los antibióticos, especialmente en personas con TEA. Además, varias especies de microbiota intestinal, en particular las pertenecientes al tipo Firmicutes, se asocian a problemas gastrointestinales. Los niños que tenían otitis frecuentes eran más propensos a ser diagnosticados con TEA, mientras que la exposición a sustancias químicas nocivas predisponía al trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). En los casos de TEA, al nacer y al año de edad, se estudiaron el metaboloma y el lipidoma del plasma del cordón umbilical, así como el metaboloma de las heces. En neonatos que después desarrollarían TEA se detectó una disminución de lípidos fundamentales, como el ácido α-linolénico y los ácidos biliares que pueden indicar inflamación. La aparición de la disbiosis microbiana intestinal se produjo en una etapa temprana de la vida y se asoció, por ejemplo, con ácidos grasos y precursores de neurotransmisores. Akkermansia muciniphila, beneficiosa para la salud e inmunomoduladora, estaba ausente en lactantes que más tarde serían diagnosticados de TEA, pero no se asoció con el diagnóstico futuro de TDAH. Los géneros Akkermansia y Coprococcus, disminuidos en lactantes con un TDN futuro, se asociaron positivamente con precursores de neurotransmisores fecales y vitaminas esenciales.
En conclusión, en conjunto, los hallazgos de este estudio sugieren que los orígenes en los primeros año de vida de los TDN están marcados por la microbiota intestinal. Esto ofrece una base para el desarrollo de intervenciones tempranas para manejar los TDN y podría servir como herramienta para predecir TDN en los primeros años de vida.
La relación causal entre la microbiota intestinal y las enfermedades inmunitarias de la piel
Feng F, Li R, Tian R, Wu X, Zhang N, Nie Z. The causal relationship between gut microbiota and immune skin diseases: A bidirectional Mendelian randomization. PLoS One 2024; 19: e029844.
Un número cada vez mayor de estudios señala que muchas enfermedades cutáneas están relacionadas con el equilibrio general del cuerpo, incluida la homeostasis de la microbiota intestinal. La psoriasis (PSO), la dermatitis atópica (DA), el acné y el liquen plano son los trastornos cutáneos más habituales. La PSO y la DA se han relacionado con la salud intestinal, y numerosos estudios han demostrado asociaciones entre el acné y el desequilibrio de la microbiota intestinal. Sin embargo, sigue sin estar claro si estas asociaciones reflejan una relación causal.
Longitudinal gut microbiome changes in immune checkpoint blockade-treated advanced melanoma
Los inhibidores de puntos de control inmunitario (IPCI) prolongan la supervivencia de pacientes con distintos tipos de cáncer en estadios avanzados. Sin embargo, solo un subconjunto de pacientes reacciona favorablemente a los IPCI, lo que puede estar relacionado con el microbioma intestinal, pero los estudios transversales de campo presentan hallazgos contradictorios. Por esta razón se requieren estudios longitudinales.
Björk JR, Bolte LA, Maltez Thomas A, et al. Longitudinal gut microbiome changes in immune checkpoint blockade- treated advanced melanoma. Nat Med 2024; 30: 785-96.