Las hierbas aromáticas y las especias parecen capaces de modular la microbiota intestinal de adultos con riesgo de enfermedades cardiovasculares y favorecer a las bacterias beneficiosas Ruminococcaceae.
La alimentación es el medio más sencillo de modular la microbiota intestinal, simplemente porque las bacterias que colonizan el intestino se alimentan de los compuestos alimentarios que no digerimos, como las fibras o los polifenoles. Ahora bien, entre los alimentos frecuentemente utilizados en la cocina, no solo las verduras tienen éxito. Otros alimentos, ricos en polifenoles, son beneficiosos para la microbiota intestinal: las hierbas aromáticas y las especias. ¿Cuáles son concretamente sus efectos sobre la composición bacteriana del intestino?
Este ensayo (sidenote:
Ensayo aleatorizado
Estudio en el que los productos estudiados se distribuyen al azar (en inglés, random) entre los participantes.
), (sidenote:
Ensayo controlado
Estudio en el que una parte de los participantes recibe un placebo o un producto conocido y permite la comparación.
) y a (sidenote:
Ensayo a doble ciego (o de doble enmascaramiento)
ni los participantes ni los investigadores saben quién ha recibido el producto experimental (cápsula con el compuesto activo) y quién ha recibido el placebo (cápsula de control sin compuesto activo).
) realizado en 54 adultos estadounidenses con riesgo de enfermedades cardiovasculares aporta la respuesta. Durante 3 periodos sucesivos de 4 semanas (separadas por al menos 2 semanas de pausa), estos participantes siguieron una dieta estadounidense clásica enriquecida con una mezcla de hierbas y especias más o menos concentrada.
Riesgo de enfermedad cardiovascular :
Sobrepeso,
Kilos de más en la barriga,
Al menos otro factor de riesgo (glucemia elevada, colesterol HDL bajo, triglicéridos elevados, hipertensión…).
Dieta americana enriquecida con una mezcla de hierbas y especias :
Canela (20%),
Orégano (30%),
Jengibre (30%),
Pimienta negra (17%),
Pimienta de Cayena (3%).
Un estímulo para las Ruminococcaceae
El resultado fue que esta simple mezcla modificó la microbiota intestinal de los participantes. La diversidad de las bacterias aumentaba con la dosis (diversidad superior con 3,3 g/d frente a 0,5 g/d) y con respecto a la diversidad inicial. Sin embargo, conviene interpretar este segundo resultado con prudencia ya que puede deberse tanto al cambio de dieta de los voluntarios (a los que se proporcionó comida estándar) como a las cápsulas de hierbas aromáticas y especias.
Segunda enseñanza del estudio: las comidas ricas en hierbas y especias parecen asociarse a una mayor presencia de bacterias beneficiosas, entre las que ocupa el primer lugar la familia Ruminococcaceae. Ahora bien, según un estudio anterior, estas bacterias se asocian a un aumento de peso menor a largo plazo. Otros beneficiarios de las especias: el género Agathobacter y la bacteria Faecalibacterium, que producen (sidenote:
Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)
Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.), como el butirato y el ácido propiónico, beneficiosos sobre todo por sus efectos antiinflamatorios.
¿Podemos considerar las especias como dopantes naturales de una microbiota intestinal beneficiosa para la salud? Una pista en la que todavía debe profundizarse. Mientras tanto, vale la pena añadir hierbas aromáticas y especias al menú…
La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es una infección común que puede provocar un cáncer de cuello uterino en algunas mujeres…, pero no en otras, que eliminan el virus en unos meses. Esta resistencia podría deberse a ciertas bacterias de la microbiota vaginal.
El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más frecuente en la mujer. En el 99% de los casos, es consecuencia de una infección por un virus extremadamente frecuente que se transmite por vía sexual, el virus del papiloma humano (VPH). Por fortuna, en el 80% de los casos, este virus desaparece espontáneamente en los dos años siguientes a la infección. Pero en 1 mujer de cada 5, persiste y puede producir un cáncer de cuello uterino. ¿Por qué algunas mujeres no consiguen eliminarlo? ¿Y por qué en algunas de ellas el virus da lugar a la aparición de lesiones precancerosas?
Un equipo de investigadores chinos intentó responder a estas preguntas, partiendo de la hipótesis de una implicación de la microbiota vaginal. De hecho, en estudios anteriores se observó disbiosis vaginal en pacientes infectadas; una gran cantidad de ciertos lactobacilos parece reducir el riesgo de infección, mientras que el lactobacilo L. iners sería más frecuente en las pacientes infectadas. Pero a veces las observaciones son contradictorias entre los estudios. De ahí estos trabajos complementarios realizados en Shanghái con 73 mujeres infectadas por el virus del papiloma humano y con las lesiones iniciales del cuello uterino.
27%
Solo el 27% de las mujeres encuestadas sabe que la microbiota vaginal está equilibrada cuando su diversidad bacteriana es baja
Prácticamente 2 pacientes de cada 3 consiguieron eliminar el virus del papiloma humano al cabo de un año, pero no las otras. Ni la edad de las pacientes, ni el estadio de su enfermedad, ni el subtipo del virus del papiloma humano, ni el tipo de comunidad bacteriana de la microbiota vaginal (existen 5 grandes tipos de comunidades en las mujeres, un poco como los grupos sanguíneos), ni la diversidad de la microbiota vaginal explicaban la persistencia o no del virus. En cambio, la presencia de dos bacterias específicas parecía relacionada: las mujeres que presentaban menos enterococo ASV_62 y más lactobacilos L. iners en el cuello uterino tenían menos posibilidades de haber eliminado el virus del papiloma humano 12 meses después.
99%
de los cánceres de cuello uterino se debe a una infección por el virus del papiloma humano (VPH), un virus extremadamente frecuente que se transmite por contacto sexual.
Cuarto
El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más frecuente en la mujer.
604 000
En 2020, 604 000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer de cuello uterino en el mundo y alrededor de 342 000 fallecieron de esta enfermedad.
¿Se utilizarán en el futuro estas dos bacterias (para favorecer una y reducir la otra) con el fin de eliminar el virus del papiloma humano y prevenir el cáncer de cuello uterino? Quizá, si otros estudios corroboran estos resultados. Mientras tanto, la vacunación contra el virus del papiloma humano en adolescentes de ambos sexos y la detección regular del cáncer de cuello uterino (frotis para identificar las lesiones precancerosas) en todas las mujeres de 25 a 65 años permiten evitar la mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino.
La enfermedad de Parkinson se acompaña de una disbiosis intestinal importante que podría estar implicada en algunos de sus mecanismos patogénicos, según revela un estudio metagenómico publicado en Nature Communications1.
Tras multiplicar por dos su prevalencia en 25 años, la enfermedad de Parkinson habría afectado a 8,5 millones de personas en el mundo en 20192, con una morbimortalidad elevada. Su etiología es mal conocida: sería el resultado de una combinación de susceptibilidad genética y factores medioambientales. En la actualidad, la enfermedad de Parkinson se considera un trastorno neurodegenerativo no solo motor, sino también multisistémico. Da lugar a estreñimiento (el signo más precoz en general), alteración de la barrera intestinal e inflamación: su relación con el aparato digestivo está establecida.
8,5 millones
La enfermedad de Parkinson afectó a 8,5 millones de personas en todo el mundo en 2019.
La hipótesis de una neurotoxina bacteriana entérica desencadenante de la enfermedad despierta el interés científico (hipótesis de Braak). Sin embargo, todas las investigaciones que integran el estudio de la microbiota intestinal registran resultados controvertidos porque implican cohortes de tamaño limitado y utilizan a menudo una tecnología se secuenciación de escasa resolución.
El estudio más amplio del microbioma intestinal jamás realizado
Un equipo de investigación estadounidense reunió una cohorte de tamaño inédito, con la inclusión de 490 pacientes con la enfermedad de Parkinson y 234 sujetos neurológicamente sanos. Se analizaron unas cincuenta variables, como la presencia de trastornos digestivos, la toma de medicamentos o la alimentación. Se analizó el microbioma intestinal de los participantes mediante secuenciación del ADN de alta resolución (shotgun sequencing).
No fue una sorpresa que los casos de estreñimiento fueran mucho más numerosos en la cohorte de sujetos con Parkinson. En cuanto al microbioma, hasta en el 30% de las especies, genes bacterianos y vías de transducción de señales estaban alterados en los sujetos enfermos. En los pacientes, 55 especies eran más abundantes, como Bifidobacterium dentium, Actinomyces oris, Streptococcus mutans y Lactobacillus fermentum, y otras 29 eran menos abundantes, como Roseburia, Eubacterium, Ruminococcus y Faecalibacterium prausnitzii, especies conocidas por producir (sidenote:
Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)
Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.).
Disbiosis profunda que favorece mecanismos conocidos de la enfermedad
Se identificaron diversos procesos característicos de la enfermedad de Parkinson. Entre las 55 especias abundantes en la microbiota intestinal de los pacientes, 11 especies son patógenos oportunistas (Porphyromonas asaccharolytica, Escherichia coli, Klebsiella) que poseen lipopolisacáridos en su superficie: estas moléculas producen una reacción inmunitaria por liberación de citocinas proinflamatorias en el cuerpo.
Por otra parte, se observa la reducción de las especies, genes y vías que degradan los polisacáridos y producen AGCC. En el intestino, niveles inadecuados de AGCC se han relacionado con el estreñimiento, que fragiliza la barrera intestinal y favorece la inflamación, dos síntomas característicos de la enfermedad.
Por último, también se observó una alteración de la regulación de la síntesis y el metabolismo de las vías que implican a la dopamina, el GABA, la serotonina y el glutamato, preponderancia de moléculas que inducen la enfermedad de la alfa-sinucleína y metabolitos tóxicos, y reducción de factores antiinflamatorios y neuroprotectores, como la nicotinamida o la trehalosa.
Los investigadores confirman así observaciones hechas anteriormente en animales. Se fijaron como objetivos profundizar en sus investigaciones y continuar el estudio del microbioma intestinal: su análisis permitirá definir subtipos de la enfermedad e identificar biomarcadores de progresión de la enfermedad, y su manipulación será potencialmente útil para prevenir, tratar y frenar la progresión de la enfermedad.
Según un estudio longitudinal chino, la abundancia relativa de la bacteria L. iners en la vagina reduce la probabilidad de eliminar espontáneamente el virus del papiloma humano (HPV) 12 meses después de la infección. Esta diana terapéutica potencial merece una investigación más profunda para la prevención del cáncer cervical.
La infección sexual por el virus del papiloma humano (HPV) es frecuente y suele ser transitoria ya que en el 80% de los casos desaparece en un plazo de 24 meses. Sin embargo, la infección persiste en una de cada cinco mujeres. El virus del papiloma humano de alto riesgo (HR-HPV) constituye la principal causa de cáncer del cuello uterino. Son múltiples los factores determinantes de la infección inicial, de la desaparición posterior o no del HR-HPV y de la posible progresión a cáncer: actividad sexual, tabaquismo, anticonceptivos orales, etc. En los últimos años, la microbiota vaginal se ha sumado a esta lista de factores. De ahí el interés de este estudio de seguimiento de la microbiota cervical de mujeres chinas tratadas para una infección por el HR-HPV que presentaban lesiones cervicales histológicamente confirmadas, en su mayoría de bajo grado.
Más L. iners, menos curaciones espontáneas
El análisis de la microbiota (ARNr 16S) de las 73 mujeres incluidas en el estudio, que tenían entre 24 y 68 años, reveló que el HPV había desaparecido en 45 de ellas (61,6%) al final del periodo de 12 meses del estudio. Ninguno de los siguientes factores puede explicar la eliminación o no del virus: edad de las pacientes, estadio de la enfermedad, subtipo de HPV, (sidenote:
Tipo de comunidad vagina
Se han descrito 5 tipos de comunidades vaginales, 4 de ellas dominadas por lactobacilos (Lactobacillus crispatus, L. gasseri, L. inerso L. jensenii) y la quinta caracterizada, por el contrario, por un bajo contenido de lactobacilos.
) y diversidad de esta microbiota. En cambio, ciertas especies bacterianas parecen estar implicadas: en las mujeres que presentaban una menor abundancia cervical del enterococo ASV_62 y una mayor abundancia de Lactobacillus iners en el momento de su inclusión en el estudio, fue más baja la probabilidad de eliminación del HR-HPV 12 meses después. La única excepción observada fue la de 22 mujeres que recibieron un tratamiento quirúrgico (conización) debido a lesiones de alto grado, quizás porque el efecto inmediato de la resección de la lesión sobre la desaparición del HPV ocultó el efecto de la microbiota.
99 %
de los casos de cáncer cervical están relacionados con una infección por el virus del papiloma, el cual es extremadamente frecuente y se transmite por contacto sexual.
4º
Entre todos los tipos de cáncer, el cáncer del cuello uterino es el 4º más frecuente en las mujeres.
570 ,000 mujeres
En 2018, alrededor de 570 000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer del cuello uterino en el mundo y aproximadamente 311 000 fallecieron por esta enfermedad.
No es la primera vez que se describe una posible relación entre L. iners y el HR-HPV. De hecho, un metanálisis mostró que el riesgo de HR-HPV persistente puede duplicarse o incluso triplicarse en caso de predominio de L. iners en la microbiota vaginal. Esta bacteria, que es a la vez flexible y adaptable, domina la microbiota vaginal de ciertas mujeres durante las menstruaciones o los episodios de vaginosis bacteriana. A la inversa, una microbiota vaginal dominada por L. iners (CST III) también es el tipo de comunidad bacteriana vaginal más frecuente en la población femenina asiática en edad de procrear. El análisis de las publicaciones científicas aún no permite concluir si este lactobacilo particular debe considerarse como un microorganismo beneficioso, patógeno... o ambivalente. También es preciso llevar a cabo otros estudios para esclarecer los mecanismos mediante los cuales L. iners favorece la persistencia de la infección o la progresión de las lesiones, dado que el presente estudio incluyó a un reducido número de pacientes, no tuvo en cuenta varios factores de confusión como el tabaquismo y duró solamente un año, aunque se considera necesario un seguimiento de 24 meses.
Una dieta que privilegie los alimentos que actúan sobre los procesos cerebrales a través de la microbiota intestinal reduciría la percepción del estrés en apenas 4 semanas, según revela un estudio publicado en Molecular Psychiatry. Los autores ven en estos resultados el potencial de los enfoques nutricionales destinados a modular la microbiota intestinal para mejorar la salud mental.
Numerosos trabajos científicos han puesto en evidencia la implicación de la microbiota intestinal en los procesos cerebrales, la salud mental, el comportamiento y la función cognitiva. Han abierto la vía a los psicobióticos, es decir, a intervenciones que tienen un impacto sobre el cerebro a través de la modulación de la microbiota intestinal. Ya se han obtenido resultados prometedores con prebióticos y probióticos en estudios en el animal y el ser humano. Además, se sabe que la alimentación desempeña un papel importante en la composición de la microbiota intestinal y estaría implicada en algunas enfermedades mentales.
Menús ricos en prebióticos beneficiosos para la microbiota intestinal
La mayoría de los estudios sobre las interacciones entre la microbiota intestinal y el huésped se concentran en el efecto de la suplementación con ciertos alimentos. Un equipo irlandés ha decidido medir el de una alimentación psicobiótica a través de un estudio clínico a simple ciego, aleatorizado y controlado. Durante 4 semanas, se evaluó el impacto de esta alimentación sobre la microbiota intestinal, el humor y la percepción del estrés. Los investigadores incluyeron a 24 participantes y 21 controles adultos (18-59 años) sanos. Se propuso al primer grupo una dieta que incluía cada día cereales integrales (5 a 8 raciones), fruta y verdura con un alto contenido en prebióticos (6 a 8 raciones de cebolla, lechuga, col, manzana…), otras verduras (3 a 4 raciones) y alimentos fermentados (2 a 3 raciones de chucrut, kéfir o de kombucha). Se les pidió que redujeran las golosinas, los refrescos y la «comida rápida». Los participantes también recibieron consejos dietéticos generales: pirámide alimentaria, recomendaciones calóricas diarias según el sexo, etc. Los sujetos de control solo recibieron estos consejos dietéticos. Se evaluó el estrés sufrido por el conjunto de estos sujetos mediante la escala del estrés percibido de Cohen (Perceived Stress Scale [PSS]) a la inclusión y al final del estudio.
Disminución del estrés y modificaciones de la actividad metabólica bacteriana
Al cabo de 4 semanas, los dos grupos obtuvieron beneficios de la modificación de sus hábitos alimentarios, con una disminución del nivel de estrés percibido. Pero esta reducción solo fue significativa en el grupo que siguió la dieta psicobiótica. Además, la reducción del índice PSS se correlacionaba con el grado de adhesión a la dieta psicobiótica. Se observaron ligeras diferencias en la composición de la microbiota intestinal del grupo psicobiótico con respecto a la inclusión (aumento de Blautia wexlerae y B. obeum, disminución de Coprococcus comes, Dorea longicatena, Eubacterium rectale, Gemmiger formicilis y Bifidobacterium longum. Sin embargo, en análisis metabolómico reveló un cambio significativo de 40 metabolitos lipídicos en el grupo sometido a la dieta psicobiótica y no en el grupo de control. Esta modificación podría deberse a la reducción del aporte de grasas alimentarias de la dieta psicobiótica, pero también podría sugerir que la microbiota intestinal influye sobre el humor regulando el metabolismo lipídico.
Results that will feed future nutritional recommendations?
According to the authors, the development of psychobiotic approaches that modulate the gut-brain axis offers possibilities for reducing stress and associated disorders. Larger studies must not only confirm the effect of such a diet on stress, but also clarify the underlying mechanisms and the role of gut microbiota in these benefits. Their results could give dietary interventions a bigger role in future nutritional recommendations for the prevention or treatment of mental disorders.
Reducir la ansiedad y manejar el estrés día a día es una ilusión para una gran parte de la población atrapada en la rutina metro, curro… ¡KO! Optar por una alimentación rica en compuestos beneficiosos para la microbiota intestinal, o «psicobióticos», sería uno de los medios de conseguirlo, según un estudio.
Cagarse de miedo, revolverse la bilis, digerir mal una noticia… Sabemos «visceralmente» que el intestino y la cabeza dialogan de forma continua a merced de nuestras emociones. Este «eje intestino-cerebro», que pasa por la microbiota digestiva, representa hoy un auténtico bulevar hacia nuevos horizontes de conocimientos… y soluciones para mejorar nuestro bienestar físico y mental. Nuevos trabajos científicos revelan que la microbiota intestinal está implicada en los mecanismos cerebrales, como la salud (sidenote:
Cognición
Conjunto de procesos mentales relacionados con el conocimiento que ponen en juego la atención, el aprendizaje, la inteligencia, el lenguaje, la memoria, la percepción, la toma de decisiones, la resolución de problemas, el razonamiento, etc.
Cognition_National Cancer Institute) y mental.
La ansiedad, la depresión y ciertos trastornos del humor también se asociarían a una disbiosis intestinal. Ahora bien, la alimentación desempeña un papel importante en el equilibrio de la microbiota intestinal. Por lo tanto, puede representar un medio de mantener un buen estado de ánimo, en especial si contiene compuestos psicobióticos (que actúan sobre el cerebro a través de la microbiota intestinal), por ejemplo alimentos fermentados o naturalmente ricos en prebióticos.
¿Qué es una dieta psicobiótica?
La dieta psicobiótica, especialmente beneficiosa para la microbiota intestinal, privilegia el consumo de alimentos prebióticos (cebolla, lechuga, col, manzana, plátano, cereales integrales…) y fermentados (chucrut, kéfir, kombucha…).
El efecto de los psicobióticos por el menú
Un equipo de investigadores ha explorado el impacto de una dieta psicobiótica durante 4 semanas sobre la microbiota intestinal, así como sobre el humor y la sensación de estrés de 24 adultos sanos, comparados con 21 sujetos de control. La dieta del grupo «psicobiótico» privilegiaba alimentos beneficiosos para la microbiota intestinal, con cereales integrales, fruta y verdura con un alto contenido en prebióticos (cebolla, lechuga, col, manzana, plátano…) y alimentos fermentados (chucrut, kéfir, kombucha) y reducía al mínimo las golosinas, los refrescos y la «comida rápida». La del grupo de control simplemente se orientaba mediante consejos dietéticos clásicos de equilibrio alimentario.
Imagen
Menos estrés en menos de un mes
Al cabo de 4 semanas, los dos grupos obtuvieron beneficios de la modificación de sus hábitos alimentarios, con una disminución del nivel de estrés percibido por los participantes en relación con el inicio del estudio. Pero esta reducción solo fue significativa (32 %) en el grupo «psicobiótico» y tanto más importante cuanto que la dieta se siguió con más asiduidad. El análisis de las muestras de heces de los participantes solo reveló ligeras diferencias en la composición de la microbiota intestinal. Sin embargo, se observó un cambio significativo de ciertos compuestos, llamados (sidenote:
Metabolitos
Moléculas pequeñas producidas durante el metabolismo celular o bacteriano. Por ejemplo, los ácidos grasos de cadena corta son metabolitos producidos por la microbiota intestinal durante la fermentación de azúcares complejos no digeribles (fibras…).
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.Lamichhane S, Sen P, Dickens AM, et al An overview of metabolomics data analysis: current tools and future perspectives. Comprehensive analytical chemistry. 2018 ; 82: 387-413) lipídicos, en el grupo «psicobiótico» (y no en el grupo de control). Según los investigadores, puede deberse a la reducción del aporte de grasas alimentarias de la dieta psicobiótica, pero también puede sugerir que la microbiota intestinal influye sobre el humor regulando el metabolismo de las grasas.
Por lo tanto, alimentar bien a la microbiota intestinal podría ayudarnos a reducir el estrés… Ahora son necesarios estudios que incluyan un mayor número de individuos y más largos para confirmar el efecto de una dieta psicobiótica sobre el estrés, pero también para esclarecer los mecanismos subyacentes y el papel de la microbiota intestinal en estos beneficios.
Exploran, buscan y conciencian sobre la importancia de la microbiota en la salud. Para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), el Biocodex Microbiota Institute cede la palabra a científicas especialmente activas en el campo de la investigación de la microbiota.
Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
El objetivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), puesto en marcha por las Naciones Unidas en 2015, es reconocer el papel fundamental que desempeñan las mujeres y las niñas en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM) e impulsar las iniciativas para lograr la igualdad de género en la ciencia.
Son mujeres. Provienen de Finlandia, Francia, Estados Unidos, Canadá... y están consiguiendo grandes logros en la investigación de la microbiota. Para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), el Biocodex Microbiota Institute cede la palabra a investigadoras y médicas especialmente activas en el campo de la investigación de la microbiota.
Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
El objetivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), puesto en marcha por las Naciones Unidas en 2015, es reconocer el papel fundamental que desempeñan las mujeres y las niñas en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM) e impulsar las iniciativas para lograr la igualdad de género en la ciencia.
"Qué bonita dedicación a las mujeres y las niñas en la ciencia. Gracias por la amable mención y enhorabuena a todas por vuestros logros." - Vanessa Carter (Del Biocodex Microbiota Institute en LinkedIn)
"Gracias por este reconocimiento que refuerza mi compromiso con la promoción de la ciencia de la microbiota al público más amplio para la prevención de la salud. Enhorabuena a todos por sus logros" - Anne-Sophie ALVAREZ (Del Biocodex Microbiota Institute en LinkedIn)
En adultos esquizofrénicos, un fenotipo proinflamatorio, el estrés oxidativo, la disbiosis y la permeabilidad intestinal se asocian con un comportamiento agresivo. Esto podría conducir a futuras terapias microbianas o antiinflamatorias.
La esquizofrenia afecta al 1% de la población adulta, especialmente a los adultos jóvenes. Se cree que esta enfermedad psiquiátrica aumenta la propensión a la agresividad, aunque no sabemos muy bien por qué. No obstante, están surgiendo algunas pistas, que implican a la microbiota intestinal y una posible translocación bacteriana en caso de pérdida de estanqueidad de la mucosa intestinal. Siguiendo esta hipótesis, un estudio reciente perfiló la diversidad y la composición de la microbiota intestinal, ciertos (sidenote:
Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)
Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.) (ácidos grasos de cadena corta) fecales y neurotransmisores de 50 pacientes esquizofrénicos, 25 de los cuales presentaban comportamientos agresivos. Objetivo: comprender la relación entre inflamación, oxidación, permeabilidad intestinal y microbiota en pacientes esquizofrénicos con comportamiento agresivo.
Un fenotipo inflamatorio...
Los resultados muestran que los pacientes esquizofrénicos con tendencias agresivas tenían niveles significativamente mayores de biomarcadores séricos de oxidación de ácidos nucleicos y lípidos en comparación con los pacientes esquizofrénicos no agresivos. Estas respuestas pro-oxidativas y pro-inflamatorias estaban relacionadas con la gravedad de la agresión, lo que sugiere una co-implicación de la inflamación sistémica y la oxidación en el desarrollo de la agresión en la esquizofrenia.
el 1%
de la población mundial padece esquizofrenia
... junto con la disbiosis bacteriana
Los pacientes esquizofrénicos con tendencias agresivas también mostraron una diversidad bacteriana mucho menor. Así pues, esta disbiosis intestinal parece estar correlacionada con la etiología o la gravedad de la agresividad en los individuos esquizofrénicos, aunque no puede concluirse que exista una relación causal.
Además, la abundancia del género Prevotella aumentó significativamente, mientras que Bacteroides, Faecalibacterium, Blautia, Bifidobacterium, Collinsella y Eubacterium coprostanoligenes disminuyeron considerablemente en el grupo de pacientes con tendencias agresivas. Este cambio se acompañó de reducciones significativas de algunos metabolitos, aunque los autores no pudieron establecer una relación causal: 6 SCFA fecales (ácidos acético, propanoico, butírico, isobutírico, isovalérico e isohexanoico) y 6 neurotransmisores (5-hidroxitriptófano, levodopa, clorhidrato de norepinefrina, clorhidrato de adrenalina, ácido cinurénico e histidina) resultaron estar significativamente menos presentes en los pacientes con comportamiento agresivo.
Una hipótesis por confirmar
Considerando estos resultados en su conjunto, los autores plantean la hipótesis de que el fenotipo proinflamatorio sistémico observado previamente en esquizofrénicos con tendencias agresivas implicaría alteraciones de la microbiota intestinal y de sus metabolitos, hiperpermeabilidad de la pared intestinal que permite a las bacterias intestinales alcanzar la circulación general provocando estrés oxidativo, ligado a la gravedad del carácter agresivo. Así pues, la hiperinflamación habría conducido, a través de la microbiota intestinal, a la hiperoxidación y, en última instancia, a la agresividad. Esta hipótesis aún debe validarse en estudios a mayor escala.
¿Qué relación existe entre chucrut, kombucha, pan de masa madre o kéfir1? Todos son alimentos fermentados, y sus beneficios para la salud interesan cada vez más a los científicos. Un estudio estadounidense2 muestra que, en apenas 6 semanas, comer cada día una ración de verduras fermentadas aporta beneficios a la microbiota intestinal.
Según su definición científica oficial, los alimentos fermentados son «alimentos preparados con la ayuda de un crecimiento microbiano y conversiones enzimáticas de componentes alimentarios».3 De manera más sencilla, se transforman con microorganismos como los lactobacilos (se habla entonces de alimentos lactofermentados) y otras especies de bacterias, hongos filamentosos o levaduras.3 Estos alimentos, fuentes de microorganismos beneficiosos, vitaminas, prebióticos y compuestos bioactivos de origen vegetal que equilibran la microbiota intestinal, nos aportarían beneficios digestivos y metabólicos, según diferentes estudios.3,4
5000 alimentos fermentados
Existen más de 5000 alimentos y bebidas fermentados en el mundo, que contribuyen al 5 a 40 % de la alimentación humana.
Entonces, ¿por qué no integrar alimentos fermentados en la alimentación diaria para mejorar la salud? Unos investigadores decidieron evaluar la factibilidad y el efecto del consumo de verduras fermentadas (col y pepinillos) durante 6 semanas sobre la composición de la microbiota intestinal de 31 mujeres. Las participantes se dividieron en tres grupos: el primero consumía 100 g de verduras fermentadas al día, el segundo 100 g de las mismas verduras en salmuera (no fermentadas, pero conservadas por acidificación3) al día y el tercero era el grupo de control, al que se pidió que continuara con su alimentación habitual. Se recogieron muestras de heces al principio y al final del estudio para analizar la microbiota intestinal.
Más bacterias beneficiosas en la microbiota intestinal
Resultados: la microbiota intestinal de las mujeres que consumieron verduras fermentadas era más rica en bacterias Faecalibacterium prausnitzii que, según los estudios, serían abundantes en las personas sanas y protegerían contra la inflamación, el estrés oxidativo y los gérmenes patógenos. Comprendía también menos Ruminococcus torques, bacterias que favorecerían la inflamación y los problemas metabólicos. Globalmente, su microbiota presentaba una mayor diversidad microbiana, lo cual es beneficioso para su equilibrio.
Desde el punto de vista digestivo, las mujeres que consumían verduras fermentadas tenían más hinchazón abdominal que las mujeres que no consumían verduras, lo cual se esperaba por la col, productora bien conocida de gases. Pero también tenían menos diarrea que las que consumían verduras en salmuera, lo cual sugiere que la fermentación de las verduras mejora la consistencia de las heces, y menos dolor abdominal que los otros dos grupos. Por último, en cuanto a la asiduidad, aunque el 70 a 90 % de las mujeres de los grupos «col-pepinillos» mantuvieron bien la dieta, algunas empezaron a encontrarla penosa hacia el final de las 6 semanas…
Este estudio piloto indica que consumir 100 g de verduras fermentadas al día durante 6 semanas es factible y beneficioso para la microbiota intestinal; ahora deben efectuarse otros estudios para determinar si las verduras fermentadas podrían luchar eficazmente contra las disbiosis. Los autores sugieren proponer a los participantes verduras más variadas para reducir los efectos indeseables y el cansancio.